jueves, 21 de marzo de 2019

¿SHAMPOO, CHAMPÚ O SHAMPÚ?, Por Claudio Javier Castelli para Vagos y Derecho

OBERTURA DEL EDITOR: El texto siguiente se escribió originalmente como nota de Facebook, el 21 de Septiembre de 2013, a propósito del Manifiesto sobre la Soberanía Idiomática que difundían por aquel año un grupo de intelectuales entre quienes estaban Horacio González y María Pía López, Director de la Biblioteca Nacional y Directora del Museo de la Lengua, respectivamentehttps://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-229172-2013-09-17.html. Viene a cuento su publicación en este blog en relación al VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, que se realiza en la Pcia. de Córdoba este año; y como tentativa de reinstaurar el debate sobre la Soberanía Idiomática, imprescindible en una Nación autónoma e independiente. 



¿SHAMPOO, CHAMPÚ O SHAMPÚ?


La utilización de palabras extranjeras, en el habla culta y popular es muy antigua en el castellano pero en los últimos tiempos con el avance de la informática, y la hegemonía cultural norteamericana es un modismo utilizado permanentemente aun cuando en el castellano existan términos equivalentes. 

Por ejemplo, en los medios académicos es muy común el término "abstract", para referirse a un resumen o extracto de un artículo o investigación. Pero esas dos palabras que lo explican son sus equivalentes en el castellano. Cada uno puede utilizar la que crea conveniente. Pero el idioma tiene mucho de la identidad cultural y de referencias simbólicas y significativas de los habitantes de un país, o región para internalizar en las conciencias un aura, un "aire de aquí".

Hace unos días un grupo de escritores, ensayistas, intelectuales, Licenciados en Letras, etc., hizo un manifiesto sobre la Soberanía idiomática, poniendo como eje de la discusión al mundo latinoamericano en relación a la Real Academia Española. 

No vamos a explayarnos aquí sobre esa cuestión, solamente queremos puntualizar en el uso en el Río de la Plata de la voz del título como ejemplo del problema a resolver.

En el año 2005 se publicó el "Diccionario Panhispánico de dudas", de la RAE, al respecto dice: "champú: Adaptación gráfica de la voz inglesa shampoo, "jabón líquido para lavar el pelo". Su plural es champús.

Sabido que la ch en castellano se pronuncia che, y en algunas hablas dialectales de hispanoamérica y del sur de España se pronuncia sh, semejante a la sh inglesa.

Lo cierto es que en el castellano del Río de la Plata se pronuncia shampú. El diccionario mencionado dice que "Es inadmisible la forma híbrida -de escritura- shampú, que no es ni inglesa ni española". Sin embargo es la forma en que se pronuncia en esta zona y muchas otras como derivación y pronunciación del inglés al castellano. 

¿Por qué no podría escribirse así a medio camino de los dos idiomas y como referente del sentido en la conciencia del hablante?. Pues quien dice "shampoo" sabe que es una voz extranjera cuando menos. ¿Por qué no escribimos shampú?

Se podría parangonar con champán, adaptación gráfica de la voz francesa "champagne", y que también se pronuncia con el sonido sh.

Tampoco podría conseguirse un atajo con el yeismo, y escribir yampú, o yampán. Esto último parecería claramente incorrecto, pero ¿por qué?

En el castellano hay una correspondencia más segura entre la grafía de las palabras, y la pronunciación, que en el Inglés por ejemplo. Parecería que acercar cada vez más los grafemas y los fonemas en una vocalización uniforme es hasta si se quiere más racional.

Defender el habla de un país no es exactamente lo mismo que defender el idioma de un país. La lengua tiene contornos más amplios para ser defendida.

Pero tal vez, propugnar una armonía entre la escritura y la pronunciación, pueda ser parte de esa bandera de soberanía idiomática que proponen algunos, hoy elegidos, pero que tienen que ampliarse en un debate más profundo donde puedan participar todos los que quieran, hablen bien o mal. Porqué en definitiva ese bien o mal es una norma y debe cuestionarse quién la impone desde dónde y hacia dónde.

Cuanto más democrático sea el debate mayores serán los matices de los problemas a resolver de la lengua y océano en que nos encontramos sumidos una veintena de países que hablan el castellano, en esta parte del mundo.





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