viernes, 25 de octubre de 2019

Declaración del Encuentro de Profesionales Contra la Tortura (EPCT) de la República Argentina, ante la luctuosa represión de las movilizaciones en Chile


El EPCT de la República Argentina, ante la luctuosa represión de las movilizaciones populares con que el pueblo chileno enfrenta las medidas neoliberales del régimen de Sebastián Piñera, declara: 

El programa que el neoliberalismo intenta imponer es cosmopolita; desde el centro imperial se pretende someter a los trabajadores de todos los países a condiciones de vida crecientemente miserables, a fin de evitar el derrumbe de la tasa de ganancias de un sistema en crisis. 

Ese plan pretende ser aplicado por gobiernos de derecha de muchos países y va encontrando la resistencia del pueblo de cada nación. En nuestra región latinoamericana, las masas ecuatorianas recientemente movilizadas derrotaron los aumentos del combustible (que significaban un grave deterioro de las condiciones de vida) aplicadas por el gobierno de Lenin Moreno, encaramado en la presidencia mientras enarbolaba un programa democrático y progresista que no vaciló en violar al momento de ser electo. Sin embargo, esa victoria no puede hacernos olvidar que se obtuvo al costo de numerosos muertos, heridos y detenidos durante los días que duró la resistencia. 

Desde hace varios días le toca el protagonismo al hermano pueblo de Chile. Ese país, enarbolado como ejemplo por los neoliberales de todo el mundo, había sido sometido a la mansedumbre por la dictadura de Pinochet después de un salvaje baño de sangre directamente organizado desde Washington. Las masas populares, con sus organizaciones destruidas y sus líderes asesinados, fueron disciplinadas a través del hambre y la represión. Salarios miserables y un océano de desocupados parecían el contexto ideal para comprobar que las mayorías que habían elegido a Salvador Allende se habían convertido en una muchedumbre sumisa y humillada. 

El presidente chileno Sebastián Piñera no es un mentiroso descarado como Lenin Moreno; fue electo exhibiendo un programa claramente conservador, que los chilenos habían podido saborear durante su primer mandato. Después de dos años, su presidencia resultaba un contexto ideal para experimentar una nueva vuelta de tuerca de los planes neoliberales de supuesta estabilización, a través de un loco aumento del precio de los servicios. En un país que tiene privatizada la educación, la salud y las jubilaciones, que había escogido democráticamente poco tiempo atrás un derechista confeso como jefe de estado ¿qué es lo que podía salir mal? 

Cuatro días después eso está bastante claro. El estallido chileno va mucho más allá que el aumento de la tarifa de los subterráneos que acaba de retrotraerse con apuro por Piñera y compañía. Las masas en la calle ahora exigen mucho más: van por el desmantelamiento del estado neoliberal impuesto por la fuerza, destinado a garantizar ganancias empresariales que la crisis internacional del sistema está poniendo en entredicho. 

Desde el otro lado de la cordillera llega a los oídos argentinos una oleada de denuncias de todo tipo de violaciones de los derechos humanos producidas no sólo por las fuerzas policiales sino por las tropas del ejército, que de modo irresponsable han sido lanzadas nuevamente a la represión de las nuevas generaciones en las sufridas calles de Santiago, Concepción y demás ciudades chilenas. Las manos de Piñera se hallan empapadas de la sangre de su pueblo. Los calabozos atestados, los hospitales hacinados por los heridos, las morgues donde se acumulan los muertos son el precio de la obstinación de la derecha chilena. 

El EPCT de la República Argentina denuncia la barbarie desencadenada contra nuestros hermanos, ayer del Ecuador, hoy de Chile. Los gobiernos que intentan aplicar a sangre y fuego los planes neoliberales se encuentran una y otra vez con el límite de la lucha de masas, que el estado intenta perforar con el uso de la cárcel, la tortura y el asesinato. 

Uno de los elementos que ha impedido que esa situación se produzca en la República Argentina reside en la proximidad casi inmediata de las elecciones presidenciales. La experiencia cercana de nuestros hermanos latinoamericanos sirve de advertencia a las futuras autoridades que resulten electas, respecto de las consecuencias de la aplicación de las recomendaciones del FMI y las empresas multinacionales. 

El EPCT de la República Argentina exige el cese inmediato de la represión en Chile, especialmente el fin de los asesinatos cometidos por los uniformados y de la tortura de los detenidos. También recabamos el sometimiento a juicio de los responsables y ejecutores de la barbarie represiva, la liberación de los presos capturados y la rápida apertura de negociaciones para cambiar dramáticamente el plan económico que ha desencadenado la irresponsabilidad del gobierno trasandino.

martes, 22 de octubre de 2019

¿TODOS SOMOS POSVERDAD?, Por Frei Betto


La respuesta es sí, si comulgamos con la angustia, con el sentimiento de frustración ante los sueños idílicos de la modernidad. ¿Quién habría dicho que la revolución rusa terminaría en gulags; la china, en capitalismo de estado; y que tantos partidos de izquierda asumirían el poder como el violinista que sostiene el instrumento con la izquierda y toca con la derecha?


¿Quién habría dicho que la especulación superaría a la producción, y que el valor intrínseco de un ser humano se desplazaría hacia los bienes que posee (y que no se reconoce su valor si no posee bienes)? ¿Quién habría dicho que tantas personas ponderadas erigirían el mercado como un dios al cual le prestan culto, y cuya mano invisible sería capaz de regular el progreso de las naciones bajo la égida de la economía?

Ningún sistema filosófico resiste, hoy por hoy, la mercantilización de la sociedad: el arte se ha convertido en moda; la moda, en improvisación; la improvisación, en agudeza. Las transgresiones ya no son excepciones, sino reglas. El avance de la informatización y la robótica, la googletización de la cultura, la telecelurización de las relaciones humanas, la banalización de la violencia son factores que nos provocan actitudes y formas de pensar pesimistas y provocadoras, anárquicas y conservadoras.

En la posmodernidad lo sistémico cede su lugar a lo fragmentario; lo homogéneo, a lo plural; lo teórico, a lo experimental. La razón delira y, disfrazada de cínica, baila al ritmo de los juegos de lenguaje. Como proclamara Nietzsche, ya “no hay hechos, solo versiones”.

En esas aguas revueltas, muchos se apegan a las “irracionalidades” del pasado, a la religiosidad sin teología, a la xenofobia servil a la Casa Blanca, al consumismo desenfrenado, a las emociones sin perspectivas.

Ya no se buscan grandes relatos, paradigmas históricos, valores universales. Ahora sopla el viento de la “servidumbre voluntaria”, en palabras de La Boétie, y muchos se arrodillan ante los avatares, convencidos de que la ley de la fuerza debe primar sobre la fuerza de la ley.

Para la posverdad, la historia llegó a su fin, y lo que nos resta es adecuarnos al tiempo cíclico. Ahora, el ocio se reduce a mero hedonismo, y la filosofía a un conjunto de preguntas sin respuestas. Lo que importa es la novedad, las candilejas, el invencible Iron Man. Ya no se advierte la diferencia entre lo urgente y lo importante, lo accidental y lo esencial, los valores y las oportunidades, lo efímero y lo permanente.

La estética se hace esteticismo. Y lo que vale es el adorno, la moldura, y no la profundidad o el contenido. Tendemos a ser rehenes de la de la exteriorización y los estereotipos.

Para la posverdad, que se aferra a la razón cínica como Diógenes a su lámpara, ya no hay pensamiento crítico. Prefiere, en este mundo conflictivo, ser espectadora y no protagonista, observadora y no participante, público y no actor.

La posverdad duda de todo. Es cartesianamente ortodoxa. Por eso no cree en nada ni en nadie. Como la serpiente Uróboros, se muerde la cola. Y se refugia en el individualismo narcisista. Se basta a sí misma, indiferente a la dimensión social de la existencia.

La posverdad lo desconstruye todo. Sus postulados son ambiguos, desprovistos de raíces, invertebrados, sensoriales y apáticos. Prefiere el shownalismo al periodismo.

El discurso de la posverdad es laberíntico, descarta paradigmas, y su bagaje cultural coloca en el mismo nivel a artistas y autores clásicos y a arribistas que han alcanzado 15 minutos de fama.

La posverdad no tiene memoria, abomina el ritual, la liturgia, el misterio. Como considera inútil toda pasión, ni ríe ni llora. Su visión del mundo es una colcha de retazos infestada de subjetivismo.

La ética de la posverdad detesta los principios universales. Es la ética de la ocasión, la oportunidad y la conveniencia. Camaleónica, se adapta a todas las situaciones.

La posverdad transforma la realidad en ficción y nos remite a la caverna de Platón, donde las sombras tienen más importancias que nuestro ser, y nuestras imágenes priman sobre la existencia real.


Frei Betto es autor, entre otros libros, de Calendário do Poder (Rocco).


Traducción de Esther Pérez

Copyright 2019 – Frei Betto - 

QUIÉN ES FREI BETTO

El escritor brasileño Frei Betto es un fraile dominico. conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 60 libros de diversos géneros literarios -novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles, y de tema religioso en dos acasiones- en 1985 y en el 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. 

Asesor de movimientos sociales, de las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, participa activamente en la vida política del Brasil en los últimos 50 años.

martes, 15 de octubre de 2019

SONÁMBULO por Claudio Javier Castelli



                               Sonámbulo


Vago por las noches

como en una eternidad transparente.

¿Existen los días con sus penas,

oficios y mercaderes?



En los días

conocemos en parte,

en las noches conocemos

“como fuimos conocidos”.



Déjenme construir el infierno

buscando el cielo;

Otros vendrán

como centellas antiguas.



¿Qué tiene el ciprés

distinto del ceibo?



En los días reinan inviernos

en las tinieblas descubrimos luz

y todo está irremediablemente unido

en la confusión y caos original.



En las noches

los sahumerios

manan voces y cantos pretéritos,

en los días aromas que alegran a Dios.



¿Dios habrá abandonado las noches

a la musa de los poetas

y los dioses de la antigüedad?



En las noches

los ciegos ven,

los paralíticos caminan,

los humildes de la tierra

tienen su “banquete celestial”.



En las noches todos somos peronistas

sólo los días tienen oligarquías.



En las noches

la música es un resuello de la naturaleza

inclusive la voz.



En las noches

las palabras que se dicen en la intimidad

tienen el “eléctrico ardor”

de unos ojos recuperados para siempre.



En las noches llego a fin de mes.



Todos vendrán

cuando llegue la noche

y “ellos” se irán para siempre.



En las noches

acaricio la doblez de las páginas

y las filigranas de las cosas

en los viejos autores de siempre.



En las noches

los evangélicos

profesamos la teología de la pobreza

y nos despreocupamos

por el capitalismo de los días.



En los días

abundan escépticos

y malhumorados,

en las noches los creyentes

forman largas procesiones.



En las noches

Tántalo toma los frutos,

Sísifo deja caer la piedra

y no continúa el esfuerzo.



En las noches

Cristo no es crucificado

y Pablo es un hombre

humilde y piadoso



En las noches

Enrique Molina

sigue conversando

un Febrero perenne.



En las noches

escucho la voz de mi padre

al volver del colegio.



En las noches

Charly García acepta hacer el “tema”

con Rodrigo Bueno.



En las noches:

“El baile del trencito”,

en el casamiento,

sigue recorriendo

las habitaciones

de la casa vacía.



En las noches

leo por primera vez

un poema de Jorge Luis Borges.



En las noches

siempre son las veintitrés horas.


En las noches

contemplo la casa de mi infancia

“un lento atardecer de verano”.




En las noches:

"ella" vuelve del "País de la juventud", 

y luego las prendas caen

en el remolino del tiempo

y las penumbras misteriosas 
del infinito.


Claudio Javier Castelli
Octubre de 2019.



(“) Nacido en La Paz, Entre Ríos, el 16 de Diciembre de 1957, abogado penalista (UBA), maestrando de filosofía del derecho (UBA), periodista egresado de la Escuela de Periodistas del Círculo de la Prensa, ex docente del Departamento de Derecho Penal y Procesal de la Facultad de Derecho de la UBA, ex docente de Introducción a la Sociedad y el Estado materia obligatoria del CBC. Miembro fundador del INECIP (Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales), miembro de la Comisión Directiva del CIPCE (Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica) y colaborador desde su fundación en 2003 del CEPPAS (Centro de Políticas Públicas para el Socialismo). Ex miembro de la Justicia Nacional en lo Criminal y Correccional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ex Asesor Jurídico del CAEP (Centro de asuntos y estudios Penales del Banco Central República Argentina), ex Asesor Jurídico de la Superintendencia de Seguros de la Nación, ex Asesor Jurídico en la Unidad de Información Financiera, actualmente es Asesor de la Biblioteca Doctor Raymundo Miguel Salvat. En toda esa actuación laboral desempeñó su profesión en el área criminal económica, criminal financiera. Ha publicado numerosos artículos de derecho Penal, Filosofía, Política, Literatura y Poesía, en libros y revistas, así como en los dos blog de los cuales es editor: vagosyvagasperonistas.blogspot.com y vagosyderecho.blogspot.com . Concurrió durante varios años al Taller de Escritura del escritor Hugo Correa Luna, posteriormente del poeta Enrique Blanchard, y finalmente de los poetas Daniel García Helder y Arturo Carrera. -Libros: -"Todo y Nada”, Ediciones de la Cantiga, 1990, Bs. As. -"LLueve en las raíces. Trilogía poética de fin de siglo”, Ediciones del Jinete Insomne, Bs. As, 2018. Actualmente es Coordinador de la Agrupación Vagos y Vagas Peronistas.-

viernes, 11 de octubre de 2019

¿QUÉ ES GENERAL INTELLECT? (ESBOZO POPULAR), CAPÍTULO 3, Por Pedro Cazes Camarero(") para Vagos y Derecho


En el capítulo anterior hemos visto que la propiedad privada, dentro del capitalismo, no constituye una “simple relación jurídica”, en el fondo ilusoria, separada del “contenido real” de las relaciones sociales. No consiste en la relación de un sujeto supuestamente libre con los medios de producción y los productos del trabajo humano. Esta forma de pensar es propia de los economistas burgueses y de cierta versión simplificada y dogmática del marxismo, denominada “Diamat”, desarrollada en la Unión Soviética durante el período stalinista.

En realidad, las personas que experimentan la propiedad privada, tanto como propietarios como no propietarios, no son para nada sujetos libres, sino sujetos encadenados por el fetichismo que los lleva a concebir las relaciones interpersonales como relaciones de propiedad sobre ciertas mercancías, esto es, la fuerza de trabajo, los medios de producción y los productos del trabajo (2).


En resumen, a comienzos del siglo XX el mundo estaba dividido en un puñado de imperios capitalistas encabezados por un grupo de países donde campeaba el capitalismo monopólico- imperialista. En los países centrales y los enclaves capitalistas periféricos concentrados, como la India, China, y otros países dominados, la lucha de clases entre los trabajadores y sus patrones se desplegaba en la organización de grandes organizaciones obreras, en general socialistas y anarquistas. En las colonias y semi- colonias (como era la Argentina respecto de Gran Bretaña), esta lucha se superponía de manera compleja con los movimientos de liberación nacional. 


Si examinamos el funcionamiento interno del capitalismo de entonces, las relaciones de producción cobraban una modalidad denominada fordismo (en referencia al industrial Henry Ford, quien diseñó la moderna fábrica automotriz). Ilustrada por la película “Tiempos Modernos” de Charles Chaplin, esta modalidad se reprodujo en todo el mundo desarrollado y en los enclaves avanzados del capitalismo periférico. 


Se trataba de grandes fábricas (que garantizaban la economía de escala), con miles de trabajadores, entre los cuales se distribuía un trabajo básicamente manual, dividido en partes o funciones diminutas y sencillas que cada obrero podía aprender fácilmente. El trabajo intelectual de planificar, organizar y controlar todo este dispositivo lo realizaban intelectuales como ingenieros, abogados, contadores, gerentes, capataces y auditores que constituyen un estrato humano completamente distinto. Ellos pensaban; el obrero no debía hacerlo. 


Es conocido que, a partir del año 1917 (fecha de la gran Revolución Rusa), una serie de procesos revolucionarios, aprovechando las condiciones favorables generadas por las guerras y las graves crisis económicas, generaron formaciones económico- sociales de nuevo tipo, que liquidaron a las clases propiamente burguesas. Estos procesos se extendieron después de la Segunda Guerra mundial por Europa Oriental, Corea, Cuba, China y combinados con las luchas de liberación nacional, por Viet Nam, Filipinas y otros países. Algunas de esas experiencias naufragaron, como el caso de México, Filipinas e Indonesia. Pero en muchos casos triunfaron, y en casi la mitad del planeta se vivió la esperanza de una madrugada de los pueblos para el género humano. 


Los conatos revolucionarios vividos en los países centrales, como en Alemania en 1919 y 1923 y en Gran Bretaña en 1924, fracasaron rápidamente, mostrando que el sistema conservaba todavía una importante resistencia, especialmente después de la superación de la grave crisis económica mundial de 1928- 1930 a través de la fuga hacia adelante que constituyó la Segunda Guerra Mundial.

En los países del llamado “segundo mundo”, al comienzo de la experiencia soviética sobre todo, se vivió la sensación de que el capitalismo había sido finalmente yugulado. El justificado orgullo de haber vencido y liquidado una determinada forma de la propiedad privada, obliteraba la percepción de que se mantenía aún, bajo otras formas, la producción basada en la plusvalía. Aislada del mercado mundial, durante las primeras décadas de su existencia la URSS administró desde afuera del mismo y con éxito, la acumulación ampliada de la riqueza, hasta que las mismas formas de la administración estatal comenzaron a frenar la nueva “forma burguesa de modernización tardía”, como la denominó Robert Kurtz. Esto se repitió en los demás miembros del “club socialista de naciones”, conocida como Segundo Mundo, pero partícipes sin desearlo del sistema mundial capitalista (3).


El sistema mundial capitalista ha entrado en una nueva fase, tan distinta de la fase del imperialismo financiero- monopolista como ésta lo fue de la fase del capitalismo de libre concurrencia. Cuando, durante la segunda mitad del siglo XX, las formaciones del socialismo real comenzaron a resoplar, debido a los límites endógenos descritos más atrás, los ideólogos de la derecha se regocijaron demasiado pronto. Dentro de los países capitalistas centrales el sistema mismo comenzó a mostrar sus límites absolutos. 


El desarrollo de las fuerzas productivas, el aumento de la composición orgánica del capital, la liquidación de los resabios pre-capitalistas en todo el mundo caracterizaron los primeros años de la segunda postguerra. Finalmente, en las dos últimas décadas del siglo XX y la primera de este siglo ocurrieron sucesos inesperados que se fueron incubando en silencio, pero comenzaron a cambiar profunda e irreversiblemente la vida y la mente de las personas.

Esta vez el problema no residía en una crisis cíclica de superproducción relativa, como los burgueses se habían acostumbrado a capear cada diez o quince años desde el siglo XVIII; ni siquiera de una gran crisis secular y catastrófica de reconversión como la ocurrida en 1930. La tercera revolución industrial, con la introducción de la electrónica, la informática, la ingeniería genética y demás tecnologías avanzadas, estaba produciendo la evaporación del valor en el seno de las mercancías, que sin embargo mantenían intacto su valor de uso.


Por primera vez en la historia, el capitalismo encontraba una barrera infranqueable en el proceso de acumulación. ¿En qué consistía este fenómeno? En que el vertiginoso crecimiento de la productividad permite prescindir de la fuerza de trabajo a más velocidad que aquella a la que los mercados podían absorber las mercancías, aunque éstas a su vez se hubiesen abaratado. El mundo se convierte en un depósito infernal, abarrotado de valores de uso sin valor, que por ello mismo no pueden ya denominarse mercancías. 


Un nuevo modelo de organización del trabajo está irrumpiendo. Modifica por completo e irreversiblemente la estructura laboral fordista, por lo que debería denominarse postfordista. En el capitalismo clásico, tanto el de libre concurrencia como en el más maduro, imperialista- monopólico, la producción se realiza aplicando la fuerza de trabajo a los medios de producción. Pero en la actualidad, en las economías más avanzadas, se aplica masivamente la digitalización, la automatización, la cibernética y otras técnicas sofisticadas como la genómica, la biotecnología y la nanotecnología. Como veremos en el próximo capítulo, esta situación va a generar una metamorfosis en la fuerza de trabajo, que dejará de existir paulatinamente y será reemplazada por el general intellect, tema de este trabajo.

En los años 1857 y 1858, en su modesto departamento de Menlo Park, en la ciudad de Londres, Marx estaba redactando unos cuadernos preparatorios para lo que después fue el primer tomo de “El capital”. Estos cuadernos fueron publicados muchos años después como “Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política”, o su nombre en alemán, “Grundrisse”. Una noche de 1858 se le ocurrió la siguiente pregunta: ¿”cuáles serán las leyes que rijan el funcionamiento del capitalismo en su etapa tardía”?.

Esos apuntes, conocidos como el “Fragmento sobre las Máquinas”, nos hablan a través de los años iluminando la realidad actual. En el cuarto y último capítulo de este trabajo desarrollaremos estas ideas y contestaremos la pregunta del título: ¿Qué es el General Intellect? 

NOTAS AL PIE__________________________________________

(2) Volvamos por un instante a la relativamente corta historia del sistema mundial capitalista. La gran industria surgida a comienzos del siglo XIX, en especial el ferrocarril, necesitó para consolidarse la concentración del capital en pocas manos, y ello fue facilitado por las crisis periódicas (aproximadamente cada década) que aquejaban al sistema y dejaban un tendal de pequeñas y medianas empresas quebradas, y un número cada vez más pequeño de grandes empresas detentando un poder económico creciente. Este no es el lugar para describir este complicado proceso. Baste decir que culminó, como todos sabemos, en la aparición del capital monopólico- imperialista. El sistema, a nivel mundial, a partir de las grandes crisis del fin del siglo XIX, quedó dominado por un pequeño número de gigantescas empresas norteamericanas, europeas y después japonesas (por supuesto, subsistían en los intersticios del capitalismo numerosas empresas medianas y pequeñas). Un problema en común de esas grandes empresas, llamadas monopolios porque concentraban en sus manos la oferta de bienes, residía en que el mercado interno de los propios países capitalistas era demasiado pequeño para absorber su creciente capacidad de producción de mercancías. Además, la gran industria, cada vez más sofisticada, exigía metales, caucho, alimentos y otros insumos que se producían en las naciones periféricas de Asia, Africa y América Latina. Se produjo así, durante todo el siglo XIX, una segunda oleada colonialista (la primera fue la globalización española, portuguesa, holandesa y británica de los siglos XV a XVIII). Los ejércitos británico, francés, alemán, etc. se apoderaron de grandes zonas de la periferia, para que les sirvieran de mercado y como proveedores de insumos. Un tercer fenómeno a tener en cuenta, ocurrido a partir de la fusión de los bancos con los capitalistas industriales, consistió en la aparición del capital financiero. Este proceso fue descrito cuidadosamente por grandes clásicos marxistas como Lenin, Rosa Luxemburgo y Rudolf Hilferding en libros publicados alrededor del año 1900. 


(3) Ya Lenin explicaba en “El Estado y la Revolución”, a mediados de 1917, que a los trabajadores no les quedaba más remedio que hacer las veces de la burguesía. En los países del “socialismo real”, convertidos en burocracias estatales, los partidos obreros marxistas no sólo tuvieron que asumir las tareas burguesas, sino que tuvieron que expandir la propia clase obrera que era casi inexistente. En esas formaciones económico- sociales el modo de producción hegemónico seguía siendo el capitalismo, bajo la forma del capitalismo de estado. Según observaba Charles Bettelheim en 1965, el carácter mercantil del producto no podía derogarse por un simple acto de voluntad revolucionaria. 


La lucha del movimiento obrero contra la propiedad privada los países del “socialismo real”, actuó dentro de los límites de la propiedad privada. No aspiraba a su liquidación, sino a unas formas «superiores» de la misma, especialmente la acumulación de plusvalía. Estas formas superiores, al principio de la administración soviética, no podían ser fácilmente identificadas como tales por un observador desprevenido. El mencionado movimiento fue progresista, sí, pero siempre dentro de las fronteras del trabajo abstracto y sólo en la medida en que impulsó el proceso de “socialización del capital” rumbo a estas formas superiores (en dirección a la plusvalía y a la propiedad privada). Esto avanzó desde el fin de la Segunda Guerra Mundial con la creación, en los países del “socialismo real”, de la mencionada «forma burguesa de modernización tardía», al decir de Robert Kurz. En los citados países, se desarrolló además una versión oficial del discurso marxista, destinada a interpretar y justificar estos procesos de manera apologética; ésta afirma que en la formaciones económico-sociales del «socialismo real» no existen la propiedad privada y el carácter de mercancía de la fuerza de trabajo. No perciben como muy extraña la existencia cotidiana de la forma de la mercancía y del dinero, del salario en dinero de la fuerza de trabajo, del aparato estatal y del sistema jurídico, incluido en especial el derecho del trabajo. Esta argumentación sólo puede generar estupor. Evidentemente, el marxismo “oficial” se estaba manejando, sin darse cuenta, en el interior de las categorías básicas del fetichismo burgués. El barniz de las formas superiores de la propiedad privada cubría con una delgada capa de modernidad unas estructuras todavía arcaicas. Se pudieron incorporar, sí, las determinaciones clásicas del capitalismo: el trabajo abstracto, el dinero y el derecho, como reguladores sociales, además de las industrias básicas y ciertos ingredientes de una infraestructura avanzada. La obstrucción administrativa de la burocracia estatal sobre la motivación monetaria basada en la aún existente economía de mercado, esto es, la parálisis burocrática de la dinámica del trabajo abstracto basada en el propio trabajo abstracto, conduce a acometer una empresa imposible: planear y dirigir racionalmente, pero apoyándose en la inconsciencia de las masas, manteniendo el trabajo abstracto, el valor, la forma “mercancía” y el dinero. El "segundo mundo" se hundió. La débil base de acumulación de capital no le permitió suficiente inversión, y la administración burocrática se sumó a las dificultades. En un único mercado mundial, capitalista, sufrieron un creciente deterioro de los términos de intercambio y finalmente debieron capitular como economías nacionales autónomas. Cuando la Unión Soviética se desmoronó en 1989, ese suceso fue interpretado como una victoria de la economía de mercado. El marxismo como alternativa histórica al capitalismo parecía fracasado. Sin embargo, no fue la alternativa histórica “socialista” lo que fracasó, sino solamente una modalidad del capitalismo sistémico (básicamente el capitalismo de estado) que aplicó, para desarrollarse, las viejas críticas formuladas por Marx al capitalismo del siglo XIX, destinadas a modernizar sus aspectos más atrasados. Este destino no era ineluctable, como lo muestran distintas experiencias supérstites, en especial la cubana. También era factible otro final. Pero no es aquí el sitio para analizarlo.

Continúa Capítulo 4.

(") Pedro Cazes Camarero, argentino, farmacéutico, 1945. Magister Scientiae en Metodología de la Investigación Científica y Epistemología. Ex director de "Estrella Roja" (órgano del Ejército Revolucionario del Pueblo- ERP-), "El Combatiente" (órgano del Partido Revolucionario de los Trabajadores - PRT-) y "Crisis". Autor de numerosos artículos y libros, entre ellos "Las Estrategias de la Aurora", de próxima aparición (Ed. Prometeo, Buenos Aires, 2019). Premio "Ramón Carrillo" (2010). Miembro del Encuentro de Profesionales contra la Tortura. Columnista de "Cuadernos de Crisis/Purochamuyo".


lunes, 7 de octubre de 2019

LA AMAZONIA, EL ROSTRO ECOLÓGICO DE DIOS, Por Frei Betto

   

El Sínodo de la Amazonia, convocado por el papa Francisco para octubre, tendrá lugar en Roma, una decisión equivocada del Vaticano, porque fue convocado inicialmente para celebrarse en el corazón de la selva. Allí se debatirá de más asuntos que de la presencia de la Iglesia Católica en esa región interconectada y cada vez más violenta y desigual.

El bioma amazónico abarca nueve países y ocupa más de 7 mil millones de kilómetros cuadrados habitados por 34 millones de personas, de las cuales 3 millones son indígenas que hablan 340 idiomas diferentes. Allí, cada metro cuadrado tiene más diversidad que cualquier otro lugar del planeta. El bioma posee tres tipos de ríos: los de superficie; el subterráneo, conocido como “alter do chao”; y los “ríos voladores”, así llamados porque acumulan vapor en la atmósfera y lo distribuyen en forma de lluvia por toda la América del Sur.

La Amazonia tiene una gran relevancia en el ciclo del carbono, ya que lo absorben sus miles de millones de árboles e impiden su liberación en la atmósfera en forma de gas. Reduce así el calentamiento de la Tierra.

Las cuatro dádivas de la región son: pueblos que saben vivir de la selva y en la selva sin amenazarla, el ciclo de las aguas y del carbono, la biodiversidad y la regulación del clima.

Según el papa Francisco, “los pueblos amazónicos originarios nunca han estado tan amenazados en sus territorios como en la actualidad”. Con su sabiduría ancestral, ellos nos enseñan a relacionarnos con la naturaleza, los demás seres humanos y Dios. No obstante, ahora son víctimas de asesinatos, expulsiones de sus tierras, la actividad de los acaparadores de tierra y las mineras, la deforestación y la prohibición de reunirse y organizarse.

La Iglesia está consciente de que si ahora defiende la causa indígena, que tiene tantos mártires, por otro lado aún no se ha liberado de la influencia del proyecto colonizador que imperó en el pasado. El Sínodo busca justamente implantar una Iglesia poscolonial y solidaria, con rostro amazónico e indígena. Para la Iglesia, la región es mucho más que un lugar geográfico; es también un lugar teológico, en el que se transparenta la faz del Dios creador.

No hay modo de mantener la floresta en pie sin la sabiduría de los pueblos que la habitan. El “capitalismo verde” no sirve, porque se rige por las leyes del mercado y busca patentar principios y esencias, privatizar el agua y promover la piratería de los saberes populares.

Los pueblos indígenas conservan una sintonía holística con el Cosmos. Sus sentidos aguzados mantienen un diálogo permanente con la naturaleza. Conocen cada ruido, predicen la llegada de la lluvia o la seca, identifican los recursos medicinales de las plantas. El indio no es un individuo en la naturaleza. Su cuerpo, el territorio que habita y la naturaleza forman una unidad.

Los indígenas respiran una cultura que se traduce, de hecho, en una espiritualidad de la reciprocidad. Con ritos y fiestas, celebran la exuberancia de la naturaleza y exorcizan los espíritus malignos. Sin recurrir a la escritura, transmiten de generación en generación la cultura del cuidado de la floresta y del respeto a todos los seres vivos.

Para ellos, la tierra no es un bien económico, sino un don gratuito de Dios en el que descansan sus antepasados, y un espacio sagrado con el que interactúan para preservar su identidad y sus valores.

Pero se ven sometidos a serias amenazas debido a una concepción equivocada del desarrollo y la riqueza, que les codicia las tierras para implantar proyectos extractivos y agropecuarios, indiferente a la degradación de la naturaleza y a la destrucción de sus culturas.

En la Amazonia se manifiestan cinco grandes síntomas de la crisis planetaria: a) el cambio climático; 2) el envenenamiento del agua; 3) la pérdida de la biodiversidad; 4) la degradación de la calidad de la vida humana y de la naturaleza; 5) los conflictos sociales marcados por la violencia y los asesinatos.

La convocatoria del Sínodo Panamazónico por el papa Francisco es una buena nueva para toda la humanidad.


Frei Betto es autor, entre otros libros, de A obra do artista – uma visão holística do Universo (José Olympio).



Traducción de Esther Perez

Copyright 2019 – Frei Betto - 


QUIÉN ES FREI BETTO

El escritor brasileño Frei Betto es un fraile dominico. conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 60 libros de diversos géneros literarios -novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles, y de tema religioso en dos acasiones- en 1985 y en el 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. 

Asesor de movimientos sociales, de las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, participa activamente en la vida política del Brasil en los últimos 50 años.