(Este artículo fue publicado en el periódico "Reflexión Bautista", en el año 2009, lo reproducimos aquí, al cumplirse el 31 de Octubre pasado, la conmemoración de la reforma protestante, iniciada por Lutero, al clavar las 95 tesis, en las puertas de la catedral de Wittenberg, en 1517. En este caso para evocar a Juan Calvino, quien, junto con Lutero, fueron los más influyentes reformadores)
Fue un cristiano de una decisión inclaudicable, lo que en
realidad lo impulsaba es el esfuerzo por subordinar las vida a la voluntad de
Dios.
Mientras Lutero fue el espíritu fogoso y propulsor del nuevo
movimiento, Calvino fue el pensador cuidadoso que forjó de las diversas
doctrinas protestantes un todo coherente.
Le prestó atención a varios aspectos que habían quedado
postergados, en particular, a la doctrina de la santificación.
Pero además todo lo hizo con una decisión inquebrantable, por
ejemplo al dedicar su “Comentario a la Epístola a los Hebreos” dijo: “Empero, no hay peligro que no debamos
afrontar gozosamente; no hay dificultad que no debamos acometer con resolución;
no hay conflicto a los cuales no debamos enfrentarnos valientemente, en una
causa tan necesaria. Además, como es la obra peculiar de Dios, no debemos este
caso, fijarnos tanto en el alcance de las fuerzas humanas, como en la gloria
que conviene a su fortaleza; de modo que, confiando en que no sólo nos ayudará
sino que también nos guiará, podemos aventurarnos a ejecutar proezas más allá
de nuestra propia fuerza; porque no sin razón la obra de restaurar y establecer
la Iglesia es señalada por la Escritura de Dios, sino que la obra en sí es
enteramente divina” (idem, pag.23)…“Sabemos que el príncipe de este mundo tiene
innumerables agentes siempre listos a oponerse al reino de Cristo. Algunos son
instigados por la ambición, otros por el lucro”(idem, pag.23).”…“Por lo tanto,
todos aquellos que intentan promover la doctrina de la salvación y el bienestar
de la Iglesia deben estar armados de una inquebrantable firmeza. Y como este
negocio está más allá de nuestras fuerzas, nos será otorgada la ayuda del cielo.”
(idem, pag. 23)
Primeramente se sentía llamado a dedicarse al estudio y las
labores literarias. Su propósito no era en modo alguno llegar a ser uno de los
jefes de la Reforma, sino más bien encontrar un lugar tranquilo donde estudiar
las Escritura y escribir acerca de la nueva fe.
Su principal proyecto era un breve resumen de la fe cristiana
desde el punto de vista protestante, y le dio el título de “Institución de la
religión cristiana”, la primera edición apareció en Basilea en 1536, en latín,
en 1541 publicó en Ginebra la primera edición francesa, que es una obra maestra
de la literatura de ese idioma.
En toda la obra se manifiesta un conocimiento profundo, no sólo
de las Escrituras sino también de los antiguos escritores cristianos,
particularmente San Agustín, y de las controversias teológicas del Siglo XVI.
“Dios maldiga tu
descanso, y la tranquilidad que buscas para estudiar, si ante una necesidad tan
grande te retiras, y te niegas a prestar socorro y ayuda”, le dijo Farel, cuando necesitaba la
presencia de Calvino, en Ginebra, fueron palabras que le hicieron cambiar de
opinión y comenzar la carrera de reformador en esa ciudad.
Allí, en cuanto comenzó a exigir que se siguieran verdaderamente
los principios protestantes, muchos comenzaron a ofrecerle resistencia,
entonces se dirigió a Estrasburgo donde contrajo matrimonio con la viuda Idelette de Bure, con quién fue muy feliz
hasta que la muerte la llevó en 1549.
Regresó a Ginebra en 1541, y durante los próximos doce años,
hubo conflictos repetidos entre el Consistorio y el gobierno de la ciudad, pues
el cuerpo eclesiástico, siguiendo la inspiración de Calvino, trataba de regular
las costumbres con una severidad que no siempre era del agrado del gobierno.
La muerte de Serveto fue duramente criticada, principalmente por
Sebastián Castellón, a quien Calvino había hecho expulsar de la ciudad por
interpretar el Cantar de los Cantares como un poema de amor. A partir de
entonces ese incidente se ha vuelto símbolo del dogmatismo rígido que reinaba en
la Ginebra de Calvino.
En 1559 vio cumplirse uno de sus sueños, al ser fundada la
Academia de Ginebra, bajo la dirección de Teodoro de Beza, quien después
sucedería a Calvino como jefe religioso de la ciudad.
La principal cuestión teológica que dividía a los protestantes,
en aquel entonces, era la presencia de Cristo en la comunión, para Calvino, la
presencia de Cristo en la comunión es real, pero espiritual, lo que sucede es
que por el poder del Espíritu Santo, los creyentes son llevados al cielo, y participan
con Cristo de un anticipo del banquete celestial.
Luego de su muerte acaecida el 27 de mayo de 1564, la marca
característica de los “calvinistas” o “reformados” no era su doctrina de la
predestinación, sino su opinión con respecto a la comunión.
“Declaro con la fe que
El me ha concedido que deseo vivir y morir en dicha fe, en tanto no tengo otra
esperanza ni otro refugio que la elección
de su Gracia, sobre la cual está fundada mi salvación, y que no dependo
de nada más para la salvación que la libre elección que El ha hecho de mi. De
todo corazón abrazo su misericordia, por medio de la cual todos mis pecados
quedan cubiertos, por causa de Cristo, y por causa de Su muerte y
padecimiento”, escribió en su testamento.
El teólogo alemán Jurgen Moltman dijo, en un reportaje, que
Calvino seguía la tradición de Lutero; para los protestantes de la Reforma eran
más importantes sus coincidencias que sus diferencias, y frente a la tesis de
Max Weber de que en la idea calvinista, el éxito económico de una persona tiene
que ver son su ser elegido por Dios, para Calvino, el espejo de la elección es
Cristo, al mirar a Cristo puedo estar seguro de haber sido escogido, no al
mirar mi cuenta bancaria o al recibir pagos por bonificaciones.
Sobre nuestro sistema económico dijo que él lo condenaría
despiadadamente, tres veces impidió Calvino el establecimiento de un banco
italiano en Ginebra; se oponía también a la imposición de intereses
desmesurados, además le pedía a la gente que pusiera sus posesiones a disposición
de los pobres y de los refugiados, uno podría del mismo modo demostrar que el
calvinismo está en las base del espíritu del socialismo.
Nada es más ajeno a Calvino que la idea que la
humanidad estaría llamada a construir, su propio mundo, a costo de la
naturaleza, pues afirma que la gloria de Dios resplandece en la creación (Inst.
I,5, título), la cual es en cierta forma un espejo donde es posible contemplar
a Dios, que de otro modo es invisible, la creación despliega la gloria de Dios.
“La gracia de Dios se
ha manifestado para salvación de todos los hombres, enseñándonos que
renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo
sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la
manifestación gloriosa de nuestro Gran Dios y Salvador, Jesucristo (Inst. III,
7, 3).
Calvino no es ni el, padre de la modernidad, ni tampoco el
tirano hosco que subyugó la ciudad de Ginebra, lo que realidad lo impulsaba es
el esfuerzo por subordinar la vida a la
voluntad de Dios.
Queda claro que la relectura de la vida, obra y legado de
Calvino no debe ser una labor únicamente para historiadores y expertos, y que
el esfuerzo de leer, y releer su obra es una tarea de todo cristiano curioso;
volver a las fuentes de la reforma en estado natural, y más allá de las
interpretaciones teológicas que se hicieron de ella, para buscar las fuentes de
primera mano, allí donde el cristianismo viró hacia otro punto, y gran parte de
occidente lo acompaño, puede encontrarse el horizonte de interpretación de las
escrituras, que alcancen lo que Pablo decía “Y
ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de
ellos es el amor” (1 Corintios 13:13), es decir la creación de la
civilización del amor, como sentimiento, pensamiento, dar, saber recibir,
reconocer, y esperar. Como moral individual y como ética social.
Fuentes:
-“Comentario a la Epístola a los Hebreos”, Juan Calvino, Libros
Desafio, EE.UU, 2006, traducción Luis Torres y Márques
-Moltman sobre Calvino: fue malinterpretado por los
capitalistas, tomado de:www.contrapunto.com.sv
-Calvino y la responsabilidad frente a la creación de Dios,
Prof. Dr. Lukas Vischer, Ginebra, tomado de www.calvino09.org
-“El gobierno y la política”, Kart Barth, traducción de Rubén J.
Arjona Mejía.
-Calvino, “el hereje ortodoxo”: 500 años de visión reformada,
Leopoldo Cervantes-Ortiz, (publicado en ALC noticias, Ciudad de México.
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