lunes, 30 de diciembre de 2019

La APDH expresa preocupación por la persecución que está sufriendo el Dr. Paulo Konig

Dr. Paulo Kónig

Desde la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) queremos expresar nuestra honda preocupación por la persecución sistemática que está sufriendo desde hace algunas semanas el Dr. PAULO KÔNIG, titular del Juzgado Letrado de Primera Instancia en lo Laboral Nº 2 de Trelew, Provincia del Chubut.

La embestida contra el prestigioso magistrado ocurre con motivo de su intervención en una causa en donde se tramita un amparo solicitado por otro juez de la provincia, el Dr. MARTIN ALESI, también perseguido por una causa absurda, sumada a otras serias irregularidades sucedidas en un Tribunal de Enjuiciamiento que se le está tramitando en la provincia referida.

En esa causa, el Dr. Konig entendió que correspondía dictar una medida precautoria realizando el clásico “control judicial” de los actos de los órganos administrativos, función que realizan todos jueces del mundo en los países en los que existe un Estado de Derecho y la debida División de Poderes.


La medida del Dr. Konig disponía la remisión de la causa del Tribunal de Enjuiciamiento hacia el Consejo de la Magistratura, de acuerdo a lo que dispone la Constitución provincial, y como el mismo Consejo lo había solicitado.

Pues bien, con el pretexto de que el Dr. Konig había manifestado, en otra oportunidad, que sentía “aprecio” por el Dr. Alessi, se le reprocha –ahora- una supuesta “amistad” cuyas pruebas serían sus ocasionales contactos en Facebook y que ese hecho demostraría que estaba obligado a excusarse y –por lo tanto- no intervenir en la causa.

Así es que se le ha iniciado una irracional causa penal en donde se lo acusa de “abuso de autoridad” para así poder para continuar con el acoso institucional contra el Juez Konig, con el claro objetivo de enjuiciarlo penalmente y oportunamente destituirlo.

Tales disparatados argumentos no resisten el menor análisis de la legislación provincial vigente ni de la Doctrina y Jurisprudencia -local y nacional- en dónde una manifestación unilateral y ocasional de “aprecio”, hacia una persona, no tiene ninguna relación con la AMISTAD PROFUNDA entre dos personas, como la que requieren los códigos procesales de todo el país. En este caso, el Código Procesal Civil y Comercial de Chubut, exige que la amistad debe manifestarse en una “gran familiaridad” o “frecuencia en el trato”, hecho sobre el cual no hay ninguna prueba ni ningún indicio de existencia.

Confiamos en que en algún momento las instituciones de la provincia van a archivar y detener semejante atropello.

Por eso la APDH, desea señalar que, en este momento histórico -que sucede luego de una larga pesadilla- en donde las instituciones parecen querer recuperarse y, al mismo tiempo, dejar atrás una triste e indebida “costumbre” impuesta por el presidente saliente, como es la de PERSEGUIR A LOS JUECES POR EL CONTENIDO DE SUS SENTENCIAS (y cuando esos fallos molestan a los poderes o burocracias de turno), la APDH reitera su rechazo a las oscuras operaciones contra opositores, funcionarios o jueces independientes que tiene como objetivo encarcelarlos y/o amedrentarlos.

Por eso ponemos a disposición del Juez Konig nuestro equipo de abogados a los efectos de intervenir en todas las causas en donde sea víctima de actos estatales o paraestatales arbitrarios e ilícitos convocando a otros organismos de Derechos Humanos a trabajar conjuntamente en idéntica actitud.

De allí que nosotros, sin pretensiones de originalidad, decimos como ha expresado el Presidente ALBERTO FERNANDEZ:

NUNCA MÁS a una justicia contaminada servicios de inteligencia y operadores judiciales, NUNCA MÁS procedimientos oscuros, porque una Justicia demorada y manipulada significa una Justicia acosada y denegada.




jueves, 26 de diciembre de 2019

DECRETOS DE NAVIDAD, Por Frei Betto




Queda decretado que, en estas Navidades, en vez de dar presentes, estaremos presentes junto a los hambrientos, carentes y excluidos. Que nos disculpe Papá Noel, pero clausuradas las chimeneas, abriremos corazones y puertas a la llegada salvífica del Niño Jesús.

Por traerles a muchos más apuros que alegrías, queda decretado que las Navidades ya no nos travestirá en lo que no somos: en este verano,[1] arrancaremos del árbol de Navidad todos los algodones de falsas nieves; cambiaremos las nueces y las castañas por frutas tropicales, los renos y trineos por carros repletos de alimentos no perecederos: y si queda por ahí algún Papá Noel, que aparezca de bermudas y sandalias.

Queda decretado que, cartas de niños, solo las dirigidas al Niño Jesús, como la de Pedrito, que escribió convencido que Caín y Abel no se habrían peleado si hubiera tenido cada uno su cuarto; le propuso al Creador que nadie más nazca ni muera, y que todos vivamos para siempre; y, al ver el pesebre, prometió mandarle su abrigo al hijo desnudo de María y José.

Queda decretado que los niños, en vez de juguetes y pelotas, pedirán bendiciones y gracias, y que abrirán sus corazones para destinar a los pobres todo lo superfluo que abarrota armarios y cajones. Lo que le sobra a uno es lo que el otro necesita, y quien reparte bienes comparte a Dios.

Queda decretado que, al menos un día, desconectaremos toda la parafernalia electrónica, incluso el teléfono celular y, recogidos en soledad, viajaremos al interior de nuestro espíritu, allí donde habita Aquel que, siendo distinto a nosotros, es el fundamento de nuestra verdadera identidad. Entregados a la meditación, cerraremos los ojos para ver mejor.

Queda decretado que, despojadas de pudores, las familias tendrán al menos un momento de oración, leerán un texto bíblico, le agradecerán al Padre y Madre de Amor el don de la vida, las alegrías del año que termina, y hasta los dolores que exacerban la emoción sin que se pueda entender con la razón. La vida, finita, es un río que sabe tener el mar como destino, pero nunca cuántas curvas, rápidos y piedras habrá de encontrar en su curso.

Queda decretado que arrebataremos la espada de manos de Herodes y ningún niño volverá a ser golpeado o humillado, ni condenado al trabajo precoz y la violencia sexual. Todos tendrán derecho a la ternura y la alegría, a la salud y la escuela, al pan y la paz, al sueño y la belleza.

Como Dios no tiene religión, queda decretado que ningún fiel considerará que la suya es más perfecta que la de otro, ni arrastrará su lengua, cual serpiente venenosa, por los trillos de la injuria y la perfidia. El Niño del pesebre vino para todos indistintamente, y no hay manera de profesar que es “Padre Nuestro” si el pan no es también nuestro, sino privilegio de la minoría acomodada.

Queda decretado que toda dieta se revertirá en beneficio del plato vacío de quien tiene hambre, y que nadie dará al otro un regalo envuelto en adulación o intenciones ocultas. El tiempo que se gaste en hacer moñitos será muy inferior al dedicado a dar abrazos.

Queda decretado que las mesas de Navidad estarán cubiertas de afecto, y que, dispuestos a renacer con el Niño, trataremos de sepultar iras y envidias, amarguras y ambiciones desmedidas, para que nuestro corazón sea tan acogedor como el pesebre de Belén.

Queda decretado que, como los reyes magos, le daremos todos un voto de confianza a la esperanza, para que ella conduzca este país a días mejores. No perseguiremos nuestro propio interés, sino el de la mayoría, sobre todo el de los que, a semejanza de José y María, fueron excluidos de la ciudad y, como una familia sin tierra, obligados a ocupar un terreno donde nació Aquel que, según su madre, “despidió a los ricos con las manos vacías y colmó de bienes a los hambrientos”, y que, en el Sermón de la Montaña exaltó como “bienaventurados a los que tienen hambre y sed de justicia”.


Frei Betto es autor, entre otros libros, de Um homem chamado Jesus (Rocco).


[1] Recordar que Frei Betto vive en el hemisferio sur. 


Traducción de Esther Perez

Copyright 2019 – Frei Betto - 

QUIÉN ES FREI BETTO

El escritor brasileño Frei Betto es un fraile dominico. conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 60 libros de diversos géneros literarios -novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles, y de tema religioso en dos acasiones- en 1985 y en el 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. 

Asesor de movimientos sociales, de las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, participa activamente en la vida política del Brasil en los últimos 50 años.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

DESPUÉS DE LAS NACIONES, CONSTRUIR LA TIERRA, Por Leonardo Boff



Un anuncio-propaganda de un canal de televisión muestra a un grupo interétnico cantando: “Mi patria es la Tierra”. Aquí se revela un estado de conciencia que deja atrás la idea convencional de patria y de nación. En efecto, vivimos todavía bajo el signo de las naciones, cada cual autoafirmándose, cerrando o abriendo sus fronteras y luchando por su identidad. Esa fase, todavía vigente, pertenece a otra época de la historia y de la conciencia. La globalización no es sólo un fenómeno económico. Representa un dato político, cultural, ético y espiritual: un nuevo paso en la historia del planeta Tierra y de la Humanidad.

Hace algunos miles de años la especie humana salió de África, de donde surgimos en el proceso evolutivo (somos todos africanos), y conquistó todo el espacio terrestre formando pueblos, ciudades y civilizaciones. Fernando de Magallanes hizo en tres años (1519-1522) la circunnavegación de la Tierra y comprobó empíricamente que es efectivamente redonda (no plana como una obtusa visión sostiene todavía). Después de la expansión, llegó el tiempo de la concentración, del retorno del gran exilio. Todos los pueblos se están encontrando en un único lugar: en el planeta Tierra. Descubrimos, más allá de las nacionalidades y de las diferentes etnias, que formamos una única especie, la humana, al lado de otras especies de la gran comunidad de vida.

Con esfuerzo estamos todavía aprendiendo a convivir acogiendo las diferencias sin dejar que se transformen en desigualdades. Respetando la riqueza acumulada por las naciones y etnias, que revelan los distintos modos de ser humanos, nos enfrentamos a un desafío nuevo, que nunca había existido antes: construir la Tierra como Casa Común. Crece la conciencia de que Tierra y Humanidad tienen un destino común. Xi Jinping, jefe de Estado de China, lo formuló muy bien: tenemos el deber de construir la “Comunidad de Destino compartido para la humanidad”.

El éxito de esta construcción nos traerá un mundo de paz, uno de los bienes más ansiados por todos. Vivir en paz, ¡oh que felicidad! Esa paz es lo que nos falta en la actualidad. Por el contrario, vivimos en guerras regionales letales y una guerra total movida contra Gaia, la Tierra viva, nuestra Madre Tierra, atacada en todos los frentes, hasta el punto de que muestra su indignación a través del calentamiento global y del agotamiento de sus bienes y servicios, sin los cuales la vida corre peligro.

En este contexto vale la pena revisitar a un filósofo, Immanuel Kant (+1804), uno de los primeros en pensar una República Mundial (Weltrepublik), aunque nunca había salido de su pequeña ciudad de Königsberg en Alemania. Aquella solo se consolida si consigue instaurar una “paz perenne”. Su famoso texto de 1795 se llama exactamente “Para una paz perenne” (Zum ewigen Frieden).

La paz perenne se sustenta, según él, sobre dos pilares: la ciudadanía universal y el respeto a los derechos humanos.

Esta ciudadanía se ejerce en primer lugar por la “hospitalidad general”. Precisamente porque, dice él, todos los humanos tienen el derecho de estar en ella y de visitar sus lugares y los pueblos que la habitan. La Tierra pertenece comunitariamente a todos.

Frente a los pragmáticos de la política, por lo general poco sensibles al sentido ético en las relaciones sociales, enfatiza: ”La ciudadanía mundial no es una visión de fantasía sino una necesidad impuesta por la paz duradera”. Si queremos una paz perenne y no solo una tregua o una pacificación momentánea, debemos vivir la hospitalidad y respetar los derechos.

El otro pilar son los derechos universales. Estos, en una bella expresión de Kant, son “la niña de los ojos de Dios” o “lo más sagrado que Dios puso en la tierra”. Su respeto hace nacer una comunidad de paz y de seguridad que pone un fin definitivo “al infame beligerar”.

El imperio del derecho y la difusión de la ciudadanía planetaria expresada por la hospitalidad deben crear una cultura de los derechos, generando de hecho la “comunidad de los pueblos”. Esta comunidad de los pueblos, enfatiza Kant, puede crecer tanto en su conciencia, que la violación de un derecho en un sitio se siente en todos los sitios, cosa que más tarde repetirá por su cuenta Ernesto Che Guevara.

Esta visión ético-política de Kant fundó un paradigma inédito de globalización y de paz. La paz resulta de la vigencia del derecho y de la cooperación jurídicamente ordenada e institucionalizada entre todos los Estados y pueblos.

Diferente es la visión de otro teórico del Estado y de la globalización, Thomas Hobbes (+1679). Para este, la paz es un concepto negativo, significa ausencia de la guerra y el equilibrio de la intimidación entre los estados y pueblos. Esta visión funda el paradigma de la paz y de la globalización en el poder del más fuerte que se impone a los demás. Esta visión predominó durante siglos y hoy ha vuelto poderosamente a través del singular presidente de USA, Trump, que sueña todavía con un solo mundo y un solo imperio, el norteamericano. Los Estados Unidos decidieron combatir el terrorismo con el terrorismo de Estado. Es la vuelta amenazadora del Estado-Leviatán, enemigo visceral de cualquier estrategia de paz. En esta lógica no hay futuro para la paz ni para la humanidad.

Hoy nos enfrentamos a este escenario: si por la locura de un gobernante o por la Inteligencia Artificial Autónoma se activaran los arsenales de armas nucleares podría ser el fin de nuestra especie. Et tunc erat finis. ¿Tendremos tiempo y sabiduría suficientes para cambiar la lógica del sistema implantado hace siglos que ama más la acumulación de bienes materiales que la vida? Eso dependerá de nosotros.


viernes, 6 de diciembre de 2019

IZQUIERDA, EL RESCATE DEL SUEÑO, Por Frei Betto


      

Pertenezco a la generación que tuvo el privilegio de cumplir 20 años en los años sesenta: la Revolución cubana, el Che, los Beatles, El rey de la vela, manifestaciones estudiantiles, Alegría, Alegría, Gláuber Rocha, McLuhan, la revista Realidade, Marcuse, Mayo del 68, Juan XXIII, naves espaciales, etc.

Era la generación de los sueños. “Soñar es despertarse por dentro”, nos recuerda Mário Quintana. Estábamos permanentemente despiertos. Nuestras quimeras no eran nutridas por drogas, sino por utopías.

Según la teoría psicoanalítica, todo sueño es proyección de un deseo. Nuestra generación deseaba ardientemente cambiar el mundo, instaurar la justicia social, derribar el viejo orden.

El sueño se hizo pedazos al chocar contra la realidad. La dictadura militar (1964-1985) declaró que nuestras protestas eran subversivas, y enfrentó nuestras marchas con porras y tiros. Nuestros congresos estudiantiles terminaron en las prisiones, y forzados a la clandestinidad, no nos quedó más alternativa que el exilio o la resistencia. Los verdugos laceraron nuestras utopías y colgaron nuestros ideales del pau-de-arara. Lo que era canto se convirtió en dolor; lo que era encanto, en cadáver. La roda viva se llenó de miedo, y nuestro cáliz de “vino tinto de sangre”.

Nuestros paradigmas se derrumbaron bajo los escombros del Muro de Berlín. No era el socialismo de las masas ni de los proletarios en el poder. Era el socialismo de Estado, padre y patrón, atrapado en la paradoja de agigantarse en nombre del fin inminente de la lucha de clases. El economicismo, la carencia de una teoría del Estado y de una sociedad civil fuerte y movilizada, llevaron al río de las fantasías colectivas a desabordarse por sobre los puentes de hierro de los ingenieros del sistema. El socialismo real saciaba el hambre de pan, pero no el apetito de belleza. Compartía los bienes materiales y privatizaba el sueño. Todo sueño ajeno a la ortodoxia se consideraba diversionista, amenazador.

El capitalismo, astuto, socializa la belleza para camuflar la cruel privatización del pan. Aquí todos son libres para hablar, no para comer. Libres para viajar, no para comprar los pasajes. Libres para votar, no para interferir con el poder. El Muro de Berlín cayó y todavía hoy la polvareda que levantó ofusca nuestra mirada.

Despojada de paradigmas, la izquierda es una doncella perpleja que, terminada la fiesta, no logra encontrar el camino de regreso a casa. Hay muchos pretendientes dispuestos a acompañarla, pero ella teme que la conduzcan al lecho de la violación. Ansiosa, se enrumba por el laberinto del electoralismo y se pierde en el juego de espejos que exacerban el narcicismo de quienes se maquillan en el reflejo de las urnas. Se deja arrastrar por la alternancia electoral, en la que la caza de votos y cargos atropella los ideales y los programas. Y mientras más se aproxima a las estructuras de poder, más se distancia de los movimientos populares.

Es cierto que, al asumir la administración pública, invierte en programas sociales, perfecciona el acceso a la salud, la educación, la vivienda y la cesta básica. Pero desprovista de andamios, no hace de esa masa un nuevo edificio teórico, alternativo a la globocolonización neoliberal que execra la ciudadanía y exalta el consumismo, repudia los derechos sociales e idolatra el mercado.

La marea sube –Ecuador, Chile, Argentina— pero en la playa, acostumbrados a seleccionar los peces, los pescadores están cegados por el reflejo del Sol. ¿La historia llegó a su fin?

Fuera de la izquierda no hay salida para la miseria que asola el planeta (1 300 millones de personas). La lógica del capitalismo es incompatible con la justicia social. El sistema exige acumulación; la justicia, compartir. Y no hay futuro para la izquierda sin ética, utopía, vínculos con los pobres y valor para dar la vida por el sueño.

Hoy, el socialismo ya no es solo una cuestión ideológica o política. Es también aritmética: sin compartir los bienes de la Tierra y los frutos del trabajo humanos, la mayoría de los casi 8 mil millones de pasajeros de esta nave espacial llamada Tierra, estarán condenados a una muerte precoz, sin el derecho a disfrutar lo que la vida requiere como más esencial para ser feliz: pan, paz y placer.

Le resta ahora a la izquierda despertar al sueño.



Frei Betto es autor, entre otros libros, de Paraíso perdido – viagens ao mundo socialista (Rocco).


El rey de la vela (O rei da vela) es una obra de teatro de Oswald de Andrade, unos de los principales nombres del modernismo brasileño. Aunque fue escrita en 1933, no se publicaría hasta 1937. Sin embargo, no sería hasta treinta años más tarde cuando se llevaría a escena.

Canción de Caetano Veloso.

Realidade fue una revista brasileña lanzada en 1966 que circuló hasta enero de 1976. Presentaba características innovadoras para la época: materiales en primera persona, fotos que dejaban ver al fotógrafo y un diseño gráfico poco tradicional.

Método de tortura consistente en una estructura de la cual se cuelga a la víctima.

Obra de teatro y verso de una canción de Chico Buarque.


Traducción de Esther Perez

Copyright 2019 – Frei Betto - 


QUIÉN ES FREI BETTO

El escritor brasileño Frei Betto es un fraile dominico. conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 60 libros de diversos géneros literarios -novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles, y de tema religioso en dos acasiones- en 1985 y en el 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. 

Asesor de movimientos sociales, de las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, participa activamente en la vida política del Brasil en los últimos 50 años.

martes, 3 de diciembre de 2019

DARSE UNA ESCAPADA, Por Frei Betto

Todo cambia. Y ahora, la sociedad cambia a una velocidad sorprendente. Antes, instituciones tales como el Estado, la religión, la escuela y la familia tenían marcos definidos. Eso le daba al ciudadano una sensación de solidez. El complejo institucional parecía tan bien entrelazado que todo intento de “darse una escapada por fuera” semejaba una aventura imprevisible o una falta de respeto a los pilares de la democracia.

Desde los tiempos tribales, las instituciones son estructuras colectivas o comunitarias que garantizan los parámetros que rigen nuestra convivencia social. Y el poder consistía en tener en las manos las riendas institucionales y la capacidad para determinar los rumbos del ordenamiento jurídico y la política económica.

Ese orden hizo implosión en este mundo unilateral hegemonizado por el neoliberalismo. Ahora tenemos jefes de Estado que atropellan los dictados constitucionales y no se comunican con la nación mediante pronunciamientos revestidos de una solemnidad protocolar, sino por redes digitales como Instagram, Twitter o Facebook. Es el caso del presidente de Brasil. Mientras que la opinión pública manifiesta su indignación por el no esclarecimiento de los asesinatos de Marielle Franco y Anderson Gomes, la escalada de desempleo, el desmontaje de la atención de salud y los recortes a la educación, el presidente prorrumpe en un discurso rabioso contra los derechos indígenas y la preservación ambiental, y profiere una anacrónica diatriba anticomunista. Quijote al revés, el mandatario se muestra indiferente a los problemas reales de la nación y abre fuego contra los molinos de viento del “globalismo” y el “climatismo”.

La cuestión se repite con la desinstitucionalización de otros campos, como el de los medios de comunicación. Hoy, cada usuario de la red digital tiene sus propias fuentes de información y su público receptor de noticias, aunque sean sobre todo fake news. No importa el hecho, lo que importa es la versión del hecho. Y no se divulga para informar, sino para desvalorizar, con ofensas y amenazas, cualquier opinión contraria.

Eso tiene impacto, porque la psicología enseña que en el corazón guardamos más las ofensas que los elogios. La emoción se sobrepone a la razón. No queremos convencer, sino vencer. La verdad es lo que afirmo, el resto es ideología.

Ese debilitamiento de las instituciones es progresivo. Es como un juego de fútbol en el que cada jugador perdiera la noción del equipo y tratara de apropiarse de la pelota como si la victoria dependiera solamente de su desempeño. ¿Por qué pasarle la pelota al compañero si el mérito recae en quien mete el gol? Todos quieren meter su gol. Se desvanece la idea de cooperación. Se burlan las reglas del juego democrático. Se ve la realidad como un vasto videojuego en el que el desafío consiste en exterminar a los adversarios y ganar la guerra. Es una coyuntura apocalíptica. Todos los avatares están convencidos de que libran la batalla final y se perpetuarán en el poder.

¿Cómo reaccionar ante tal coyuntura? ¿Cómo actuar en el marco de los parámetros democráticos si hay quienes, desde el poder, no muestran el menor respeto por ellos? Ahí reside el peligro.

Si los descontentos con la ola autocrática que corroe la democracia por dentro decidieran actuar con las mismas armas, reinaría el caos. Una vez que hacen implosión las reglas de la democracia, solo quedan la anarquía y la Ley del Talión. Como ya se advierte, de forma virtual, en las redes digitales.

De ahí la importancia de denunciar ese juego sin reglas y de reforzar y perfeccionar las instituciones democráticas, para que sean efectivamente redes de protección de la ciudadanía y de ampliación de la democracia. De no ser así, la tempestad se hará diluvio.


Freio Betto es autor, entre otros libros, de Calendário do poder (Rocco).



Traducción de Esther Perez


Copyright 2019 – Frei Betto - 


QUIÉN ES FREI BETTO

El escritor brasileño Frei Betto es un fraile dominico. conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 60 libros de diversos géneros literarios -novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles, y de tema religioso en dos acasiones- en 1985 y en el 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. 

Asesor de movimientos sociales, de las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, participa activamente en la vida política del Brasil en los últimos 50 años.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

DEMOCRACIA Y VALORES EVANGÉLICOS, Por Frei Betto

En tiempos de Jesús ya estaba sobre la mesa la cuestión de la democracia, aunque en una región distante de Palestina: Grecia. Dominada por el Imperio Romano, Palestina era gobernada por hombres nombrados o aprobados por Roma: el rey Herodes, los gobernadores Poncio Pilatos, Herodes Antipas, Arquelao y Felipe, y el sumo sacerdote Caifás.

Lo que es nuevo en Jesús es que le da a la vieja cuestión un enfoque radicalmente diferente al de sus contemporáneos: el poder, ya objeto de la reflexión de los filósofos griegos desde Sócrates. Platón le dedicó al tema su libro La República, y Aristóteles la obra titulada Política.

En el Primer Testamento, el poder es más que una dádiva divina. Es la manera de participar del poder de Javé. Es a través de sus profetas que Javé elige y legitima a los poderosos. A diferencia de lo que sucedía en Egipto y en Roma, ninguno de ellos era divinizado por ocupar el poder. Aunque era un elegido de Dios, el poderoso seguía siendo falible y vulnerable al pecado, como ocurrió en los casos de David y Salomón. No se autodivinizaban como los faraones egipcios y los césares romanos.

Hasta en Grecia, Alejandro Magno, desesperado por mantener centrada en su persona la unidad de sus conquistas, trató de autodivinizarse y exigió que sus soldados lo adoraran.

Jesús le imprimió otra óptica a la cuestión del poder. Para él, no se trataba de una función de mando, sino de servicio. Es lo que afirma en Lucas 22,24-27: “Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige como el que sirve (…) Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.” Jesús dio el ejemplo al afirmar que “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir” (Mc 10,41-45) y se arrodilló para lavar los pies de los discípulos.

Lo que condujo a Jesús a invertir la óptica del poder fue la siguiente pregunta: ¿a quién debe servir el poder en una sociedad desigual a injusta? A la liberación de los pobres, respondió, a la curación de los enfermos, al abrigo a los excluidos. Ese es el servicio por excelencia de los poderosos: liberar al oprimido y hacer que este también tenga poder.

El poder es una prerrogativa divina para el servicio al prójimo y a la colectividad. Tomado en sí mismo, pervierte. El individuo tiende a cambiar su identidad personal por la identidad de la función que desempeña. El cargo que ocupa pasa a tener más importancia que su individualidad. Por eso, muchos se aferran al poder, porque hace posible lo deseable. Imanta al poderoso, de modo que atrae veneración y envidia, sumisión y aplausos.

Para que el poderoso no se deje embriagar por el cargo que ocupa, Jesús propone que se someta a la crítica de sus subalternos. ¿Quién de nosotros es capaz de hacerlo? ¿Cuál es el párroco que indaga lo que los miembros de su parroquia piensan de él? ¿Cuál el dirigente de un movimiento popular que les solicita a sus dirigidos una evaluación de su desempeño en el cargo? ¿Qué político les pide a sus electores que lo critiquen? Jesús, por su parte, nunca temió preguntarles a sus discípulos lo que pensaban sobre él, y como si eso no fuera suficiente, también se lo preguntó al pueblo (Mt 16,13-20).

La cuestión del poder es el corazón de la democracia. Etimológicamente, democracia significa gobierno del pueblo para el pueblo. No obstante, en la mayoría de los países aún se mantiene es un estadio meramente representativo. Para hacerse participativa, la democracia deberá ser expresión del fortalecimiento de los movimientos populares. Un poder –el del Estado o el de la clase dominante-- solo admite límites y evita abusos en la medida en que enfrenta otro poder: el del pueblo organizado. Esa es la condición para que la democracia base la libertad individual y los derechos humanos sobre la justicia social y la equidad económica. Es falsa la democracia que concede libertad virtual a todos y excluye a la mayoría de bienes económicos esenciales como el acceso a la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, el trabajo, la cultura y el descanso.

Frei Betto es autor, entre otros libros, de A mosca azul – reflexão sobre o poder (Rocco).
Traducción de Esther Perez

Copyright 2019 – Frei Betto -

QUIÉN ES FREI BETTO

El escritor brasileño Frei Betto es un fraile dominico. conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 60 libros de diversos géneros literarios -novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles, y de tema religioso en dos acasiones- en 1985 y en el 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. 

Asesor de movimientos sociales, de las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, participa activamente en la vida política del Brasil en los últimos 50 años.














jueves, 14 de noviembre de 2019

¿QUÉ ES EL GENERAL INTELLECT? ESBOZO POPULAR, CAPÍTULO 4, Por Pedro Cazes Camarero(") para Vagos y Derecho

Recopilación de lo tratado: En los capítulos anteriores hemos visto cómo, en su evolución a lo largo de las décadas y de los siglos, el sistema capitalista emergió del capullo constituido por la sociedad pre-capitalista feudal y fue madurando hasta convertirse hoy en un indiscutible dominador mundial. También hemos narrado cómo fue primero aprovechando y después extinguiendo los restos de sistemas pre- capitalistas todavía existentes (sobre todo esclavista mercantil y feudal), gracias a su capacidad de generar riquezas sin límites. Hemos seguido el curso de éstas hasta descubrir el secreto del aumento de la composición orgánica del capital, basado en la reinversión de la plusvalía, riqueza no remunerada que se les extrae a los trabajadores. 

Repasamos las etapas que el sistema mencionado atravesó en su corta historia de tres siglos: cómo la manufactura, que empleaba técnicas de producción pre- capitalistas en un ámbito nuevo, la gran fábrica, se fue transformando en gran industria al introducir las máquinas en lugar de la producción manual; cómo ese capitalismo maquínico, dispersado en miles incontables de centros fabriles ubicados casi todos en Europa Occidental, sufrió sucesivas crisis de superproducción, después de cada una de las cuales se fue concentrando en grandes empresas capitalistas denominadas monopolios. Vimos también cómo éstos impulsaron una nueva época colonialista, a través de la conquista militar de la periferia pre- capitalista para que sirviera de mercado forzoso y fuente de materias primas al naciente imperialismo monopolista, desencadenando dos horribles guerras mundiales durante el siglo pasado.

Y nos hemos preguntado, como Marx y sus compañeros, si este proceso puede continuar indefinidamente o si existen límites al crecimiento del capitalismo como sistema.

No hace más de treinta años, durante la última década del siglo veinte, los historiadores y economistas fieles al capitalismo como sistema, respondían a esta pregunta con un contundente NO. Eufóricos por el derrumbe casi completo del llamado “socialismo real”, esto es, por la implosión de la Unión Soviética y su periferia de Europa Oriental, contemplaban al capitalismo monopolista liderado por Estados Unidos y sus compinches de Japón y Europa Occidental como el único sistema posible, sede de una sólida civilización que constituía la cúspide indiscutida de toda la historia humana. 

El naufragio soviético no fue comprendido, como explicamos en el Capítulo III, como un intento de modernización sustitutiva que sólo pudo fracasar en términos capitalistas debido a que ésos eran los términos en los que el propio modelo del “socialismo real” se encontraba planteado. Manteniendo un contexto de fetichismo mercantil, dominado por el dinero y el trabajo asalariado, pudo izarse a cierto nivel tecnológico, en base a una estructura económica que podría denominarse capitalismo estatal, sin lograr empero asegurar la propia supervivencia. 

Pero el derrumbe del “segundo mundo” a comienzo de la década de 1990, festejado demasiado apresuradamente por los epígonos del capitalismo en todas las academias y universidades, no constituía una garantía de perduración para el ahora autoproclamado sistema único. Como hemos relatado al final del último capítulo, casi al mismo tiempo que colapsaba lo que el macartismo denominaba “mundo comunista”, saltaba a la vista que el sistema mundial capitalista tampoco se sentía demasiado bien. 

Recordemos que por “fuerzas productivas” Marx se refiere a la combinación de los medios de trabajo (herramientas, maquinaria, tierra, infraestructura, etc.) con la fuerza de trabajo humana (1). 

Este concepto abarca todas las fuerzas que las personas aplican en el proceso de producción (cuerpo y cerebro, herramientas y técnicas, materiales, recursos, calidad de la cooperación de los trabajadores y equipos), incluidas las funciones de gestión e ingeniería técnicamente indispensables para la producción. El conocimiento humano también puede constituirse en fuerza productiva.

En los capítulos anteriores hemos visto que una característica de todas las etapas de la historia del capitalismo es que tales fuerzas productivas tienden a crecer cada vez más rápidamente, mientras que, paradójicamente, el valor de cambio de las mercancías ofrecidas en el sistema tiende a disminuir. Por lo contrario, el valor de uso de cada mercancía se mantiene e incluso mejora cualitativamente. A partir de 1980- 1990 este fenómeno, que sólo se percibía hasta entonces de modo fetichista, como una caída tendencial de la tasa de ganancias en algunas ramas aisladas de la industria, se volvió paulatinamente dominante.

El capitalismo y la red: Hasta entonces, el desarrollo de la maquinaria era considerado por los trabajadores como una amenaza indiscutible, que profundizaba la opresión. Así, a comienzos del siglo XIX, la corriente de los “ludditas” practicaba la furiosa destrucción de las máquinas. Pero dos siglos más tarde, la importancia creciente de la maquinaria en la organización social ha comenzado a mostrar efectos emancipatorios. Veamos cómo es eso.

Marx criticaba a las primeras generaciones de pensadores socialistas y comunistas, como los “fourieristas” y “saint- simonianos”, por ejemplo, que florecieron a comienzos del siglo XIX, como “utopistas”. Este término descalificador procede de la novela “Utopía”, de Tomás Moro, político inglés del siglo XVI. “Utopía” significa “en ningún lugar” y constituye la descripción de un futuro reino imaginario, en el cual una perfecta organización social y un gran dominio sobre la naturaleza permitía a sus habitantes gozar de felicidad perpetua. Durante los siglos siguientes, tales ensoñaciones se reiteraron entre los pensadores europeos. La Revolución Francesa estimuló la aparición de nuevas fantasías, al compás de las esperanzas emancipatorias, alimentadas también por la revolución industrial.

Marx trataba de diferenciarse de estos autores, proponiendo un análisis científico del capitalismo y negándose en general a ofrecer descripciones de la futura sociedad comunista que preconizaba. Así que lo preconizado en el “Fragmento sobre las máquinas” del tomo II de los “Grundrisse…” resulta completamente excepcional en su vasta obra (2).

Pero una noche de 1858, el insomne revolucionario se lanzó a reflexionar sobre el futuro mediato. Interrumpió la ya débil ilación de los “Grundrisse…” preguntándose: “¿Qué pasaría si…?”. 

Marx era consciente de que el capitalismo de su época arrastraba muchos retrasos, muchas rémoras pre- capitalistas. Se daba cuenta de que, aun en esas condiciones, las formaciones económicas como Inglaterra, Francia o Bélgica estaban ya unificadas en redes enormes y complejas (más aún, que tales redes caracterizaban a naciones aún predominantemente feudales, como Polonia, China, etc.). Sin embargo, no en todos los nodos de esas redes se generaba “valor de cambio” (esto es, valor en un sentido marxiano). 

Marx constataba por entonces que la actividad productiva de las fábricas agregaba valor bajo la forma de plusvalía, esto es, trabajo excedente no remunerado, a las mercancías generadas por la industria. La producción agraria también agregaba valor a los cultivos. Pero toda la otra actividad de la nación, esto es, el ejército, la policía, el comercio, la educación, el periodismo, la estructura del funcionariado y el gobierno, sólo reparten el excedente de las riquezas creadas por el campo y la industria.

Sin embargo, su penetrante mirada percibió que esa situación, que en los tres tomos de “El Capital” parece estable y permanente (y así fue y es enseñada en los cursos de marxismo), es un hecho sólo transitorio. Una foto, digamos. ¿Y cómo sería la película?

Hemos visto que la maquinaria se vuelve más y más compleja conforme aumenta la composición orgánica del capital, esto es, la inversión del capitalista en capital constante (maquinarias) respecto de la que realiza en salarios (capital variable). Lo mismo pasa en la explotación agraria. Hoy en día, numerosos nodos de la red social, antaño sólo consumidores de excedentes, rodean cada máquina y cada centro de producción de riqueza agraria y se van incorporando a una red local específica de generación de nuevos excedentes. Los nodos de la red que no producen riqueza, en cambio, se van reduciendo. 

Resumiendo, el desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas se basa en un aumento ilimitado de la complejidad de las máquinas y un aumento ilimitado de la complejidad de la actividad de las fuerzas de trabajo. La maquinaria, el medio de producción, adquiere una importancia creciente en la organización social. Pero su manejo requiere asimismo una sólida experticia tecnológica y un enorme conocimiento social por parte de la fuerza de trabajo.

Así llegamos a la situación que empieza a experimentarse en la actualidad en muchos países: el momento post- fordista de la evolución del capitalismo, llamado por algunos el capitalismo tardío, muestra la proliferación de nodos complejos articulados alrededor de núcleos productivos y empleando una enorme cantidad de fuerza de trabajo muy educada, tanto en humanidades como en ciencia y tecnología. Esta modalidad que comenzó en los países capitalistas centrales, viene extendiéndose por las naciones periféricas. 

El modelo fordista de organización del trabajo en la fábrica, piramidal y autoritario, con gerentes, capataces y operarios, viene mostrándose cada vez menos apropiado para esta nueva modalidad capitalista. La base computacional de los nuevos núcleos productivos además requiere de una fuerza de trabajo educada y conectada en red. A este nuevo tipo de fuerza de trabajo, organizada horizontalmente, que regula su propio trabajo (y no se ve organizada por el patrón o el capataz) es a quien Marx denomina “General Intellect”. Las “máquinas” a las que Marx se refiere en el “Fragmento…” no son otras que las computadoras y robots que campean en nuestras fábricas contemporáneas. 

En el tomo II de “El Capital”, Marx hace referencia al “Capital Fijo” en la circulación del capital. Se trata de objetos que, participando en la misma, duran varios ciclos productivos gastándose poco a poco (a diferencia del “capital circulante” que se agota en un solo ciclo productivo, como las materias primas). En ese sentido, una máquina constituye “capital fijo”, a la vez que constituye “capital constante” desde el punto de vista de la producción. Lo novedoso aquí, en el mundo post fordista, es que el “General Intellect”, que antaño constituía como “fuerza de trabajo” el capital variable en la producción, ahora forma una parte del capital fijo en la circulación del capital, sin dejar de ser capital variable en la producción (3). 

Durante mucho tiempo se interpretó que Marx, implícitamente, refería el surgimiento del General Intellect a una etapa futura de madurez del propio comunismo. Sin embargo, nada hay en el texto marxiano que indique eso. Actualmente, la vida misma ha saldado cualquier discusión. La digitalización de la vida cotidiana, la automatización extrema de las fábricas, el empleo generalizado del teléfono celular muestra que el General Intellect se ha impuesto sin ruido en el seno del capitalismo tardío. 

Referencias bibliográficas

(1) Probablemente derivó el concepto de “fuerzas productivas” de la referencia de Adam Smith a los "poderes productivos del trabajo" (véase el capítulo 8 de “La Riqueza de las Naciones”, 1776). El economista político alemán Friedrich List, por su parte, también menciona el concepto de "poderes productivos" en “El Sistema Nacional de Economía Política” (1841).

(2) Otra de las raras oportunidades documentadas en que Marx describió aspectos de la sociedad futura que preconizaba, está en la “Crítica del Programa de Gotha” de 1864, seis años después de abandonar la escritura de los “Grundrisse…” y lanzarse de lleno a la redacción del tomo 1 de “El Capital”. En aquel escrito, Marx ofrece las célebres consignas que caracterizarían la primera fase del comunismo, esto es, del “socialismo” (“de cada uno según su capacidad, a cada uno según su trabajo”), que la diferencia de la fase superior del comunismo, llena de riqueza y de sabiduría (“de cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades”). 

(3) La traducción de este párrafo crucial es la siguiente: “La naturaleza no construye máquinas, ni locomotoras, ferrocarriles, telégrafos eléctricos, “mulas” automáticas [máquinas de hilar y de tejer], etc. Éstos son productos de la industria humana; material natural transformado en órganos de la voluntad humana sobre la naturaleza, o de la participación humana en la naturaleza. Son órganos del cerebro humano, creados por la mano humana: el poder del conocimiento, objetivado. El desarrollo del capital fijo indica en qué medida el conocimiento social general se ha convertido en una fuerza directa de producción, y en qué medida, por lo tanto, las condiciones del proceso de la vida social en sí han quedado bajo el control del General Intellect y se han transformado de acuerdo con eso; hasta qué punto se han producido los poderes de la producción social, no solo en la forma de conocimiento, sino también como órganos inmediatos de la práctica social, del proceso de la vida real”. (Karl Marx, “Grundrisse…”, 1858). 

(") Pedro Cazes Camarero, argentino, farmacéutico, 1945. Magister Scientiae en Metodología de la Investigación Científica y Epistemología. Ex director de "Estrella Roja" (órgano del Ejército Revolucionario del Pueblo- ERP-), "El Combatiente" (órgano del Partido Revolucionario de los Trabajadores - PRT-) y "Crisis". Autor de numerosos artículos y libros, entre ellos "Las Estrategias de la Aurora", de próxima aparición (Ed. Prometeo, Buenos Aires, 2019). Premio "Ramón Carrillo" (2010). Miembro del Encuentro de Profesionales contra la Tortura. Columnista de "Cuadernos de Crisis/Purochamuyo".




viernes, 25 de octubre de 2019

Declaración del Encuentro de Profesionales Contra la Tortura (EPCT) de la República Argentina, ante la luctuosa represión de las movilizaciones en Chile


El EPCT de la República Argentina, ante la luctuosa represión de las movilizaciones populares con que el pueblo chileno enfrenta las medidas neoliberales del régimen de Sebastián Piñera, declara: 

El programa que el neoliberalismo intenta imponer es cosmopolita; desde el centro imperial se pretende someter a los trabajadores de todos los países a condiciones de vida crecientemente miserables, a fin de evitar el derrumbe de la tasa de ganancias de un sistema en crisis. 

Ese plan pretende ser aplicado por gobiernos de derecha de muchos países y va encontrando la resistencia del pueblo de cada nación. En nuestra región latinoamericana, las masas ecuatorianas recientemente movilizadas derrotaron los aumentos del combustible (que significaban un grave deterioro de las condiciones de vida) aplicadas por el gobierno de Lenin Moreno, encaramado en la presidencia mientras enarbolaba un programa democrático y progresista que no vaciló en violar al momento de ser electo. Sin embargo, esa victoria no puede hacernos olvidar que se obtuvo al costo de numerosos muertos, heridos y detenidos durante los días que duró la resistencia. 

Desde hace varios días le toca el protagonismo al hermano pueblo de Chile. Ese país, enarbolado como ejemplo por los neoliberales de todo el mundo, había sido sometido a la mansedumbre por la dictadura de Pinochet después de un salvaje baño de sangre directamente organizado desde Washington. Las masas populares, con sus organizaciones destruidas y sus líderes asesinados, fueron disciplinadas a través del hambre y la represión. Salarios miserables y un océano de desocupados parecían el contexto ideal para comprobar que las mayorías que habían elegido a Salvador Allende se habían convertido en una muchedumbre sumisa y humillada. 

El presidente chileno Sebastián Piñera no es un mentiroso descarado como Lenin Moreno; fue electo exhibiendo un programa claramente conservador, que los chilenos habían podido saborear durante su primer mandato. Después de dos años, su presidencia resultaba un contexto ideal para experimentar una nueva vuelta de tuerca de los planes neoliberales de supuesta estabilización, a través de un loco aumento del precio de los servicios. En un país que tiene privatizada la educación, la salud y las jubilaciones, que había escogido democráticamente poco tiempo atrás un derechista confeso como jefe de estado ¿qué es lo que podía salir mal? 

Cuatro días después eso está bastante claro. El estallido chileno va mucho más allá que el aumento de la tarifa de los subterráneos que acaba de retrotraerse con apuro por Piñera y compañía. Las masas en la calle ahora exigen mucho más: van por el desmantelamiento del estado neoliberal impuesto por la fuerza, destinado a garantizar ganancias empresariales que la crisis internacional del sistema está poniendo en entredicho. 

Desde el otro lado de la cordillera llega a los oídos argentinos una oleada de denuncias de todo tipo de violaciones de los derechos humanos producidas no sólo por las fuerzas policiales sino por las tropas del ejército, que de modo irresponsable han sido lanzadas nuevamente a la represión de las nuevas generaciones en las sufridas calles de Santiago, Concepción y demás ciudades chilenas. Las manos de Piñera se hallan empapadas de la sangre de su pueblo. Los calabozos atestados, los hospitales hacinados por los heridos, las morgues donde se acumulan los muertos son el precio de la obstinación de la derecha chilena. 

El EPCT de la República Argentina denuncia la barbarie desencadenada contra nuestros hermanos, ayer del Ecuador, hoy de Chile. Los gobiernos que intentan aplicar a sangre y fuego los planes neoliberales se encuentran una y otra vez con el límite de la lucha de masas, que el estado intenta perforar con el uso de la cárcel, la tortura y el asesinato. 

Uno de los elementos que ha impedido que esa situación se produzca en la República Argentina reside en la proximidad casi inmediata de las elecciones presidenciales. La experiencia cercana de nuestros hermanos latinoamericanos sirve de advertencia a las futuras autoridades que resulten electas, respecto de las consecuencias de la aplicación de las recomendaciones del FMI y las empresas multinacionales. 

El EPCT de la República Argentina exige el cese inmediato de la represión en Chile, especialmente el fin de los asesinatos cometidos por los uniformados y de la tortura de los detenidos. También recabamos el sometimiento a juicio de los responsables y ejecutores de la barbarie represiva, la liberación de los presos capturados y la rápida apertura de negociaciones para cambiar dramáticamente el plan económico que ha desencadenado la irresponsabilidad del gobierno trasandino.

martes, 22 de octubre de 2019

¿TODOS SOMOS POSVERDAD?, Por Frei Betto


La respuesta es sí, si comulgamos con la angustia, con el sentimiento de frustración ante los sueños idílicos de la modernidad. ¿Quién habría dicho que la revolución rusa terminaría en gulags; la china, en capitalismo de estado; y que tantos partidos de izquierda asumirían el poder como el violinista que sostiene el instrumento con la izquierda y toca con la derecha?


¿Quién habría dicho que la especulación superaría a la producción, y que el valor intrínseco de un ser humano se desplazaría hacia los bienes que posee (y que no se reconoce su valor si no posee bienes)? ¿Quién habría dicho que tantas personas ponderadas erigirían el mercado como un dios al cual le prestan culto, y cuya mano invisible sería capaz de regular el progreso de las naciones bajo la égida de la economía?

Ningún sistema filosófico resiste, hoy por hoy, la mercantilización de la sociedad: el arte se ha convertido en moda; la moda, en improvisación; la improvisación, en agudeza. Las transgresiones ya no son excepciones, sino reglas. El avance de la informatización y la robótica, la googletización de la cultura, la telecelurización de las relaciones humanas, la banalización de la violencia son factores que nos provocan actitudes y formas de pensar pesimistas y provocadoras, anárquicas y conservadoras.

En la posmodernidad lo sistémico cede su lugar a lo fragmentario; lo homogéneo, a lo plural; lo teórico, a lo experimental. La razón delira y, disfrazada de cínica, baila al ritmo de los juegos de lenguaje. Como proclamara Nietzsche, ya “no hay hechos, solo versiones”.

En esas aguas revueltas, muchos se apegan a las “irracionalidades” del pasado, a la religiosidad sin teología, a la xenofobia servil a la Casa Blanca, al consumismo desenfrenado, a las emociones sin perspectivas.

Ya no se buscan grandes relatos, paradigmas históricos, valores universales. Ahora sopla el viento de la “servidumbre voluntaria”, en palabras de La Boétie, y muchos se arrodillan ante los avatares, convencidos de que la ley de la fuerza debe primar sobre la fuerza de la ley.

Para la posverdad, la historia llegó a su fin, y lo que nos resta es adecuarnos al tiempo cíclico. Ahora, el ocio se reduce a mero hedonismo, y la filosofía a un conjunto de preguntas sin respuestas. Lo que importa es la novedad, las candilejas, el invencible Iron Man. Ya no se advierte la diferencia entre lo urgente y lo importante, lo accidental y lo esencial, los valores y las oportunidades, lo efímero y lo permanente.

La estética se hace esteticismo. Y lo que vale es el adorno, la moldura, y no la profundidad o el contenido. Tendemos a ser rehenes de la de la exteriorización y los estereotipos.

Para la posverdad, que se aferra a la razón cínica como Diógenes a su lámpara, ya no hay pensamiento crítico. Prefiere, en este mundo conflictivo, ser espectadora y no protagonista, observadora y no participante, público y no actor.

La posverdad duda de todo. Es cartesianamente ortodoxa. Por eso no cree en nada ni en nadie. Como la serpiente Uróboros, se muerde la cola. Y se refugia en el individualismo narcisista. Se basta a sí misma, indiferente a la dimensión social de la existencia.

La posverdad lo desconstruye todo. Sus postulados son ambiguos, desprovistos de raíces, invertebrados, sensoriales y apáticos. Prefiere el shownalismo al periodismo.

El discurso de la posverdad es laberíntico, descarta paradigmas, y su bagaje cultural coloca en el mismo nivel a artistas y autores clásicos y a arribistas que han alcanzado 15 minutos de fama.

La posverdad no tiene memoria, abomina el ritual, la liturgia, el misterio. Como considera inútil toda pasión, ni ríe ni llora. Su visión del mundo es una colcha de retazos infestada de subjetivismo.

La ética de la posverdad detesta los principios universales. Es la ética de la ocasión, la oportunidad y la conveniencia. Camaleónica, se adapta a todas las situaciones.

La posverdad transforma la realidad en ficción y nos remite a la caverna de Platón, donde las sombras tienen más importancias que nuestro ser, y nuestras imágenes priman sobre la existencia real.


Frei Betto es autor, entre otros libros, de Calendário do Poder (Rocco).


Traducción de Esther Pérez

Copyright 2019 – Frei Betto - 

QUIÉN ES FREI BETTO

El escritor brasileño Frei Betto es un fraile dominico. conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 60 libros de diversos géneros literarios -novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles, y de tema religioso en dos acasiones- en 1985 y en el 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. 

Asesor de movimientos sociales, de las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, participa activamente en la vida política del Brasil en los últimos 50 años.

martes, 15 de octubre de 2019

SONÁMBULO por Claudio Javier Castelli



                               Sonámbulo


Vago por las noches

como en una eternidad transparente.

¿Existen los días con sus penas,

oficios y mercaderes?



En los días

conocemos en parte,

en las noches conocemos

“como fuimos conocidos”.



Déjenme construir el infierno

buscando el cielo;

Otros vendrán

como centellas antiguas.



¿Qué tiene el ciprés

distinto del ceibo?



En los días reinan inviernos

en las tinieblas descubrimos luz

y todo está irremediablemente unido

en la confusión y caos original.



En las noches

los sahumerios

manan voces y cantos pretéritos,

en los días aromas que alegran a Dios.



¿Dios habrá abandonado las noches

a la musa de los poetas

y los dioses de la antigüedad?



En las noches

los ciegos ven,

los paralíticos caminan,

los humildes de la tierra

tienen su “banquete celestial”.



En las noches todos somos peronistas

sólo los días tienen oligarquías.



En las noches

la música es un resuello de la naturaleza

inclusive la voz.



En las noches

las palabras que se dicen en la intimidad

tienen el “eléctrico ardor”

de unos ojos recuperados para siempre.



En las noches llego a fin de mes.



Todos vendrán

cuando llegue la noche

y “ellos” se irán para siempre.



En las noches

acaricio la doblez de las páginas

y las filigranas de las cosas

en los viejos autores de siempre.



En las noches

los evangélicos

profesamos la teología de la pobreza

y nos despreocupamos

por el capitalismo de los días.



En los días

abundan escépticos

y malhumorados,

en las noches los creyentes

forman largas procesiones.



En las noches

Tántalo toma los frutos,

Sísifo deja caer la piedra

y no continúa el esfuerzo.



En las noches

Cristo no es crucificado

y Pablo es un hombre

humilde y piadoso



En las noches

Enrique Molina

sigue conversando

un Febrero perenne.



En las noches

escucho la voz de mi padre

al volver del colegio.



En las noches

Charly García acepta hacer el “tema”

con Rodrigo Bueno.



En las noches:

“El baile del trencito”,

en el casamiento,

sigue recorriendo

las habitaciones

de la casa vacía.



En las noches

leo por primera vez

un poema de Jorge Luis Borges.



En las noches

siempre son las veintitrés horas.


En las noches

contemplo la casa de mi infancia

“un lento atardecer de verano”.




En las noches:

"ella" vuelve del "País de la juventud", 

y luego las prendas caen

en el remolino del tiempo

y las penumbras misteriosas 
del infinito.


Claudio Javier Castelli
Octubre de 2019.



(“) Nacido en La Paz, Entre Ríos, el 16 de Diciembre de 1957, abogado penalista (UBA), maestrando de filosofía del derecho (UBA), periodista egresado de la Escuela de Periodistas del Círculo de la Prensa, ex docente del Departamento de Derecho Penal y Procesal de la Facultad de Derecho de la UBA, ex docente de Introducción a la Sociedad y el Estado materia obligatoria del CBC. Miembro fundador del INECIP (Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales), miembro de la Comisión Directiva del CIPCE (Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica) y colaborador desde su fundación en 2003 del CEPPAS (Centro de Políticas Públicas para el Socialismo). Ex miembro de la Justicia Nacional en lo Criminal y Correccional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ex Asesor Jurídico del CAEP (Centro de asuntos y estudios Penales del Banco Central República Argentina), ex Asesor Jurídico de la Superintendencia de Seguros de la Nación, ex Asesor Jurídico en la Unidad de Información Financiera, actualmente es Asesor de la Biblioteca Doctor Raymundo Miguel Salvat. En toda esa actuación laboral desempeñó su profesión en el área criminal económica, criminal financiera. Ha publicado numerosos artículos de derecho Penal, Filosofía, Política, Literatura y Poesía, en libros y revistas, así como en los dos blog de los cuales es editor: vagosyvagasperonistas.blogspot.com y vagosyderecho.blogspot.com . Concurrió durante varios años al Taller de Escritura del escritor Hugo Correa Luna, posteriormente del poeta Enrique Blanchard, y finalmente de los poetas Daniel García Helder y Arturo Carrera. -Libros: -"Todo y Nada”, Ediciones de la Cantiga, 1990, Bs. As. -"LLueve en las raíces. Trilogía poética de fin de siglo”, Ediciones del Jinete Insomne, Bs. As, 2018. Actualmente es Coordinador de la Agrupación Vagos y Vagas Peronistas.-