A David Baigún in memoriam
La cita del título, es de un
libro de José Ingenieros, absolutamente vigente: “El Hombre mediocre”. Muchos
lo leíamos en el secundario, y nos prometía que con esfuerzo, dedicación y
esquivando la rutina, el servilismo, la falta de voluntad, podíamos luchar por
ser personas que fijaran los ojos fijos en las estrellas, y se convirtieran en
idealistas.
Los idealistas no tienen buena
prensa cotidiana, es muy raro, porque millones de personas durante el siglo XX,
dieron su vida por un mundo más justo; muchos no escatimaron la metodología.
Baigún era un hombre de paz, de la paz del derecho lúcido, que ubicara vida y
obra, en un mismo haz. Todos sabemos la defensa de los presos políticos que
acometió, en las décadas del 60 y 70, de la cárcel que conoció, por sus ideas
marxistas.
Ideas marxistas de gran
sutileza, que abarcaba en una cosmovisión (weltanschauung), que significaban su
ventaja para ver el derecho penal, en una comprensión, de una originalidad, que
muy pocos han tenido en el curso de la historia en nuestra país, tal vez por
eso, sean tan poco leído.
Sus estudios de derecho penal económico, sobre
todo dos libros claves: “EL fraude en la administración societaria” (en compañía
de Salvador Darío Bergel), y “La responsabilidad Penal de las Personas
Jurídicas”, Ensayo de un nuevo modelo teórico, (los dos editados por Depalma),
son fundacionales en los estudios de derecho penal económico, y la lucha
cotidiana, que muchos seguidores, entre quienes se encuentra el que escribe,
blandimos sarmientinamente, con la pluma y la palabra, todos los días.
Todo lo que se ha hecho en
derecho penal económico, tanto teórica, como en la práctica, desde treinta
años, a esta actualidad, como la
creación del CIPCE (Centro de investigación y prevención contra la criminalidad
económica –año 2003-), los equipos de abogados querellantes, en materia penal
económica, en diversos organismos del estado, tienen su raíz en Tute, y la
creación en el Banco Central República Argentina –en los años 80-, del CAEP
(Centro de Asuntos y estudios penales), y que el menemismo disolvió, en el 1989.
Tuve la oportunidad de
acompañar a Tute, en la batalla del Banco Central, éramos 8 o 9 jóvenes, que lo
secundábamos. La verdad generó un gran lío, ningún sistema admite que lo
investiguen, y mucho menos el todopoderoso sistema financiero. Quiero recordar
a tres nombres: Abelardo Giménez Bonet, y Luis Marcos, que se incorporó después
del despido de Tute, y unos años después, del mío, ambos realizaron una
destacada tarea, siguiendo los lineamientos de Tute. Así, como Pedro Biscay desde el Cipce, y hoy el BCRA.
Claudio Javier Castelli |
Muchos años antes, en 1986,
trabajaba como Auxiliar Superior en un Juzgado de Sentencia, y estaba
escribiendo una artículo, referente al infanticidio, no recuerdo bien la
temática; pero cuando le comenté a Tute, éste me dijo, “pero no Claudio, tenés
que dedicarte al derecho penal económico”, desde esa época rodeo esos temas.
En ese tema sí que hay una “Grieta”,
de impunidad, abuso de poder e incomprensión por parte del poder judicial, pues
analiza a un banquero multinacional, con el mismo prisma del “pibe chorro”.
Cuando todas las cátedras de la Facultad de Derecho, de la UBA, al regreso de
la democracia, se dedicaban a ponerle límites al estado frente al individuo,
justificado, por la represión de la dictadura, y abusaban generosamente de
Michel Foucault, la cátedra de “Baigún se ocupaba de discutir el poder real en
Argentina y en el mundo: el capital financiero. Hoy muchos catedráticos son
distinguidos defensores de los delincuentes económicos, y no tienen
problemática con ello. Muchísimos seguidores de Baigún pueblan los organismos
del Estado, la Justicia y los Ministerios Públicos, de la acusación y la
defensa. La misma creación de la Procuraduría de la Criminalidad Económica y
Lavado de Activos (PROCELAC), en el ámbito del Ministerio Público, tiene la
impronta baiguniana.
Tal vez esa lucha de David
Baigún, hizo injustamente, que uno de los hombres más brillantes del derecho
penal contemporáneo, nunca ocupara un cargo en el Poder Judicial, siempre
dedicado a la Universidad, la investigación, la docencia, y el ejercicio de la
profesión.
Recuerdo muy bien cuando lo
despidieron a Baigún, del Banco Central, en Agosto de 1989, y disolvieron el
Centro de asuntos y estudios penales (CAEP), durante la presidencia, en esa
entidad, de Javier González Fraga, hoy con chapa de republicano, y fue el
ejecutor de una concesión formidable a la “patria financiera”, como el mismo
Baigún lo escribió, en una carta, que le dirigió.
Baigún es el nexo, entre los
inicios del derecho penal económico en la Argentina, por parte de Enrique R.
Aftalión, en los cuarenta y cincuenta, hasta una actualidad, que demuestra que
no se equivocó en poner en mira el capital financiero y el delito, por los
estragos que hace en el mundo globalizado, sin que muchas respuestas se
trabajen desde los países dominantes, es que para ellos, ese capital, es el
mascarón de proa, de la espada y biblia de los conquistadores españoles, cuando
llegaban a América. Baigún, lo sabía y lo supo antes que muchos otros en el
mundo.
Volvamos al principio, el
idealismo, supuestamente, para algunos acomodados, es una enfermedad juvenil,
no lo entendía así, José Ingenieros, tampoco lo entendió así David Baigún, es
un sueño real efectivo, más real efectivo, que muchos colegas, que sin problemática
alguna son grandes catedráticos en la facultad de derecho, pero en sus clases,
los celulares suenan insistentemente, porque los llaman los delincuentes
económicos, y se preocupan de enseñar solamente las garantías del derecho
penal, que sirven para sus defensas, y no que un banquero también puede ir
preso, como cualquier hijo de vecino, que es una demostración, también real
efectiva, de la igualdad ante la ley. Eso nos lo enseño Tute. Eternamente
agradecidos.
Sé que Tute no era creyente, me
tomo el permiso, de pedir a Dios, de consuelo a Cecilia, y sus familiares, y
haga resplandecer el ejemplo de Tute, pues “Jehová conoce el camino de los
justos” (Salmo 1:6).
Octubre de 2015.
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