miércoles, 15 de marzo de 2017

LA "MILONGA DEL ÁNGEL", DE ASTOR PIAZZOLLA, EN TRES O CUATRO MOVIMIENTOS, Por Claudio Javier Castelli

Astor Piazzolla



1)   Obertura no epígrafe:

 “Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes, cuanto con más frecuencia y aplicación se ocupa de ellos la reflexión: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral en mí”
Claudio Javier Castelli

(Immanuel Kant, 1724-1804)


2) Primer movimiento: La intuición de la belleza (11 de Agosto de 2014)


Este tango es la nostalgia cincuentona, sobre algo irrepetible ocurrido hace treinta años, el bandoneón finísimo, nos devuelve un episodio, perdido para siempre, en el espeso transcurrir, acaso a contraluz de todos los sinsentidos de la existencia, pero también a contraluz de todas las íntimas pasiones de caminar Buenos Aires todos los días, como algo único, habitual, como el de cada ser humano sobre este planeta, y la ciudad que acarició en suerte.

Es esa música conmovedora, nos fusiona con ella, el yo se arroja desbocado en una trama donde la belleza nos habla a solas: "Aquí estoy" -nos dice-; ya no es Piazzolla, ni el tango, ni la música, es aquello que en todas las religiones se escribió acerca de la "apertura de las puertas del cielo", pero es también lo inasible de la belleza, cuando es una epifanía, una manifestación de Dios sobre la tierra, que nos rehabilita a seguir vivos.


ASTOR PIAZZOLLA "MILONGA DEL ANGEL" [HQ]
Astor Piazzolla y su Quinteto Tango Nuevo (HD) .Concert in Utrecht, Netherlands.1985.Integrantes del Quinteto Astor Piazzolla -- Bandoneón Fernando Suarez Paz -- Violín Oscar Lopez Ruiz -- Guitarra...


3) Segundo movimiento: Los ángeles piden limosnas (10 de Marzo de 2017)

El piano  avanza hacia el infinito donde sobran las palabras; pero no porque haya que callarlas, sino por la desnutrida formación de las cosas: se agolpan, se vacían, se cuecen. Todo renace y se esfuma, para volver a nacer. Todo es eterno junto a Dios: la preciosura del alfabeto, el morir urbano en un bar de las antípodas, la madre de nuestros hijos, nuestros hijos muy chicos, desnudos, al final de un andén.

El piano definitivamente va perdiéndose entre los dedos, mientras el bandoneón agita toda las promesas hechas a los pobres por siglos, todo lo que es mercancía en el mundo; lo disfraza de una esperanza agónica en la realidad avasallante de la belleza, y su modo ordinario de darse. Siempre tan hospitalaria.

Hegel, recordando a Homero, “dice que hay muchas cosas que tienen dos nombres, uno en la lengua de los dioses y otro en la de los hombres cargados de días” (Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas, Alianza, Universidad, 1997, pág. 71).

Bueno, “Milonga del ángel”, no está hecha por “hombres cargados de días”.

Algo se le fue de las manos a Astor; algo, no sabemos qué, forma parte de nuestras vidas para siempre, y es dádiva para todos los hombres y mujeres de este planeta, como diría el poeta, Enrique Molina.

De alguna manera, “Milonga del ángel”, es patrimonio común de la humanidad.

¿Alguien, realmente, hizo este tema? Astor, su creador, fue mero instrumento de un “juego de dados con el universo”, parafraseando a Einstein.

Si el universo es una orquesta sinfónica: soy el viejo mafioso, que, en una de las escenas finales, de la película “El Padrino III”, de Francis Ford Coppola,  se emocionaba en la ópera siciliana, al presenciar, “Cavallería Rusticana”, de Pietro Mascagni, antes de morir envenenado, no ya, por la propia mafia, sino, como en mi caso, por mano propia de la nostalgia, edulcorada, y persistentemente empalagosa, debido a la pasión de vivir a todo trance.

La última nota persiste en el oído, cuando cesa toda música, toda vibración, apenas soy, “un hombre cargado de días”, un “obrero a sus mies” (Mateo, 9:38), un “obrero digno de su salario” (Lucas 10:7).

Las aceitunas ofrecidas en la mesa tienen los rostros de las veredas. Todo brilla, y al unísono se apaga. Nadie duerme en el paraíso. Hay que escuchar al Bach de nuestro tiempo.

Las palabras de Nadia Boulanger: “eso es lo suyo”, resuenan límpidas en los oídos de Astor.

Un simple peronista escribe estas conocidas palabras, para un músico liberal, y revolucionario.

Quisiera volver a escuchar, “Milonga del ángel”.

En la película danesa: “La fiesta de Babette”, de Gabriel Axel, la cena de celebración ofrecida por la criada francesa, después de ganar la lotería, produce encantamiento, en todos los invitados, protestantes, católicos, emigrantes; al salir de la casa, la luna, y las estrellas, brillaban fulgurantes, por el momento de gozo alcanzado en el festín. No nos está impedido el disfrute de los placeres de la vida, parece decir la criada francesa, a todos los luteranos, y a todos los humanos.

Dios, danos la posibilidad de ser felices, por limosnas al menos,

A todos los que,
                            Como, Juan L. Ortíz:

                            piensan que un día
                            los frutos de la tierra
                            y del cielo más finos,
                            llegarán a todos,
                            a todos, a todos…”


4)  Final: Finitud e Infinitud

“El espíritu se revela tan pobre, que, como el peregrino en el desierto, parece suspirar tan sólo por una gota de agua, por el tenue sentimiento de lo divino en general, que necesita para confortarse. Por esto, por lo poco que el espíritu necesita para contentarse, puede medirse la extensión de lo que ha perdido”.


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