viernes, 31 de mayo de 2019

LA SOLUCIÓN DE LA CRISIS NO ES ALINEARSE CON ESTADOS UNIDOS, Por Leonardo Boff





El proceso actual de globalización revela, a mi modo de ver, dos tendencias básicas: la globalización monopolar hegemonizada por Estados Unidos, con el respaldo por las grandes corporaciones económico-financieras. Marcada por la homogeneización de todo. Dicho en un lenguaje pedestre, sería una hamburguerización del mundo: la misma hamburguesacon la misma fórmula, consumida en USA, en Rusia, en Japón, en China y en Brasil.

La otra tendencia es multipolar, prevé varios polos de poder, con distintos centros decisorios, pero todos dentro de la misma Casa Común, una, compleja, amenazada de ruina. China hegemoniza esta tendencia. Predomina la monopolar. El “America first” de Trump significa “sólo América”. Sólo ella tiene intereses globales –dicen–, y se arroga el derecho de intervenir allí donde esos sus intereses están amenazados, o pueden ser extendidos, ya sea mediante guerras directas o delegadas, como Trump pretendía con Brasil ante la crisis en Venezuela, sin considerar los contratos y leyes internacionales.

La estrategia de EEUU, radicalizada después del atentado a las Torres Gemelas, es garantizar su hegemonía mundial mediante los medios de destrucción masiva en primer lugar (pueden matar a todo el mundo), y después por la economía capitalista y por la ideología (Hollywood desempeña un gran papel en eso), que es una forma de guerra blanda (guerra híbrida) pero efectiva para conquistar mentes y corazones por la vía simbólica y por el imaginario, bajo el supuesto signo de la democracia y de los derechos humanos.

Pero el gran medio de dominación es la economía de carácter capitalista neoliberal. Ésta tiene que ser impuesta a todo el mundo (China se dejó ganar por ella para fortalecerse económicamente). Esto se hace a través de las grandes corporaciones globalizadas y sus aliados nacionales. Ésta es la gran arma, pues la otra, la bélica, funciona como disuasión y como un espantapájaros, pues puede destruir a todos, inclusive a quien la usa.
Leonardo Boff

Quien gane la carrera de la innovación tecnológica, especialmente la militar pero también la económica, conseguirá la hegemonía mundial. ¿Qué tiene que ver todo esto con la actual situación política y económica de Brasil? Tiene todo que ver. Con el presidente Jair Bolsonaro se hizo una opción clara por la alineación irrestricta y sin contrapartida con las estrategias de hegemonía mundial de EEUU.

En los altos niveles militares y en las élites adineradas se esgrime el siguiente argumento: no tenemos ninguna posibilidad de ser una gran nación, aunque tengamos todas las condiciones objetivas para ello. Hemos llegado tarde, y no participamos del pequeño grupo que decide los caminos del mundo. Hemos sido colonia y se nos impone una recolonización para abastecer de materias primas naturales (commodities) a los países avanzados. Es forzoso incorporarse al más fuerte, en este caso Estados Unidos, como socio agregado con las ventajas económicas concedidas al selecto grupo transnacionalizado que da sustentación a esta opción. Aquí faltó una inteligencia más soberana para buscar un camino propio en relación dialéctica con las grandes potencias actuales.

Las grandes mayorías pobres no cuentan. Son ceros económicos. Producen poco y no consumen casi nada. De la dependencia pasan a la prescindencia.

¿Cuál es el cambio que ha ocurrido en Brasil en los últimos años? La cúpula superior del ejército, los generales que tienen tropa a su mando (éstos son los que cuentan) habrían abrazado esta tesis. Habrían dejado en segundo plano un proyecto de nación autónoma. La seguridad de la cual son responsables estaría garantizada ahora por EEUU con su aparato militar y sus más de 800 bases militares repartidas por todo el mundo. Esta adhesión implica también incorporar la economía de cariz liberal (entre nosotros, ultraliberal) y la democracia representativa, aunque sea de baja intensidad.

Con el actual Presidente, Brasil ha sido ocupado por los militares. El excapitán, hecho jefe de Estado, es la cabeza visible de este proyecto, implantado abruptamente en Brasil. Para esta diligencia se hace necesario debilitar todo lo que nos hace un país-nación: la industria debe entrar en un ritmo lento y ser sustituida por las importaciones; las instituciones con signos democráticos y nacionalistas, mantenidas, pero hechas ineficientes; las universidades públicas, desmontadas, para dar lugar a las privadas y asociadas a las grandes empresas, pues éstas necesitan cuadros formados en ellas para poder funcionar.

Las pequeñas peleas internas entre el astrólogo de Virginia y los militares son irrelevantes. Ambos tienen el mismo proyecto básico de adhesión a Estados Unidos y al neoliberalismo, pero con una diferencia. Los olavistas son toscos, rudos, con un lenguaje vulgar. Los militares acuden con aires de educación y de civismo, queriendo inspirar confianza, pero tienen el mismo proyecto de base. También la misma adhesión a EEUU. Resignados, admiten que en la nueva guerra fría entre EEUU y China, tenemos que optar por EEUU o ser tragados por China, renunciando así a un camino soberano en medio de las tensiones entre las grandes potencias.

Veo dos vías de enfrentamiento, entre otras:

La vía ecológica: todos estamos dentro del antropoceno, era en la que el ser humano está desestabilizando aceleradamente todo el sistema-vida y el sistema-Tierra. Los sabios y científicos nos advierten que, si no cambiamos, podremos conocer un desastre ecológico social que puede destruir gran parte de la biosfera y de nuestra civilización. Así el propio sistema capitalista y su cultura perderían sus bases de sustentación. Los supervivientes tendrían que pensar en un plan Marshall global para rescatar lo que quedara de la civilización y restaurar la vitalidad de la Madre Tierra.

La vía política: una masiva manifestación popular, un tsunami de gente en las calles, protestando y rechazando ese modelo anti-pueblo y anti-vida. Los generales se sentirían atrapados por las acusaciones de anti-patriotismo, provocando una división interna entre los que apoyan a las calles y los que se resisten. Los políticos lentamente irían adhiriéndose porque no verían otra alternativa. De esta forma podría surgir un movimiento alternativo y contrario al orden vigente.

Podría haber mucha violencia en ambos lados. No sería descartable una intervención norteamericana, ya que sus intereses son globales, especialmente teniendo como objetivo la Amazonia. Queda por saber si Rusia y China tolerarían esta intervención. Lo peor que podría suceder sería crear una especie de Siria en nuestro territorio. El escenario es sombrío pero no imposible, se sabe que hay halcones en los órganos de seguridad que no descartan esa posibilidad.

A nosotros nos cabe secundar la vía política con los riesgos que implica. No perdamos la oportunidad de confiar en nuestras virtualidades, especialmente en lo que concierne a la riqueza ecológica, y de tener importancia en la determinación del futuro de la humanidad y del planeta vivo, la Tierra.

Lo más importante es presentar una alternativa viable de otro tipo de Brasil, soberano, con una democracia participativa, justo, abierto al mundo y dispuesto, por su capital natural, a ser la mesa puesta para las hambrunas del mundo entero.

lunes, 27 de mayo de 2019

LA DIGITALIZACIÓN DE LO COTIDIANO, Por Alfredo Moreno para Vagos y Derecho



El relato de las TIC



“La bondadosa promoción garantizaría consumidores solventes para sus servicios pagos; solo así podrían aprovechar la valorización en moneda (privatización) de servicios públicos personales que dejen de ser públicos” Egveny Morozov





La población mundial es de 7.676 millones (billion en el inglés americano tiene el sentido de mil millones) de los cuales el 56% esta urbanizada.

El contexto Internet crece aceleradamente. La penetración en la población mundial de la telefonía móvil es de 67 %, 5.112 millones de dispositivos. Los internautas alcanzan a 4.388 millones, un 57% se conectan a la red Internet.

Las redes sociales tienen un despliegue en 3.484 millones de ciudadanos, un 45% de la población. La actividad en redes sociales desde dispositivos móviles es de 3.256 billones un 42% de la población. De acuerdo al informe de enero de 2019 de Hootsuite we are social (https://wearesocial.com/global-digital-report-2019).

La acelerada concentración de empresas que brindaban servicios en Tecnologías de Informáticas y Comunicaciones fundamentalmente basados en software, dejó como resultado que Alphabet INC. (que integra a Google), Microsoft, Facebook (que integra WhatsApp), Apple y Amazon sean los destinatarios de todas las conexiones que realizamos diariamente en la red de redes.

Además, han diversificado sus operaciones en otros mercados basados en las tecnologías que configuran el ecosistema de Internet de las Cosas (IoT).

Estas corporaciones cuentan con plataformas tecnológicas basadas en software, que han logrado penetrar en la intimidad de cada ciudadano y producir el deseo de pertenecer a la comunidad digital organizada.

Las plataformas Uber, Airbnb, WhatsApp, Facebook, Instagram, Alibaba, etc. han empoderado a las empresas más ricas del planeta. Solamente con crear un ámbito para intermediar la conexión de personas y servicios pagos para los usuarios consumidores (ex ciudadanos) de las redes sociales y servicios TIC, nos integraron a un ecosistema donde no tenemos ni voz, ni voto. Si aceptas, perteneces y pasas a ser “usuario”, sino te quedas afuera.


El poder se consolidó gracias a los millones de usuarios (ciudadanos) quienes le confiamos, mediante una extraña “Fe High Tech”, nuestro tiempo, atención y datos cuando ¿decidimos? ACEPTAR, en el proceso del registro como nuevo integrante en alguna de las plataformas de servicios, a las cuales accedemos a través de millones de teléfonos móviles y dispositivos que se conectan a internet.

Este grupo de corporaciones domina el mundo como antes lo hicieron las potencias coloniales. Lo han hecho sin derramar sangre y han logrado capturar miles de millones de “almas”. Su poder reside en el Algoritmo, en la acelerada concentración a escala mundial, y en la constante oferta/demanda de dispositivos que te conectan a Internet con servicios que “facilitan la vida”.

La concentración de mayor riqueza en el uno por ciento más rico del mundo, es producido por grupos financieros que respaldan a las empresas que controlan las grandes multinacionales de Internet. La desocupación a escala global crece continuamente: el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), fundado en 1861 en pleno desarrollo industrial de EEUU, maneja escenarios futuros con tasas de desocupados superiores al 50 %.

En el libro Los dueños del Internet de Natalia Zuazo, podemos encontrar números que permiten dimensionar el poder económico y cultural de las empresas que han logrado homogeneizar mediante el software a todos los ciudadanos. El caso testigo es Microsoft, que en 30 años pasó de vender 500 mil a 500 millones de licencias (copias) de uno de sus productos, el sistema operativo Windows.

A escala mundial, hemos aprendido el lenguaje iconográfico de Microsoft por el cual las diferentes culturas y lenguas nos encontramos regulados por la misma iconografía.

El recorrido del monopolio del conocimiento se expresa en el crecimiento exponencial de la empresa de Bill Gates. En 1985 el nacimiento del Sistema Operativo Windows permitió a Microsoft facturar 500 mil copias. Con Windows 95, diez años después facturo 40 millones de copias en su primer año. Con Windows XP en el año 2001 vendió 210 millones de licencias (copias) en los dos primeros años. Windows 10 lleva vendidas 500 millones de licencias desde su lanzamiento en el año 2015.



En nuestro país (Argentina), el gobierno de Cambiemos desconectó el programa Conectar Igualdad que entrego 4, 5 millones de computadoras a estudiantes secundarios y presentó Aprender Conectado cuya plataforma de software es de Microsoft. La misma cooperación que en el año 2018 desarrollo una plataforma de Inteligencia Artificial para el gobierno de la provincia de Salta.

La lista de empresas tecnológicas basadas en software ostenta un poder tan grande y concentrado que pone en juego no solo el equilibrio del mercado, sino también las libertades y los derechos de los ciudadanos.

El éxito de los gigantes de Silicon Valley va de la mano de crecientes desregulaciones, donde los Estados ceden al mercado el arbitraje equitativo. El caso de Argentina, es tierra fértil para la etapa de digitalización global y el consumo acrítico. Una muestra de lo expresado es la apertura satelital del gobierno de Cambiemos donde anula los intereses soberanos de Argentina a favor de las corporaciones de servicios satelitales con base en Estados Unidos.


Nuevos tiempos, grandes posibilidades


Nuestra alternativa, una vez más de la mano de un Estado emprendedor, es autonomía inteligente para integrarnos a la producción de bienes y servicios en sintonía digital. Aprender en el sector público es una buena escuela para pensar y desarrollar organizaciones de producción de software y servicios basados en TIC. Como quedó evidenciado en el período 2008-2015, el proceso de aprendizaje no puede estar reservado al sector privado. Necesitamos crear las condiciones de emergencia de talentos en el sector público.

Mariana Mazzucato, economista italiana, en su ensayo El Estado emprendedor observa el crecimiento de Apple: “Las empresas dedican recursos a reinventarse. Tenemos que orientar el desarrollo de los Estados para generar integraciones inteligentes en el sector privado. Detrás de las grandes innovaciones del siglo XX siempre estuvo el Estado, no solo con su capacidad de financiamiento, sino, y fundamentalmente, con su disposición a asumir importantes riegos asociados a los procesos de innovación.

“La única manera de generar confluencia entre el sector público y el privado es devolver la confianza a las instituciones públicas, en generar más conocimiento para la inclusión y el desarrollo.

“No debería sorprendernos que los grandes grupos financieros y corporativos globales, Wall Street y Silicon Valley, promuevan la necesidad de unos ingresos básicos universales para paliar los estragos económicos causados y favorecer el consumo.

“Para los gobiernos neoliberales, estos servicios saldrían de sus presupuestos, posibilitando achicar el estado y continuar sus fraudes al fisco a escala global, derivándolos a paraísos fiscales”.

En el informe El futuro del trabajo y de la tecnología en el 2050 de la Fundación Telefónica, se considera la renta básica como la estrategia social más prioritaria, por encima de la educación pública superior.

Necesitamos incorporar a la agenda, que viene a partir de octubre de 2019, una política autónoma y prioridades que no permitan consolidar la precarización y el desempleo de unos con la ultra ocupación de otros. Que favorezcan la redistribución del trabajo necesario, y no para garantizar consumidores. Que promuevan el desarrollo de conocimiento para la producción de un estado innovador.


- Alfredo Moreno, Delegado FOETRA en ARSAT, Profesor de TIC en UNM.