El EPCT de la República Argentina, ante la luctuosa represión de las movilizaciones populares con que el pueblo chileno enfrenta las medidas neoliberales del régimen de Sebastián Piñera, declara:
El programa que el neoliberalismo intenta imponer es cosmopolita; desde el centro imperial se pretende someter a los trabajadores de todos los países a condiciones de vida crecientemente miserables, a fin de evitar el derrumbe de la tasa de ganancias de un sistema en crisis.
Ese plan pretende ser aplicado por gobiernos de derecha de muchos países y va encontrando la resistencia del pueblo de cada nación. En nuestra región latinoamericana, las masas ecuatorianas recientemente movilizadas derrotaron los aumentos del combustible (que significaban un grave deterioro de las condiciones de vida) aplicadas por el gobierno de Lenin Moreno, encaramado en la presidencia mientras enarbolaba un programa democrático y progresista que no vaciló en violar al momento de ser electo. Sin embargo, esa victoria no puede hacernos olvidar que se obtuvo al costo de numerosos muertos, heridos y detenidos durante los días que duró la resistencia.
Desde hace varios días le toca el protagonismo al hermano pueblo de Chile. Ese país, enarbolado como ejemplo por los neoliberales de todo el mundo, había sido sometido a la mansedumbre por la dictadura de Pinochet después de un salvaje baño de sangre directamente organizado desde Washington. Las masas populares, con sus organizaciones destruidas y sus líderes asesinados, fueron disciplinadas a través del hambre y la represión. Salarios miserables y un océano de desocupados parecían el contexto ideal para comprobar que las mayorías que habían elegido a Salvador Allende se habían convertido en una muchedumbre sumisa y humillada.
El presidente chileno Sebastián Piñera no es un mentiroso descarado como Lenin Moreno; fue electo exhibiendo un programa claramente conservador, que los chilenos habían podido saborear durante su primer mandato. Después de dos años, su presidencia resultaba un contexto ideal para experimentar una nueva vuelta de tuerca de los planes neoliberales de supuesta estabilización, a través de un loco aumento del precio de los servicios. En un país que tiene privatizada la educación, la salud y las jubilaciones, que había escogido democráticamente poco tiempo atrás un derechista confeso como jefe de estado ¿qué es lo que podía salir mal?
Cuatro días después eso está bastante claro. El estallido chileno va mucho más allá que el aumento de la tarifa de los subterráneos que acaba de retrotraerse con apuro por Piñera y compañía. Las masas en la calle ahora exigen mucho más: van por el desmantelamiento del estado neoliberal impuesto por la fuerza, destinado a garantizar ganancias empresariales que la crisis internacional del sistema está poniendo en entredicho.
Desde el otro lado de la cordillera llega a los oídos argentinos una oleada de denuncias de todo tipo de violaciones de los derechos humanos producidas no sólo por las fuerzas policiales sino por las tropas del ejército, que de modo irresponsable han sido lanzadas nuevamente a la represión de las nuevas generaciones en las sufridas calles de Santiago, Concepción y demás ciudades chilenas. Las manos de Piñera se hallan empapadas de la sangre de su pueblo. Los calabozos atestados, los hospitales hacinados por los heridos, las morgues donde se acumulan los muertos son el precio de la obstinación de la derecha chilena.
El EPCT de la República Argentina denuncia la barbarie desencadenada contra nuestros hermanos, ayer del Ecuador, hoy de Chile. Los gobiernos que intentan aplicar a sangre y fuego los planes neoliberales se encuentran una y otra vez con el límite de la lucha de masas, que el estado intenta perforar con el uso de la cárcel, la tortura y el asesinato.
Uno de los elementos que ha impedido que esa situación se produzca en la República Argentina reside en la proximidad casi inmediata de las elecciones presidenciales. La experiencia cercana de nuestros hermanos latinoamericanos sirve de advertencia a las futuras autoridades que resulten electas, respecto de las consecuencias de la aplicación de las recomendaciones del FMI y las empresas multinacionales.
El EPCT de la República Argentina exige el cese inmediato de la represión en Chile, especialmente el fin de los asesinatos cometidos por los uniformados y de la tortura de los detenidos. También recabamos el sometimiento a juicio de los responsables y ejecutores de la barbarie represiva, la liberación de los presos capturados y la rápida apertura de negociaciones para cambiar dramáticamente el plan económico que ha desencadenado la irresponsabilidad del gobierno trasandino.
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