jueves, 21 de mayo de 2020

"NARANJO EN FLOR", en boca de ganso, por Horacio Blanc para Vagos y Derecho


Homero Expósito

Sabido es, que cuando un ganso grazna, los demás lo siguen al unísono. Sin embargo, no sería esta costumbre avícola de la que derivaría el dicho “hablar por boca de ganso”, señala Héctor Zimmerman. La mutación de su significado ha llevado a considerar como tal, la repetición de algo de cuya constancia se carece. Quien así habla, no verifica lo que ha oído, ni lo piensa, ni lo critica. Simplemente, habla “por boca de ganso” (“Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato”, Ed. Aguilar, Bs. As. 1999).

Una de las versiones contemporáneas, sobre el oscuro suceso que habría inspirado a Homero Expósito a escribir la letra del tango canción “Naranjo en Flor”, vino de Gonzalo Costa, periodista de programas de radio y tv, emitido desde un sitio de internet bajo el seudónimo “Costa-La Contadora”. Sin el menor tino y prueba que acredite sus dichos, pone supuestos diálogos en boca de protagonistas muertos tiempo ha, quienes lógicamente jamás lo podrán negar. En un escenario ahíto de alcohol, “La Contadora” ubica como contertulios de una charla trasnochada a dos poetas emblemáticos de la historia tanguera, tocayos en el nombre del hacedor de la Ilíada y la Odisea. Situándolo en el cadalso de su febril imaginación, elucubra un oyente “poeta” (Homero Expósito) y “un borracho” atormentado (Homero Manzi), que le confiesa a aquél el abuso sexual cometido a una joven de su pueblo natal, a raíz del cual quedara encinta. Que abandonada a su suerte, se habría visto obligada a la práctica de un aborto clandestino que la conduciría a la muerte. Impactado por el relato de Manzi, Expósito habría volcado el suceso en la letra del tango “Naranjo en Flor”. Para dar mayor verosimilitud a la rebuscada conjetura, Costa va punteando con dramatismo escénico cada una de las estrofas tangueras, dándole el sentido que pretende en la búsqueda del estrépito final. Sus únicos testigos: ¡¡ dos muertos que nunca podrán hablar !!. 

Grupos de “revoleadores.com” que pululan redes sociales con la media agujereada en el talón, se encargarán de desparramar el dislate a quién quiera hacerlo suyo, agregando algún detalle de “color” para que no decaiga el estrépito. Con anterioridad y desde su propio sitio en internet, el periodista Quique Pesoa impostaba su voz con el mismo dramatismo que imita "La Contadora”, agregando mayores condimentos de su gusto y paladar. Claro está, cuando los diálogos son tan apócrifos y dudosos (diría Platón), cada versión llevará ínsita su propia contradicción.

En un “modo potencial” protector de eventuales pleitos, y con el suspenso que imprime al título (“El Secreto de los Dos Homeros”), Pesoa repite el comentario que le habría remitido un tal Luis Villarroel, quien a su vez aclara que lo sacó de la página de internet de un tal Luis Loguyo (o Logullo). En fin…., un “boca de ganso” a full y sin solución de continuidad. Pesoa arranca predisponiendo al escucha en su “verdad”, con la propuesta de un trato virtual: “primero lea este relato y después recién vaya a escuchar, caso contrario se pierde la gracia” (sic). Que esa noche de libaciones entre los dos Homeros, “según la versión de Goyeneche al que subjetivamente le creo” (otro muerto que no lo podrá refutar), Manzi le confiesa a Expósito su culpa arrastrada de años: mujeres que abandonó, que traicionó, que les mintió. Que a una, solo a una, le hizo algo tan brutal, que merece que lo mate. Que esa noche Homero bosqueja a lápiz una letra que titula “Perfume de Naranjo en Flor”, que luego le acerca a Goyeneche comentándole los pormenores del abuso sexual en que se basa. Y el Polaco delira, y la graba (otro sic). A la reunión ahíta en alcohol en la versión de “La Contadora”, Pesoa le agrega drogas y más libaciones. 

Deliberadamente se omitirá toda referencia histórica sobre el verificado origen y desarrollo del tango canción. Que la letra de “Naranjo en Flor”, musicalizada por su hermano Virgilio Expósito, no fuera dada por Homero a Goyeneche, sino a varios otros el mismo año de su creación (1944). Así, en el mes de Julio sería grabada por la orquesta de Pedro Laurenz, con la voz de Jorge Linares; en Septiembre por Enrique Rodríguez, con el cantor Armando Moreno; en Noviembre por Aníbal Troilo, con la voz de Floreal Ruiz. Cierto es, que en una entrevista a Virgilio Expósito cuando contaba con 83 abriles, este invierte la cronología de sus recuerdos veinteañeros, atribuyendo la primera grabación a “Pichuco” con Floreal. 

Mientras la letra ya había sido escrita y grabada, en ese mismo año 1944 con 18 años cumplidos, el chofer de colectivos Roberto Goyeneche recién iniciaba su destino cantor en un “Concurso de Voces Nuevas del Tango”, que le sirviera de trampolín para el ingreso al año siguiente en la Orquesta de Raúl Kaplún. El cantante habría de esperar casi 30 años (cuando Homero Expósito ya andaba por los 68), para que en 1973 un “reflorecido naranjo” fuese rescatado con notable éxito por la Orquesta de Atilio Stampone, que con la voz del “Polaco” tuviese una impronta tan especial. 

El rebusque de interpretar la prosa con libre albedrio, dándole un sentido que no expresa o no ha estado en la idea del autor, es un acto subjetivo que se descalifica a sí mismo por su mera arbitrariedad. El objetivo es elocuente cuando se desvirtúan parábolas, giros y licencias poéticas en una prosa única, innovadora, de un letrista de 26 años que dará un notable giro a la música popular. Pero como en el sainete ya nada importa, cuando se ha avanzado tanto en el delirio hacia el fin descalificador, se habla de un borrador de Homero a lápiz, en lugar de su tinta original. Para eludir mayores pruebas, los revoleadores también atribuirán a una “leyenda popular” el supuesto abuso sexual y la confesión del presunto autor (poeta, político y escritor de 40 años), realizada a un novel colega de 26 años, que se abría paso en el mundo artístico de la Capital Federal. Otra contradicción que se suma, puesto que la leyenda narra un hecho o la historia de un personaje, que se trasmite de generación en generación. Para ser tal, no solo requiere un relato que, por tradición escrita u oral, perdure un período continuo de tiempo, sino además, una sólida base histórica que le dé cierto viso de realidad. En otros términos, a diferencia del cuento o del mito, la leyenda deberá estar ligada a un elemento preciso, integrado al mundo cotidiano o la historia de la comunidad en la que se origina. Seguramente el poblador entrado en años de la Santiagueña Añatuya (pueblo en el que se habría cometido el crimen), se desayune hoy con estos comentarios extemporáneos sobre acontecimientos pueblerinos que ignoraba, realizados desde tan distante lugar. Pero ello no será óbice al revoleador, para construir una sospecha “legendaria” al poco tiempo de su formulación. Por eso pone en boca de Goyeneche, la revelación del secreto de la violación. Conocimiento que este habría adquirido por una confidencia que le hiciera Homero Expósito, antes de entregarle el borrador a lápiz del tango canción. Si la historia dice otra cosa, poco importa a quien repite algo sin verificar. Sacará de la media ignotos testimonios de tres muertos, que bien muertos y callados están. Menos acudirá a verificar el pensamiento y la trayectoria de los dos Homeros. Está claro que la cuestión no pasa por allí, cuando lo que se busca es el festín mediático. No hace a la misión del “boca de ganso”, verificar la noticia en su autenticidad; sino contarla primero, sea cual fuere la verdad. 

Invitado de honor a una exposición de sus cuadros en Madrid, Pablo Picasso tuvo ocasión de oír el relato de un crítico-guía al grupo que lo acompañaba en el salón, respecto a lo que el pintor quiso expresar en cada simbología de “Guernica”. El comentarista enmudeció, cuando sobre sus hombros advirtió la presencia del autor que lo interrogaba: ¿todo eso quise decir?. Conocido por su aversión a los críticos mediáticos, en uno de sus pocos reportajes diría el genial pintor y escultor malagueño: “Todo el mundo quiere comprender la pintura. ¿Por qué no intentan comprender el canto de los pájaros? ¿Por qué a la gente le gusta una noche, una flor, todas las cosas que rodean al hombre, sin tratar de comprenderlas?.... En mi caso, comprendan sobre todo que el artista obra por necesidad. Quienes intentan interpretar un cuadro, casi siempre se equivocan”. Más prosaico seria el cantor de Alto Verde Horacio Guaraní, al responder la pregunta periodística sobre el porqué del nombre “Plumas Verdes” a su quinta del Río Luján: “me daba igual llamarla de ese nombre o “El Deleite del Loro”, con tal de no ponerle “La Concha de la Lora”. 

Para que en este juego de vivos, no gane el que pueda pasar por tonto (diría en su disertación castrense un famoso “General”), es menester descubrir aquello que falta por la forma de su ausencia, en este divagante relato sensacionalista formulado “pour le galerie”. Para ello, es ineludible acudir en búsqueda del “expertise”, que indaga y no habla por mera repetición. Enfatiza Gabriel Ventura, que la poesía escapa a la lógica. La supera. El rigorismo del pensamiento deja paso a la verdad del sentimiento. Hay que adentrarse en el lenguaje poético, de la misma manera que hay que adaptar los ojos a la oscuridad, luego de estar en un afuera demasiado luminoso y encandilante (“Comentarios sobre el tango “Naranjo en Flor” de Homero Expósito”). Este tango comienza con unas imágenes que pueden ser difíciles para el entendimiento rápido, reflexiona Reinaldo Spitaletta (“Primero hay que saber sufrir…”, en El Mundo.com, ed. del 13/01/2019). ¿Hay acaso un agua dura?, podría preguntarse algún desprevenido. Sí, claro, el hielo. Pero este tango atípico abre su propuesta estética, también con honda sentimentalidad: “era más blanda que el agua”. Naranjo en flor es un tango, pero los elementos constitutivos del universo tanguero parecen estar ausentes. No hay esquina, no hay barrio, no hay compadritos, no hay ciudad, pero sin embargo este poema que habla de los naranjos en flor, del agua, de la arboleda y menciona objetos, olores, y colores propios del mundo cultural, es inevitablemente un tango. “Las imágenes de este tango son múltiples, iridiscentes, con todos los colores y todos los dolores: primero hay que saber sufrir”. El biógrafo tanguero Manuel Adet, expresa que para poder disfrutar la letra de este tango, “hay que aprender a escuchar, leer o abandonarse a las imágenes, percibir que cada palabra, cada metáfora, posee una importancia decisiva”. Y agrega el escritor, poeta y fundador de la Academia Porteña del Lunfardo José Gobello: “el tango no se ha hecho para cantar lo que se tiene, sino lo que se ha perdido”. 

¿Por qué no buscar en la propia historia de Homero Expósito, en lugar de escarbar en la oscuridad de un supuesto hecho ajeno, escuálido de pruebas?. ¿Por qué no acudir a la pluma del autor, en ese tango que cuenta una historia de amor, una desolada historia de amor, que pudo haber sido en Campana o Zárate, pueblos en los que nació y creció antes de radicarse en Buenos Aires?. “Allí hay nostalgia, evocación poética, desconsuelo, una infinita tristeza y fatalidad”, apunta Luis Adolfo Sierra en su ensayo biográfico sobre Homero Expósito (Revista Tango y Lunfardo, Nº 74). ¿Porque escribir otra historia, que no fuese la propia? ¿Por qué prescindir toda indagación sobre su musa inspiradora, o la temática que desliza su escritura en ese tango y tantos más, ya radicado en Bs. As. junto a su hermano Virgilio?. Esa musa de sus ansias, que “deshojaba noches esperando en vano que le diera un beso”, mientras el “soñaba con el beso grande de la tierra en celo” (Flor de Lino); de aquella que se fue de su casa con 15 abriles, y sus anhelos de sufrir y amar (Percal); de quién lo desencanta tanto llevándolo a descubrir: “que ni es cielo ni es azul, ni cierto su candor”, cuando tímida y fatal, arreglaba su dolor después de sollozar (Maquillaje); de quién tenía “los ojos mojados de luz y empapadas las manos de tanta inquietud” (Pequeña); o ir perdido de la mano, soñado en vano: “¿Dónde estás?... ¿Dónde estás?...¿Adónde te has ido?...¿Dónde están las plumas de mi nido, la emoción de haber vivido, y aquel cariño?...”, etc. 

Oscar Conde, un estudioso de las letras populares, muy lejos de la fábula y la forzada imaginación, desmenuza con objetividad las frases de Naranjo en Flor: “Era más blanda que el agua, que el agua blanda. Era más fresca que el río, naranjo en flor.” En esos años el “agua blanda” era un lenguaje realista que hacía referencia al agua potable, ya que mucho tiempo antes de esta letra existía el “agua dura”, la cual no servía para beber y ni siquiera para lavar la ropa; era agua de pozo, no corriente. Que la letra es una descripción elogiosa a “esa mujer”, cuando expresa que “era más fresca que el río”. Luego, con sutileza Homero nos informa el abandono, “en esa calle de estío, calle perdida, dejó un pedazo de vida y se marchó.” “Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y, al fin, andar sin pensamientos.” Aquí el poeta se confiesa acerca de cómo él ve el amor, inclusive con tono de sentencia. Sin duda una posición filosófica categórica por el fatalismo que conlleva. “Perfume de naranjo en flor, promesas vanas de un amor que se escaparon con el viento.” Evoca a un amor sin futuro al decir promesas vanas. “Después, ¿qué importa del después? Toda mi vida es el ayer que me detiene en el pasado.” Este verso considero que es clave, al decir que el después no importa. Y, además, el reconocimiento de su vida sólo existente en lo que ya fue. Al decir “toda mi vida es el ayer”, está expresando el intenso apego que tiene hacia el amor perdido. Se identifica con él. Intenta quedarse en el pasado, procurando evitar el paso del tiempo (“Las poéticas del tango-canción. Rupturas y continuidades”, Ed. Biblos, Bs. As. 2014). 

Si alguna duda cabe sobre lo apócrifo del relato en boca de ganso, basta acudir al testimonio público de uno de sus protagonistas: el pianista que compuso la música para la letra del autor. “Mi viejo nos puso estos nombres, Homero a mi hermano y Virgilio a mí, y parece que nos anticipaba el camino por el que más tarde anduvimos. Si yo hubiera tenido que vivir todo lo que he escrito sería un tipo de 5 mil años; con esto quiero decir que se escribe sobre todo con imaginación. Yo nunca sé lo que va a pasar en los temas que escribo”, diría el sobreviviente hermano Virgilio Expósito, en una entrevista periodística realizada días antes de morir en Octubre de 1997. “Empiezo a escribir y pueden pasar las cosas más inimaginables. Lo que es difícil es plantear un tema en forma clara, y resolverlo. Para mí es importante que el personaje de la canción no sea un tipo sucio”. “¿A qué se refiere con que no sea sucio?” (preguntan sus entrevistadores). “Que el personaje que yo describo en la canción no cometa un acto vil, eso yo no lo puedo tolerar” (responde Virgilio). Y continúa: “Me llaman y dicen, hola, ¿qué quiere decir más blanda que el agua? de “Naranjo en flor”, quiero hacer ese tango y saber lo que estoy diciendo” me comentan. Les explico: puedo hablarte muy en serio sobre el agua, te podría decir que existen aguas duras, hay medio duras y medio blandas, y después aguas blandas. Es una clasificación física o química del agua. Pero el agua blanda no tiene nada que ver. Cuando el poeta dice: ‘¡Qué tristeza de olor de jazmín!’, ¿me querés decir dónde mierda está la tristeza en el olor de los jazmines? Está diciendo una cosa bonita, no una cosa concreta”. A Naranjo en Flor primero “la grabó la orquesta de Aníbal Troilo y la ensayaron -extrañamente- 23 días seguidos de lunes a domingos una hora y media, porque era difícil. Yo no sabía componer de otra manera, no lo sabía hacer más fácil. Hoy lo hubiera hecho más fácil. Empezó –Troilo- ¡con la parte del medio!, era lo único que teníamos, nos faltaba letra. Yo escribía la música y mi hermano Homero iba poniendo letra. La verdad no sabíamos qué más poner y yo le decía: “y ahora ¿qué carajo vas a hacer?”. Me contestó “ahora voy a dar explicaciones: “era más blanda que el agua, que el agua blanda, / era más fresca que el río, / naranjo en flor / Y en esa calle de estío, calle perdida, / dejó un pedazo de vida / y se marchó”... (Gabriel Patrono y Pablo Bobadilla, “Nuestro Virgilio”, entrevista inédita que fuera publicada el 25/10/2009 en “Diario Página 12”, a 12 años de su muerte). 

Ni el autor de la letra, Homero Expósito; ni el pianista compositor de la música, su hermano Virgilio, dejaron registro alguno sobre la relación de “Naranjo en Flor” con la intimidad de Manzi. Tampoco existen constancias sobre manifestaciones notorias e inequívocas de Roberto “El Polaco” Goyeneche, respecto a la confidencia que pudiera haberle realizado Homero Espósito sobre el presunto “acto horroroso” de Manzi. Claro está por el contrario, la intencionalidad maliciosa de los “revoleadorespuntocom”, que hablando por “boca de ganso” logran su cometido injurioso. Sea cual fuere el resultado eventual de la causa por reparación del daño, que hubieran promovido los nietos de Homero Manzi (Manzione), las simientes mediáticas del relato apócrifo fueron plantadas. Y, la duda que perturba,…. ha comenzado a germinar en redes sociales!!!

 (") Ex Abogado, ex empleado, funcionario y magistrado judicial, hoy jubilado. Escritor y compositor, según el ánimo. Nacido un 3 de Diciembre de 1948, en la entrañable La Paz de mí Entre Ríos. 


4 comentarios:

  1. Este relato sobre la historia que da origen a "Naranjo en flor" viene circulando hace dos años. La difundió ( la leyó) Quique Pesoa, para mi gusto innecesariamente ( se lo dije ), más allá que es literarura pura ( ficción) lo que ( a veces ) permite una licencia para distorsionar un tema real. Interpreto que al dar datos históricos falsos ( el Tango no fue estrenado por Goyeneche sino por Floreal Ruiz ), otorga al lector una pauta de que es ficción.
    Igualmente, no está bien hacerlo porque no todos conocen de Tango y es más probable ( y rentable ) que la historia prenda.
    Los versos de Naranjo en flor es una genial creación de Homero Exposito plagada de metáforas, figuras retóricas y surrealistas que permiten al escucha dar distintas interpretaciones. Una de las virtudes del surrealismo, liberar nuestro inconsciente.
    Para un tanguero resulta genial que se hable de Tango, aunque no sea la mejor manera, es mejor que ignorarlo.

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  2. Nada concreto se sabe y mucho se especula y dan por cierto lo que hipotetizan... o fantasean. Los muertos ya nada pueden aclarar o negar. En este escenario, la versión de Costa, más allá de la identidad del borracho,es verosímil y el paralelismo que hace entre relato y poesía conduce a esa interpretación.

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