He vuelto a recorrer los pasillos de todos los palacios donde se amasa y se cocina la justicia, en ese peregrinar de trabajador, días atrás, me toco esperar en una Unidad Fiscal de Investigación un tiempo mayor al prudente y además de ver la degradación existente, me permitió vivir una situación de la que sólo fui un espectador.
Un hombre humilde se acerco al mostrador de dicha fiscalía y luego de saludar a la empleada le dijo que venia a leer el informe de la autopsia de su hermano, la empleada le pregunto el apellido y buscó en la computadora informando que no estaba por apellido, que tendría que dirigirse a mesa de entrada general y que allí le darían un numero de IPP (investigación Penal Preparatoria). El hombre dócilmente acepto la recomendación y hacia allí se dirigió. Pasaron quince minutos cuando nuevamente se presentó ante el mostrador con el número de la investigación y con voz calma le explicó a la empleada que no lo encontraban por el apellido porque éste estaba mal escrito. Luego esperó el tiempo que la computadora tardó en ubicar por número la información que del sistema se desprendía. Mirando esa información la empleada le dice -usted que quiere saber, -mire señorita quiero saber como murió mi hermano y como la policía no me dio ninguna información en su momento quiero leer el informe, -la causa no se la puedo mostrar pero quédese tranquilo que ya se mandaron hacer todas las pruebas necesarias y se va a enterar de lo que determine la justicia. El hombre pegó media vuelta y con pasos dificultosos se retiró, sin ninguna respuesta válida. El había deslizado que no vivía en la ciudad y que el hermano cuando lo encontraron tenía algunos días de fallecido. Me quede observando como ese hombre ya mayor se retiraba de aquel lugar y como en su espalda cargaba la muerte de ese ser querido y me pareció encontrar en la curvatura de su cuerpo el sin sabor de la injusticia. No sé quien era el hermano, nunca sabré si se murió o lo mataron, lo que sí sé es que no era fiscal, no tenia contactos en la justicia, no era poderoso, no andaba en autos lujosos, no tenia una ex mujer en el alto peldaño de los magistrados, no había ningún fiscal organizando marchas, ni justicia alguna peleando la competencia, sólo era un tipo que en la caratula de la investigación ni siquiera tenía bien escrito su apellido.
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