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Tal vez, el problema de la filosofía Europea moderna, no ha sido tanto el antropocentrismo, sino que es una filosofía del espíritu como conciencia, como reflexión, en cuyo fondo siempre subyace la distinción platónica de cuerpo y alma, que retoma San Agustín, y continúan las vertientes protestantes, evangélicas y católicas.
El cuerpo es el territorio del desorden, del caos, de las fuerzas impenetrables sometidas al impulso alógico de la naturaleza, y ésta se revestía de su propia vorágine, y se la rebajaba en su completa significación.
La más potente filosofía Europea moderna, es la de Hegel –la madurez de Europa, al decir de Xavier Zubiri-, y consuma la metafísica occidental –al decir de Heidegger-, en una filosofía del espíritu absoluto: la idea que se piensa a sí misma.
Hegel, desarrolla, en la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas en compendio (Alianza Universidad, Madrid, 1997, Trad. Ramón Valls Plana), una tríada: Ciencia de la lógica, Filosofía de la naturaleza, y Filosofía del espíritu.
“La lógica es ciencia de la idea en sí y para sí; la filosofía de la naturaleza, como ciencia de la idea en su ser otro; la filosofía del espíritu, como ciencia de la idea que regresa a sí desde su ser otro”. (Ibid, parágrafo 18, pág. 120). La naturaleza es el ser otro del espíritu.
La pregunta que nos tenemos que hacer, frente a dos caminos que se abren y se han discutido siempre en Latinoamérica. Es: ¿O, abjuramos de todo ese legado filosofíco, y tomamos nuestro propio camino?; ¿O, tomamos nuestro propio camino, asumiendo y superando ese legado filosofíco?
La palabra alemana que desveló a Hegel, fue Aufheben, que traducimos como asumir.
Hasta ahora, pareciera que hemos tomado, en la dirección de la primera pregunta: Abjurar del legado filosófico europeo y tomar nuestro propio camino.
Con el que más simpatiza, la red que represento: es asumir y superar ese legado filosófico europeo, visto desde Latinoamérica, mirando con otros ojos, desde otras miradas.
Nunca hubiera ido a Alemania a estudiar a Hegel, lo leo desde Latinoamérica.
Cuando comienza a ser hegemónica una nueva visión –la que resuelve afirmativamente la primera pregunta- destruye todo lo anterior, y encolumna en su visión, lo que se cree la verdadera visión del mundo.
El camino más realista y pragmatico, puede ser darnos con lo existente, asumir y superar el legado europeo, para subvertir el orden dominante. Esto significa mirar con ojos latinoamericanos, en una nueva lectura a Hegel, principalmente. ¿Por qué, digo Hegel? Porque Hegel tenía una cosmovisión (Weltanschauung) del mundo, donde es posible relacionarnos con la naturaleza, porque formamos parte de un todo, cuya representación es el círculo de los círculos. La naturaleza forma parte cósmica de ese todo, y los humanos somos partes de ese todo cósmico, con la naturaleza, donde el agua es un principio vital por excelencia, porque donde hay vida, necesita del agua, y porque humanos somos en gran medida agua. No es solo que tengamos un derecho humano al agua, sino que el agua forma parte fundamental de la naturaleza, y de nuestra naturaleza humana. Es tanto o más que un derecho humano al agua.
Digresión sobre “Girasol”, la mascota familiar.
En mi familia, teníamos un perro Golden Retriver, de 16 años, enfermó de cáncer de páncreas, y murió el 26 de Noviembre de 2016. Hicimos incinerar sus restos, y pensamos desparramar sus cenizas, en la plaza de Buenos Aires, donde había sido muy feliz. Eso acometimos, el 26 de Noviembre de 2017, con mi señora y mis hijos. Llegamos a la plaza, destornillé la urna, recité un versículo bíblico (“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” –Apocalipsis 1:8-). Después, simultáneamente, mis hijos, mi esposa, y yo, desparramamos las cenizas sobre el césped húmedo, a la caída del crepúsculo. Nos sentamos alrededor del haz de las cenizas y el césped. De inmediato, nos invadió a todos un aliento cósmico, el perro, que había sido puro amor, volvía a la naturaleza, su cuna y fin. Era un aliento cósmico del cual todos formábamos parte, mi mujer, mis hijos, yo, “Girasol”, éramos uno con toda la naturaleza, con toda la creación. Éramos parte, porque somos naturaleza, somos agua, agua orgánica, vegetal y animal.
"Girasol" |
Ese aliento cósmico nos une con toda la creación, un aliento sagrado, donde en la creencia familiar estaba Cristo, estaba Dios. El agua forma parte imprescindible de la naturaleza, nos es que tengamos sólo –como dijimos- un derecho humano al agua. Somos agua, y formamos parte de un todo cósmico, donde el agua y la vida son intrínsecamente necesarias y naturalmente interrelacionadas.
Con esta experiencia que he contado, intento demostrar que es imprescindible de experimentar ese todo cósmico, la naturaleza, el planeta, sus ríos, lagos, mares, montañas, senderos, llanuras, valles.
Por mucho, que podamos insertar en el orden jurídico, nuestro derecho humano al agua, y la naturaleza como sujeto de derechos, debemos experimentar, intuir experencialmente, como parte nuestra, no solamente en la cotidiana sed, sino en la intuición cósmica de que formamos parte de un todo mucho más amplio.
3).- Conclusiones:
a).- No abjurar del legado europeo, para imponer nuestro camino, sino asumir y superar el legado de la filosofía europea moderna, principalmente, Hegel, e imponer nuestro camino latinoamericano concibiendo al agua, al planeta tierra, a los animales, vegetales, organismos vivos, humanos, como partes de un todo cósmico.
b).- Es imprescindible lograr y difundir la necesidad de experimentar al todo cósmico, donde el agua es vital, intuirla como parte nuestra, y nosotros como partes del todo, y el todo como interrelación.
Buenos Aires, Diciembre de 2017
Red Mama Yaku
4).- Apostillas:
I):- “El salto desde la idea lógica, a la naturaleza, demuestra la imposibilidad de abordar la realidad desde el plano puramente racional”. (Schelling, criticando a Hegel, citado por Ernst Bloch, “Sujeto-objeto, el pensamiento de Hegel”, Fondo de Cultura Económica, Méjico, 1983).
II).- Los románticos buscaban en la naturaleza, cualidad, vida universal.
III).- Todos los filósofos que no pongan la cantidad, el número, el cálculo, la matemática, en primacía, sino que los oscurezcan, en pos de la palabra, la relación, la calidad, como Hegel y Heidegger, son un importante antecedente para mirar la naturaleza con otros ojos.
IV).- “Por consiguiente, en conjunto, la filosofía hegeliana de la naturaleza, que es una filosofía dialéctica-cualitativa, queda en sus extravagantes manifestaciones, tan atrás de la gran aportación de la mecánica, de la grandiosa parcialidad de nuestra ciencia físico-matemática, como está por delante en sus principios”. (Bloch, ibíd.).
V).- “La naturaleza es, pues, la novia con la que se desposa el espíritu”. (Hegel, citado por Bloch, Ibíd).
VI).- El propio experimentar el todo cósmico, es también una deconstrucción no sólo de la filosofía europea moderna (Kant y Hegel), sino de nuestra propia formación.-
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