Martín Lutero, el gran reformador |
LUTERO, A CASI 500 AÑOS DE LA
REFORMA PROTESTANTE, Por Claudio Javier Castelli
El movimiento protestante,
tiene su punto culminante cuando Lutero clava las 95 tesis en la puerta de la catedral de
Wittenberg, el 31 de Octubre de 1517, la base era la discrepancia de este con
las indulgencias, a través de las cuales, con las monedas de los creyentes,
puestas en los recipientes al efecto, el alma viajaba al cielo perdonados sus
pecados. Se compraba la salvación.
Claudio Javier Castelli |
Hay cuatro principios
protestantes: Sólo fe; sólo gracia; sólo escrituras; sólo cristo.
Sólo por la fe somos salvos, sin
necesidad de las obras. Sólo por gracia de Dios, no hay nada que podemos hacer.
Sólo las escrituras son el único complejo textual, al cual debe someterse el
cristiano.
Sólo Cristo, es el único
mediador entre Dios y el Hombre. Esto último es fundamental, porque al hacer de
cristo, el único mediador, toda la estructura eclesiástica, se derrumba, como
un castillo de naipes. A la par que el creyente está en conexión directa con la
comunidad, está también en relación directa con Dios. Esa relación directa lleva
al creyente a trabajar con un Dios personal, revelado en la biblia, pero
personal.
Si bien Lutero se mantenía
entre dos mundos: el medioevo y el
incipiente capitalismo, podemos decir, que en realidad era un monje agustino
medieval, pero revolucionario en su cristianismo, en consecuencia, hay
vestigios del individuo libre posterior, sólo vestigios, pero muy sólidos.
Es que ya, en la Roma
Católica, la religión era una
interioridad de la conciencia, reservada a Dios. Dad al César, lo que es del
César, y dar a Dios lo que es de Dios.
Los mártires cristianos
antiguos soportaban el sufrimiento, sabiendo de su salvación, que los verdugos
nada podrían hacer contra sus creencias.
Dice Hegel, que en el Platón,
de la República perfecta, yacía un
germen, de lo que no podía ser posible, y en consecuencia era una reacción,
contra aquello, que prometía la inminente revolución del mundo, con la
individualidad y subjetividad, que introduciría el cristianismo. De esa forma, Platón, se ha mostrado como un gran espíritu, porque el eje sobre el cual gira lo decisivo de su idea, es el eje, sobre el cual gira la inminente revolución del mundo.
En Lutero pues, no hay más que
ese poder del cristianismo, que se apronta para dar la estocada, y
preparar el mundo, con el mismo protestantismo para desarrollar el capitalismo, que, a su vez, secularizaría el mundo. Pero, claro, no totalmente.
En el célebre escrito "Sobre el comercio y la usura" (1524) emprende un ataque feroz al prestamo con interés, y una serie de prácticas comerciales fraudulentas. Este escrito es de una actualidad demoledora.
En el célebre escrito "Sobre el comercio y la usura" (1524) emprende un ataque feroz al prestamo con interés, y una serie de prácticas comerciales fraudulentas. Este escrito es de una actualidad demoledora.
El texto de Lutero, “La
libertad Cristiana”, de 1520, es fundacional, y es uno de los que más efectos
tuvo, fue interpretado radicalmente, por Thomas Muntzer, y otros pastores, que
llevaron la libertad, hasta toda liberación de opresión, y se desató la guerra
de los campesinos. Lutero no pudo, sino mediar, al principio, para después
escribir el panfleto más duro, contra las hordas de campesinos. Murieron cien
mil. Lutero se refugió en los príncipes, quienes además, lo habían salvado de
las huestes católicas.
Lutero en ese texto, declaró
que “el cristiano es libre señor de todas las cosas y no está sujeto a nadie.
El cristiano es servidor de todas las cosas y está supeditado a todo”. No fue
interpretado así, se lo interpretó como libre de todo, preferentemente.
“Hereje, santo, lunático,
fanático, intolerante, salvador, cismático, revolucionario…han sido algunos de
los nombres que le han dado a través de la historia. Sólo en las últimas
décadas hemos llegado a un aprecio y consenso más compartido entre todos los cristianos
del significado de este hombre, totalmente entregado a su Dios. Superó lo que
parecía ser los límites de su tiempo. En este sentido fue un verdadero profeta,
anunciando el juicio divino sobre las estructuras y ritos atrofiados por el
tiempo y proclamando la libertad gloriosa del accionar divino en la historia
humana. Nos plantea una pregunta crucial: ¿somos capaces de ser profetas de la
misma cuna?, o ¿preferimos guardar lo recibido quedarnos con los pies enlodados
en nuestras pequeñas historietas pasadas?”[2]
“Lutero, en su interpretación del
cristianismo, invita a que sinceramente procuremos conocernos retrayéndonos a
nuestra intimidad. Vivimos en el mundo: pero conviene, para no extraviarnos en
el tráfago y murmullo mundanos, que atendamos a lo que realmente somos y como
nos comportamos. Paso inicial para rectificarnos ante el prójimo, ante nosotros
mismos y, principalmente ante Dios. Quién procede y actúa, ausente de esta
íntima concentración, carece de autenticidad, es segura víctima de lo que va
aconteciendo, e incapaz de reacciones nobles, sobre todo en aquello que más
íntimamente le concierne. Procede en constante sucesión de aceptaciones y
rechazos, conforme a superficiales apetencias del momento”[3]
Juan Calvino |
Lutero y Calvino fueron los más
influyente reformadores. Max Weber, en “La ética protestante y el espíritu del
capitalismo”, pone en el calvinismo posterior, las pautas más desarrolladas
para profundizar el capitalismo, sobre todo por una interpretación errónea de
la predestinación y la vida próspera.
Otro magistral ensayo, de Ernst
Troeltsch, “El protestantismo y el mundo moderno”, pone énfasis en el
luteranismo y el calvinismo, como goznes con el mundo burgués y el renuevo de
la autoridad política.
Las vinculaciones directas
entre el desarrollo del nuevo espíritu burgués y el movimiento originado por
los dos reformadores protestantes es indudable hasta hoy; en los
nuevos tiempos políticos neoliberales en el mundo, los protestantes y
evangélicos han sido animadores consecuentes de una teología que pone énfasis,
sobre todo, en la prosperidad personal, y se tiñe del espíritu empresario
norteamericano; por supuesto que hace estragos en América Latina.
Enfrenta a los evangélicos a la
humildad y pobreza de las mayorías, y presta ardiente apoyo al neoliberalismo;
puede verse esto más radicalmente en Brasil.
El movimiento protestante y
evangélico necesita de aires nuevos teológicos que lo alejen de un sistema
inhumano y anticristiano como el neoliberalismo, para bucear en las fuentes de
la teología de la liberación, sus continuadores, y sus nuevos aires, que lo
lleven a una opción preferencial por los pobres.
No es casual, que desde el
vaticano se emprenda una cruzada radical contra el neoliberalismo y sus
efectos. Es que una lectura meridiana de la Biblia –antiguo y nuevo testamento-
no deja dudas que un sistema económico como el que propugnan los principales
países occidentales, tiene efectos catastróficos en América Latina y es
condenado por las escrituras. De esa forma, los teólogos europeos o
norteamericanos, no pueden satisfacer, las necesidades autóctonas. Por
eso, en las iglesias protestantes añoramos un nuevo Lutero, de este lado del
atlántico, o una visión más universalista del cristianismo latinoamericano, que no escatime el compromiso político por una sociedad más justa .
Claudio Javier Castelli
Octubre de 2016
[1] “El
Camino a La Libertad Cristiana”, por Lee Brummel, pág.12, en “La libertad
Cristiana, Martín Lutero, ediciones la aurora, 1983, Buenos Aires.
[2]
Presentación, en “La libertad cristiana”, Martín Lutero, ediciones la aurora,
1983, Buenos Aires, pág. 7/8.
[3] “La
libertad Cristiana: la opción para una vida auténtica”, por Luis Farré, pág.
18, en ídem.
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