La Navidad es el tiempo de las buenas noticias de Dios a su Pueblo, de un Dios que entra en nuestra historia para transformarla.
El Padre Dios como siempre, se muestra del lado de los pequeños, de los pobres y desheredados de la historia.
El Pesebre que tantos argentinos han armado en estos días en sus casas, fue la idea que pensó San Francisco de Asís cuando en diciembre de 1223 representó la síntesis entre el Padre Dios creador de un mundo bello y para todos, con la pobreza de aquellos pastores que llevaban regalos y emoción al corral donde el Niño Dios, que junto a María y José cumplía la promesa de Dios al mundo.
Los curas en la opción por los pobres, queremos invitar a nuestro pueblo a renovar la misma opción que hizo el Dios de los Pobres, y que celebramos en la Nochebuena.
Esa opción, es imitar al Dios que se pone del lado de los que en la Argentina de hoy han quedado desheredados por imperio del capitalismo que, como en aquel tiempo y siempre, se pone del lado de los poderosos.
Nos ponemos del lado de los jubilados y pensionados que el próximo año perderán casi un haber mensual, tan necesario para sus remedios, alimentos y dignidad, que este gobierno ha decidido recortarles para responder al pedido del imperio de la Banca Mundial. Ellos junto a los ex combatientes y a los pensionados por discapacidad, serán las víctimas de este recorte fatal, que incluye la falta de medicamentos, la desatención en el PAMI y la quita de subsidios.
Nos ponemos del lado de los niños y niñas, cuyas madres reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH), que, por decisión del Imperialismo internacional del dinero reinante, perderán el valor de la leche mensual de cada niño, para "equilibrar las cuentas de la deuda".
Nos ponemos del lado de todos los trabajadores y trabajadoras que tendrán un futuro incierto en sus aportes patronales recortados brutalmente con efectos desoladores en su futura y lejana pensión de la vejez.
Nos ponemos del lado de las presas y presos políticos que son la expresión de la escandalosa destrucción de la justicia en nuestro país; y del lado de las familias de Santiago Maldonado y de Rafael Nahuel, que junto con tantas personas “de buena voluntad que habitan el suelo argentino” esperan esa justicia que no vislumbran...
Nos ponemos del lado de la ingente cantidad de desocupados que crece día a día y se pregunta con lágrimas por su futuro y el de sus familias.
Nos ponemos del lado de cada pobre, los que están en el pesebre.
Dios entra en nuestra historia para transformarla. Pero cuenta con nosotros para hacerlo. Cuenta con nuestros brazos, nuestras palabras, nuestras ideas. Así, decirnos entre todos ¡Feliz Navidad!, se transforma en compromiso y militancia para que realmente lo sea; para que Jesús nazca, y con él nazca la Justicia y sea Esperanza en un mañana nuevo de vida y de fiesta para todas y para todos.
Curas en la Opción por los Pobres
Navidad 2017
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