La WWW evolucionó en un motor de inequidad y división que está manejado por corporaciones y gobiernos para sus propios intereses.
Luego de crear en 1990 la World Wide Web, Tim Berners-Lee, anunció en octubre de 2018 el despliegue de Solidi, una plataforma de código (software) abierto bajo licencia del MIT (Massachusetts Institute of Technology) y licencia Creative Commons Attribution 4.0 International, cuyo objetivo es refundar su sueño noventista “un acceso compartido a los contenidos de la red”, que garantice la privacidad de los datos de los usuarios.
El volumen de los datos, el big data, y la producción de información logrados en los primeros 30 años de la Web, muestra un nivel de concentración corporativa alarmante, muy distante de aquellos sueños cooperativos sobre el gobierno de la red y el acceso a sus contenidos. Lo único permanente es el modelo ARPANET, una red de computadoras que anticipó internet, creado por el departamento de defensa de los EEUU.
Con Solid, el creador de la web busca volver a descentralizar internet para dar mayor control a los usuarios y garantizar una red más segura, privada y neutral; mediante aplicaciones de uso social y comercial (como Facebook, Driver, One, Dropbox, Twitter, Spoty, etc.).
Las características centrales son:
La plataforma está integrada por una colección organizada de estándares, formatos de datos y vocabularios que proporcionan las mismas capacidades que las actuales aplicaciones sociales ofrecen.
Se dispone de servicios de identidad, autenticación, inicio de sesión, listas de permisos, administración de contactos, mensajería, suscripciones, comentarios y discusiones.
Las especificaciones y el diseño se basan en el protocolo http, servicios rest y html, lo que permite un 100% de compatibilidad con la estructura de la web existente aumentando sus capacidades. Este hecho también facilita la tarea a desarrolladores de aplicaciones y administradores de servidores.
Un ecosistema de aplicaciones sociales, proveedores de identidad, y bibliotecas de ayuda que funcionan en la plataforma de Solid.
Un servidor se puede habilitar para funcionar dentro del ecosistema Solid alojando pods mediante NodeJS.
Facilita la interoperabilidad de los datos. Esto permite utilizar un mismo pod para identificarse en diferentes aplicaciones web y que estas, basándose en diversos esquemas de nombres, accedan a los datos de perfil de forma que no se tenga que repetir el proceso en cada aplicación que el usuario quiera utiliza.
Las aplicaciones que implementan los servicios de Solid deben tener un pod y un WebID. Los pods son las estructuras para almacenar datos y el WebID sirve para identificarse en Solid y acceder a nuestros pods, así como conectar con otra gente de la plataforma. Los pod hay que almacenarlos en algún proveedor de almacenamiento. Actualmente la lista está conformada por:
Proveedor
Dueño del dominio
Dueño del almacenamiento
Ubicación física
Inrup.net
Inrup, Inc (Solid)
Amazon
Estados Unidos
Solid authing.cn, inc
Authing
Tencent Cloud
China
Tim Berners ha postulado en varios foros internacionales su oposición a los usos actuales que realizan los “Los dueños de Internet”ii (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) y de los gobiernos, asegurando “internet se ha convertido en la red de vigilancia más grande del mundo. El problema es el dominio de un motor de búsqueda, de una gran red social, de un sitio de microblogging, estamos al borde de que se controle todo lo que el mundo ve. Como una gran corporación tiene de repente un control completo sobre la opinión de cualquier usuario”.
Ahora con Solid, se pretende “restaurar el poder de los individuos en la web”. Solid cambia el modelo actual donde los usuarios tienen que entregar datos personales a gigantes digitales. “El proyecto es la manera en que evolucionamos la web para restablecer el equilibrio, dándonos a cada uno de nosotros el control total de los datos, personales o no, de una manera revolucionaria” afirma Berners-Lee.
¿Perdimos la inocencia?
Lo sueños Californianos del Silicon Valley, escondían negocio y vigilancia en la red. El modelo desde sus inicios fue promovido por el Pentágono y Wall Street. Los grandes avancen de las TIC (Tecnologías de Informatica y Comunicaciones) estuvieron motorizados por objetivos políticos. Por lo cual, no se trata de nuevos protocolos como Solid que ayuda a la seguridad de los datos, sino a politizar el poder actual de los Dueños de Internet en el contexto de la digitalización de la vida cotidiana.
El terreno virtual antes ocupado por los artesanos de la ingeniería de la red dejó paso a las cuantiosas inversiones de fondos soberanos y a la disputa férrea de los Gobiernos (la disputa de Washington con Pekín y sus posibles clientes por el futuro del protocolo de la red 5G es un ejemplo que viene al caso)iii.
Lo que denominamos como “ciberespacio”, un ente inmaterial, virtual, efímero y distante, se ha convertido en el sector de la economía mundial que más capital concentra, y cuya cohesión depende de comunidades tecnológicas operativas. Centros de almacenamiento y procesamiento de datos distribuidos en el mundo, cables de fibra submarinos para transporte de datos e infraestructuras activadas con sensores. Estos componentes conforman la infraestructura material tecnológica, que se extienden por nuestras casas de punta a punta por nuestras ciudades conectando cada país.
Un dato significativo es qué en 2018, los gigantes de internet Google, Facebook, Amazon y Microsoft, invirtieron más capital que las cuatro mayores petroleras Shell, Exxon, BP y Chevron. Un total de 77.600 millones de dólares y 71.500 millones de dólares, respectivamente.
Estas cifras astronómicas deberían ser un fuerte argumento para convencer a aquellos que siguen aferrándose a aquellos sueños californianos de 1960, aquella idea de que la aventura tiene algo de inmaterial…¿Qué puede haber más material que un sector que invierte más dinero que las petroleras en llevar todos esos servicios aparentemente gratuitos a nuestros dispositivos?
La idea de que en los años noventa los usuarios tenían algún poder que ahora hay que restaurar es ilusoria Dado el proceso de “colonización” del ciberespacio por parte de las GAFAM y el poder político. No es posible plantearse derechos ciudadanos en la redefinición digital del mundo, no basta crear protocolos ingeniosos que garanticen al ciudadano su privacidad en los datos. Debemos politizar el poder político, aunque suene ajeno en el mundo de ingenieros y tecnólogos.
La política estuvo presente desde el primer momento de internet, no solo a través de sus servicios secretos, sino también a través de los departamentos del Tesoro y de Comercio, al menos en el caso de Estados Unidos. Estos fueron los que determinaron las prioridades comerciales y financieras mundiales para asegurarse el dominio del sector informático. Así nació el Silicon Valley incubado por el estado norteamericano como una política de estado.
La diferencia de estos inicios estuvo dada por su tamaño, entonces relativamente pequeño, no justificaba grandes inversiones de capital provenientes de fondos de inversión. Como explica Evgeny Morozov “Ahora, en cambio, sí las justifica, lo cual explica por qué Arabia Saudí prefiere poner su dinero en empresas tecnológicas como Uber a invertirlo en sectores más tradicionales”.
Nuestros sueños de libertad en internet no era más que un subproducto de un negocio y unos modelos de vigilancia poco desarrollados a fines de la década de 1970.
Un camino para una verdadera transmisión de poder requeriría mucho más que otro ingenioso protocolo para la cesión de datos. No hay empoderamiento digital sin empoderamiento político, y este último solamente se puede alcanzar concibiendo la red no como un medio o una herramienta, sino como un conjunto de infraestructuras para facilitar la vida, el trabajo y la cooperación.
Necesitamos una política para estas infraestructuras que abarque cuestiones relacionadas con su economía política, con el reparto de la propiedad y de los riesgos entre los diferentes actores públicos y privados.
Solo entonces podremos centrarnos en las tareas de encontrar las plataformas y los protocolos apropiados para dar cohesión a las partes interconectadas.
De lo contrario, cuando en el 2030 celebremos el 40º aniversario de la red, nos encontremos que tenemos todos los protocolos necesarios para darnos el poder, pero nos vemos privados de este por el hecho de que todos ellos son propiedad de las GAFAM y algunos Gobiernos.
Alfredo Moreno Delegado FOETRA en ARSAT, Profesor de TIC en UNM.
Ingeniero TIC en ARSAT
@ticdata2
ii Natalia Zuazo “Los dueños de Internet”
iii Evgeny Morozov “La locura del solucionismo tecnológico”
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