Los ocasos, las acequias,
el cartabón, los ademanes,
la inocencia.
El fugitivo verano,
los desiertos,
la espuma de la aurora,
los cuadernos.
El infinito color de la paciencia,
la anochecida sal y el desencuentro,
el balcón, el universo,
la indolencia.
El inflexible insomnio,
las tormentas,
la desvestida arena,
la bohemia.
El arte costumbrista
de las venas,
el ingenuo rencor
de la nostalgia,
los viejos.
El testamento universal
de la ignorancia,
el aire muerto.
El hábito del espejo,
la errante muchedumbre
del silencio
el frío de los libros,
el viento.
La opaca transición,
la voz hereje,
la religiosidad del movimiento,
la vanidad de la modestia,
los perros.
.
La intuición de las estrellas,
la nota en la cruz,
lo excelso,
la voracidad de la técnica,
el usurero.
Los trabajos del olvido
la desteñida memoria,
las alfombras,
los sahumerios.
En las penumbras de los días:
nuestros cuerpos.
Claudio Javier Castelli
8 de Enero de 2022
San Telmo
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