sábado, 30 de abril de 2022

Y AL FINAL por Claudio Javier Castelli

 



Acabo de darme cuenta

Que estuve enamorado,

Paso como una raíz

Sin nombre en la alta noche

Muy pero muy alta.

 

No lo vi. No lo pude ver.

No podía verlo.

Acaso no quise verlo,

Pero hoy lo vi.

Hubiera preferido

No verlo, pero no hay caso

Lo vi.

 

Paso como pasa

Y como no pasara jamás,

Como el mar a la distancia

Y lo olvidamos

O no lo olvidamos

Pero lo presentimos

O yo que sé.

 

Ahora, en este preciso instante

De la noche

Me doy cuenta que fui un busca

Toda la vida

De lo que  había encontrado

Pero lo seguía buscando

Sin buscar nada

Porque había quedado atrás.

 

Ahora, digo de nuevo ahora,

En este instante, digo de nuevo

En este instante

Quiero sacudir el “cielo vacío”

Desde donde caía la llovizna

De la nostalgia

Según Carlos Mastronardi,

Pero es absolutamente inútil

Como tomar vodka sin hielo

En un bar de San Telmo

Como en este instante lo hago

Negando su inutilidad

Aunque sabiendo que es inútil

Pero negando otra vez y otra vez

Y otra vez y así eternamente

Toda la vida y más allá de la muerte,

Y regresando de la muerte

Una y otra vez

Y es toda la eternidad

Susurrando al oído:

Nada pero nada

De lo que hagamos,

Amemos en la inutilidad

De la vida,

En este paraíso torpe,

Paralítico,

Vuelve a ella desnudo

Como a los 22 años

Aquella piba sin infierno,

Ni tormento,

Sin memoria,

De vuelta de todos los otoños.

 

Aquel hombre que escribiera

Alguna vez en otro bar,

En otro lugar o en ninguna parte

Que verdaderamente la amó

Como nunca volvió  a amar

En la vida

O como la primera vez

O como la última

O como esta noche

Desesperada

Este hombre manso y revoltoso

Trata,

Mendigando a la suerte

De la memoria,

 Saber

Si alguna vez amó

A una mujer.

 

Claudio Javier Castelli

San Telmo

29 de Abril de 2022

 

 

 

 

 


lunes, 4 de abril de 2022

SOLEDAD por Claudio Javier Castelli

 




a Enrique Molina

in memoriam



¿Qué pensaran los habitantes de la noche?

Palabras, 

Jaulas vacías de un país que soñamos

Que nunca existió ni existirá jamás

Porque ese país

Era el mismo planeta

Donde extraños seres, 

Acaso humanos,

Deambulan como habitantes de la noche

Acodados a la mesa de un bar

Con muchas minas

Y ninguna mujer.


Sonetos aburridores

Como plegarias en las iglesias,

Dientes podridos de un perro muerto

En un desierto donde nunca hubo perros,

Ni dientes, ni iglesias, 

Ni plegarias,

Ni desierto.


Versos raros,

 Inconfundibles,

De un poeta errante

Como centella del océano,

Sin agua, sin peces, 

Pero con un solo pez,

El de Jonás.


Fábulas nunca escritas,

Repetidas y repetidas,

Por los siglos

De los siglos.

Amén.


Parábolas de pasos temblequeantes

Ante el temor de las trampas y trapisondas

Fluyentes de las limosnas de los próceres

De la incomodidad de todos los amaneceres.


Voces oídas en otros lugares,

en otros mundos,

en otros cielos,

en otros infiernos

en otras páginas.


Susurros a contraluz,

Esperanza contra esperanza,

Zarza ardiente contra Zarza ardiente,

Puñado de tierra 

Donde estaban reunidos los diversos colores

Contra puñado de tierra 

Donde estaban reunidos los diversos colores, 

Llama, Cordero y  Perro

Contra Llama, Cordero y  Perro,

Soledad contra soledad,

Abismo contra abismo,

Soledad y abismo

Contra todo el mundo.

Piedad.


Esas cosas dispersas escarcean

En las putas noches,

En los putos bares,

Orillando el Parque Lezama,

Los Cristos crucificados

Por la inocencia del mundo

“un día cualquiera

Al despertar

En la habitación nro. 23”.

Chau.


Claudio Javier Castelli

Otoño de 2022.