(Este artículo lo publiqué hace unos años en el periódico Reflexión Bautista, lo reproduzco aquí).
Johann Sebastian Bach |
Una vez un psicoanalista amigo, y no creyente, me contó que estando en un templo luterano, en un pueblo de Alemania, un órgano hizo sonar “Aria para la cuerda sol”, y pensó: “Dios no existe, pero merecería existir”. A lo cual respondí, que la prueba que Dios existe, es “Aria para la cuerda sol”, y, en general, toda la música de Bach.
Que Johann Sebastián Bach, era un fiel creyente, no caben dudas, y toda su música es para gloria de Dios.
Todos los legos en música –aunque sí amantes de la misma- cantábamos con María Elena Walsh:
No son los ángeles que cantan
No son los pájaros ni el mar
Es un señor lleno de cielo
El señor Juan Sebastián
(…)
Está contándonos un cuento
Que no terminará jamás
Dios le dictaba el argumento
Al señor Juan Sebastián
El espíritu absoluto, es para Hegel, aquel, que se encuentra en el
arte, en la religión, y en la filosofía (el último Hegel, lo ve en la
religión).
Simplificando
lo que entiendo de Hegel, sobre el espíritu absoluto, como aquel, en
que las antinomias de la existencia desaparecen, y el yo se funde en una
unidad primigenia y esencial, y el alma se llena de gozo. Lo que
sentimos cuando oramos, o en el culto, o cuando dos o tres estamos
reunidos en el nombre de Dios.
Claudio Javier Castelli |
Aquello,
que en mi niñez, apenas me dejaban entrever los vitraux de la Iglesia
Católica de Pueblo, lo sentía en profundidad, cuando en el tocadisco,
sonaba Bach, y uno se disponía para la gracia y el amor.
En
el Siglo XIX Johann Wolfgang Goethe, dijo “que al oír la música de Bach
tengo la sensación de que la eterna armonía habla consigo misma, como
debe haber sucedido en el seno de Dios poco antes de la creación del
mundo”.
Y
cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba
el arpa y tocaba con su mano: y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el
espíritu malo se apartaba de él (1 Samuel 16:23). Mucho habría para
escribir sobre la relación entre la palabra de Dios y la música, y
cuánto sobre la palabra de Dios y la inspiración de Bach.
No
se confunda el lector, no estamos endiosando a nadie, sólo Cristo es el
mediador entre Dios y el Hombre, pero algunos, que han querido imitar el
amor de Cristo, a través de la música, ninguno, tal vez, haya llegado
tan lejos, como Johann Sebastián Bach.
El poeta argentino Antonio Requeni, dice en un poema: “que cuando cesó de tocar, sorprendió a Dios en su silencio.”
https://www.youtube.com/watch?v=7fO0FVazma8
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