Abruptamente la madruga
nos despierta de la vigilia nocturna,
entonces
nos acodamos al domingo
como imbuidos de ninguna parte.
La sal que tienen los libros
no la tienen
las palabras
repetidas en la memoria
como convicción
que se deshace.
El mate amargo
y el placer son frecuentes
en el alucinado titilar
de todas las cosas
separándose indefectiblemente
del íntimo tapiz
de las palabras.
Las luces prendidas
del patio esperan
que alguien las apague.
Nadie las apagará.
El perro ladra al abismo
de todo lo que existe.
Nadie lo silencia.
Y esos poetas raros
¡Qué tienen que ver!
Alguien
en una habitación contigua
cree fumar cigarrillos armados,
y ella,
intrusa,
como la madrugada,
retorna siempre
en despedida.
Todo es tantálico aquí,
Incluso la mañana
mujer madura
y despreocupada.
No muy lejos de San Telmo,
alguien se desangra
fusilado de “paco”
y de sal gruesa.
Y del lado de allá
naderías varias,
pócimas,
enjuagues,
maldiciones,
y paraguas.
El gato
Sale de la habitación
y viene hacia la mesa
queriendo
entablar conversación.
Un poeta reparte
la “porción de caos”
para que el mate amargo
no tenga solo
el sabor del tango: “Trenzas”.
El remolino
se transforma en haz.
“Fumando espero”
que Marina Delgado
cierre el quiosco de flores
y abra la mañana.
Nadie se mueve aquí,
ni “leerá los diarios
como oración matutina”,
no hay dioses
en el Reino del Señor.
¿Por qué nos resistiremos tanto
a dormir?
Carla Lonzi dirá:
“el afán de los hombres
por ir más allá de sus límites”.
Humo y hastío entonces
para todos y todas.
Un hombre desde la frazada
mira una “mujer vistiéndose
para partir”.
Todos sabemos
que no volverá.
Claudio Javier Castelli
Octubre de 2021.
Bellísimo Chuny. Muy Buenos Aires, la magia de la ciudad está impresa en el poema. Muy Bello. Ojalá pronto lo publiques.
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