lunes, 31 de agosto de 2020

A HUGO CORREA LUNA in memoriam por Claudio Javier Castelli

 


Escribíamos sobre las páginas vacías

del envés de una novela

que habías desechado.


Tus cumpleaños, raros acontecimientos

rebalsando de amigos, alcohol, palabras, cigarros

y una humareda enredada

que desvanecía los fantasmas

de la ternura de vivir.


Universo infinito de literatura 

cuando leías un texto con voz raspada,

con énfasis en los pasajes

donde nos desprendíamos 

de eso que llamamos mundo

para acceder a un delirio báquico

de palabras, comas, tres puntos,

y poesía.


Amabas la literatura norteamericana

y el barroco

vive este en tus novelas y poesía.


¿Qué tienen las palabras

cuando las dice un poeta?

se abren como se abren las puertas del cielo

en todas las religiones.


Tengo mucha nostalgia

de aquel taller de escritura de los ochenta

cuando todos eramos jóvenes.


¿Qué sabíamos nosotros

de la conjura que aguarda

en el humo de los cigarrillos?


¿Qué sabíamos nosotros

de lo que el país echó a andar?


Muchos descubrimos en tu taller

un laberinto sin hilo de Ariadna

para socorrernos del temblor de las palabras.


Pobres y torpes son las mías

van como exiguo homenaje

a todo lo que aprendimos.


Ahora le estarás recitando a Dios

un cuento de Carpentier, 

y éste asombrado, como dice Aristóteles de la Metafísica:

"siente envidia de los humanos"

cuando descubren el resplandor de lo sublime

y el soplo de lo sagrado.


1° de Septiembre de 2020.    


sábado, 29 de agosto de 2020

DUERMES por Claudio Javier Castelli para Vagos y Derecho



Ahora en este preciso instante de la noche

cuando me encuentro con un página en blanco tantos años después

sólo el vodka me devuelve una mujer dormida un amanecer

que contemplaba sabiendo que esos minutos de mis ojos

transcurrían pasajeros

hacia otro tiempo que es este veintisiete años después

lleno de sahumerios, música,

y un noctámbulo que se resiste vanamente a la intensidad del tiempo

y vuelve a vivir este momento como recuerdo de una página vacía

veintisiete años más tarde

y una premura de vivir y juventud

que solo cuando dormías titilaban en los hielos del vodka

cuyo sabor me hizo saber el presente continuo

de toda madrugada donde duermes

y juntos no compartimos el sueño.







sábado, 15 de agosto de 2020

"ITALIA" por Claudio Javier Castelli para Vagos y Derecho


a Tomas Sapia


Escuchaba, "Italia", por Andrea Bocelli, y un trompetista finísimo: Chris Botti,

viví tanto ese país

que al traerme el recuerdo 

de su cine glorioso

me acordé de todo lo que lo amabas.


Entonces nuestros diálogos y chistes

sobre nuestros jefes en la Superintendencia

a quienes, en nuestros guiones ficticios, 

hacíamos actuar en farsas italianas.


Hace quince años que no nos encontramos, 

llamadas perdidas, mensajes risueños en el whatsapp.


Te acordás cuando me pediste un libro

para enamorar una mujer

te dije: es infalible: "El amor en los tiempos del cólera";

tiempo después me pediste un libro para separarte.


Creía que sabía cine

porque amaba y amo el cine italiano,

pero me enseñaste directores imposibles de toda Europa,

y todo el cine argentino.


Me dijiste que tenías miles de películas,

en tu casa de Quilmes,

Allí pusiste un videoclub;

cuando me lo contabas

recordaba aquel mundial de fútbol en la Super

en que jugaban: Argentina-Inglaterra

y todo el país fue subyugado

por un chauvinismo razonable;

mientras mirábamos el partido

dos distinguidos abogados, 

de reaseguradoras extranjeras nos interrumpieron

para hacer una oscura trapisonda,

que ambos rechazamos.


Vos no quisiste quedarte, te fuiste

y te quedaste deambulando en la estación de trenes de Quilmes

lanzando al cielo tu portafolio, en el medio de aquel estrépito.

Detestabas el fútbol, los negocios

y la pasión desenfrenada.


¡Qué extraño es todo esto, Tomas!


Yo debí condenarte en aquel  sumario desopilante

que te hicieron. Debí abrazar el círculo de los ganadores

y vos el castigo injusto. Los guardianes y los dirigentes

me lo pedían: ¡Debe condenarse al manso de corazón!

Cuando no formulé acusación y estallaron los expedientes y los silencios,

abracé nuestro destino.


Hay un no, como dice, Konstantino Kavafis,

que nos marca para siempre.

El mismo que elegiste vos

 y ¡Cuánto te admiro!

Los que dicen no y otra vez no

están perdonados por Dios.

Disculpame que lo nombre

ya sé que no creés,

pero no puedo, toda la gracia de este mundo

y de los justos viene de él,

aunque no lo sepan,

aunque no lo quieran.


Solamente pude recomendarte el film "La Promesa"-Das Verprechen-,

de Margarette von Trotta:

ambos la habremos visto más de diez veces

y siempre una lágrima.

No sé si son los personajes de esa película,

la música, el guión, las imágenes, la actriz,

o el amor de Florentino Ariza por Fermina Daza,

o alguna lejana penumbra con nuestra novias, 

o el opaco reflejo de los sahumerios,

o las voces que nos parece escuchar al amanecer,

o un vaso con agua en la cocina de nuestras casas,

que retumban como árboles, 

lo que nos hace decir no,

y otra vez no.


Viernes 15 de Agosto de 2020.