domingo, 31 de octubre de 2021

OIGO VOCES por Claudio Javier Castelli

 



a Horacio González 

in memoriam 



Cuando el muy buen poeta Adalberto Polti nos dijo, en su despacho de Juez Penal, que estaba por editar un libro de poemas que se llamaba: “Oigo Pasos”, cuyo título era una derivación de una frase de Alejandra Pizarnik,  y que según creíamos en ese momento  era: “Oigo Voces”,   

no pudimos dar fe  si es de ella o algún otro poeta o la imaginamos o lo vivímos o simplemente es nuestra o de nadie o de todos, 

lo cierto es que quedamos prendado de un diálogo con un poeta  por más de veintitrés años.


Creemos que el gran contrincante de Hegel era Santo Tomás de Aquino (igual que Lutero), 

y creemos o estamos convencidos o no existió nunca 

que el nuestro es Hegel. 


Toc, toc: ¿Quién es?


El nuestro es Hegel


Anoche fuimos a cenar con el Tano Davide Ciuna, y mi hijo Facundo Pablo al “Bar Británico”, no sé si el sombrero de Facundo,  el vuelo de Davide o la música italiana o el cine o el "Renacimiento" o “La Divina Comedia” o los curas o la revolución que pudieron hacer y no se animaron, o los latinos o la herencia de nuestra sangre o Bendetto Croce o  Antonio Gramsci,  

Que con Facundo entramos en  vuelo límpido y lejano.



El “Tano” vino de Roma para un “año sabático” (al igual que "Hans Castorp", y “Ulrich”) en Buenos Aires  influenciado por la novela “La Tregua” -de Mario Benedetti-;

 

Pero ¿no es que se desarrolla en Montevideo?. 

No lo recordamos.


La película de Sergio Renan

 creemos  que si, en Buenos Aires.


Hace quince años que nos acompaña 

Tiene un hijo aquí.


No sé.

Quedamos divagando 

Toda la noche 

–son las 09 H:28hs.  de la mañana-;

Divagando con las almas

Prontamente apareció el espíritu de Horacio González

Distinguiéndose como una afrenta.

Sin duda era el mejor de todos nosotros.


Hay en todo ese espíritu una “matriz de perdón”

Muy difícil de encontrar en un cristiano cotidiano.


No sé. 

Nos pide perdón por ser  una “admirable cabeza”.


-Es   la frase con que muchos Hegelianos o Filósofos

 o Historiadores de Filosofía

 apodan a Hegel

en relación a su época en Alemania-.


No sé. 

Le pide perdón a la historia Universal

Por ser muy argentinos.


Y al mismo tiempo, 

Recostado como un “compadrito”

En un Farol de Boedo:

Le dice a esa Historia Universal

-Aquí, y desde aquí

Tenemos algo importante 

Para decirles,

Para contarles de nuestra experiencia “con la patria” argentina y latinoamericana 

Que a lo mejor  les puede ser de utilidad 

o ayudarlos a sacar conclusiones o ver el futuro 

o entender sus pasados o a delirar como muchos lectores

 o a delirar  con un sueño trunco 

o el otro sueño trunco: el del General y Eva 

o el de Luis Carlos Prestes o Getulio Vargas, o Juan Velasco Alvarado, o Juan Jacobo Arbenz 

o Fidel o  “el Che” 

o Scalabrini Ortiz 

o Leopoldo Marechal 

o Jorge Luis Borges 

o “La Cautiva”

o “El Matadero” 

o “Facundo” 

o si había o no que utilizar las armas,

 o si había que perdonar más o había que salir del rencor o era imposible

 o si hay un tiempo por  venir o una madeja que deshacer 

o estamos todos condenados aquí como esos chicos de la calle con el “paco”, sin trabajo, sin esperanza, sin rencor,  sin nombre, 

sin Dios, 

o la pobreza nos ha igualado

 o 

¡Qué habrá querido decir!.


No sé. 

Es un espíritu viviente entre nosotros.


Habrá épocas en que buscarán la forma de desprenderse del influjo de  Horacio  González.


Algunos, mucho tiempo después lo apelaran: “Perro Muerto” 

Como le dijeron a Baruch Spinoza, 

Como le dijeron a Hegel 

Como le dijeron a Marx.


No sé. 

Es todavía demasiado temprano.



--


El primer diálogo que tuvimos con Horacio González fue aproximadamente en 2010 en la esquina de Juan María Gutiérrez y Agüero, a dos cuadras de la Biblioteca Nacional y a pasos de nuestro domicilio en aquel entonces;

 

González  esperaba un taxi. 

Temimos pero nos acercamos y le dijimos:

 “Horacio" 

–Como si lo conocieramos de toda la vida- 

-"¿Por qué no editan la obra completa del poeta argentino Ricardo Molinari". 

No alcanzamos  a explicarle porque se  lo pedíamos  


Que interrumpiéndonos  nos  dijo:

 

-“Qué poeta olvidado” 

¿Vos  tenés toda la obra dispersa?. 

Es muy difícil recopilarla”.


No, no la teníamos y sabíamos que era una ardua tarea conseguirla. 


Horacio González sí que sabía de hacer justicia y ubicar en su lugar de letra, pensamiento y época a un autor o un texto.


Se lo volví a recordar hace poco, 

en un intercambio de correos electrónicos 

y nos dijo:

 

“Ahora me lo decís”.

 

–Acababa  de desvincularse de Editorial Colihue-.


La primera vez nos había invitado a visitarlo en la “Biblioteca” para hablar de  Ricardo Molinari –estaba interesado en nuestra opinión 

–la de un desconocido para  él- 

Sobre  ¿por qué Ricardo Molinari?


No sé. 

No pudimos ir. 

Habíamos perdido los bríos justicieros en la poesía.

 

Al fin y al cabo 

¿Para qué?


Si Fabián Casas había dicho en un reportaje -en el "Diario de Poesía" en "los noventa”: 

“que no le interesaba un cuento donde algún personaje en un momento no se tome un taxi”.


¡Qué sé yo!


Si con el poeta Francisco Madariaga habíamos compartido "Ginebra" de nuestra  "petaca tribunicia”,


Si Enrique Molina en Febrero de 1992, en su domicilio -creemos en la calle Humboldt- al leer un poema histórico de nuestro libro había dicho:

 

-“Me hubiera gustado escribir ese poema”. 


Y era la misma frase que ibamos a decirles  y uno de los motivos –más importantes- de la visita ese atardecer de verano;

 

 Dos veces se la ibamos a repetir:

Con  “Alta marea” 

y el “Pasajero de la habitación nro. 23”.


Nos pidió que leyeramos “Alta Marea”

Lo leímos mezclando el dolor y melancolía del poema

Con  nuestro propio dolor y melancolía;

Al finalizar, Enrique con los ojos humedecidos

Nos pidió la obra completa de su autoría,

Llevada en ocasión, 

para dedicarla

Y escribió:


“En la mágica, implacable

y reveladora

Aventura de la poesía

Con la amistad de su antiguo amigo

Enrique Molina”




No  sé. 

No pude ir.

Ya no estaba  Ricardo Molinari entre los poetas que más releíamos.


Y a la época:

¡Qué le interesaba un lírico!.


No sé.  

Si cuando hablamos de Husserl 

Dijo que iba a tratar de editar  “Las ideas…”.

Pero “el Fondo” estaba amarrete.


No sé. 

Si cuando le mandamos libros de Carlos Cossio

Esperando interesarlo y motivarlo a escribir un ensayo 

Era muy tarde para ambos.

La época para todos ellos había pasado


Y como uno de los versos finales

 del poema “Idilio Muerto” 

de Cesar Vallejo:


“¡Qué frío hay...Jesús!”


Nos acechaba en cada Taxi, 

en cada esquina, 

en cada vecino..

en cada silencio

en cada presentir



No sé. 

Había empezado a descreer de la Universidades,

De toda formación técnica, metódica, rigurosa, 

Del saber profesional.


De los poetas, filósofos 

Y escritores que había tenido

Como marcos de referencia;


No sé.

Si ya sabíamos “Qué veinte años no es nada”;


Sino habíamos amado más que ideas y sueños

Y no habíamos visto

Qué teníamos ojos marrones


Y teníamos nebulosa la mirada para  la familia

 que habíamos creado con Beatriz,

-Eterna compañera-.


Si no habíamos visto que lo rojo es rojo, 

Que los vasos son vasos, 

Que las mesas son mesas

Y las sillas, sillas


Y que esos chicos que supieron ser niño

 y niñas

Y hoy  caminar por la casa

Eran y son  mis hijos


Que los perros y las gatas

Son animales domésticos


Que las imágenes surgentes

De los textos de Horacio González

No eran imágenes

Eran conceptos profundos 

Del drama cotidiano

De la deriva política histórica


No sé. 

Es raro.

Estuvimos casi 23 años sin escribir poesía.


“Habíamos desafiado a los Dioses

Y el don de la poesía

nos  había sido dado 

Y quitado"


Como Heidegger que más que nada era un poeta, 

Horacio González también lo era 

De la realidad inextricable 

Y permanente

De la poesía


Y cómo Joaquín Giannuzzi

Podía poetizar 

Con los alambres, 

Hierros

 Y latas

Enmarañadas 

En una pared contigua

A una estación de servicios


Y  como lo hizo Hegel

Podía “aprehender su tiempo 

en pensamiento” .


Y como Miguel de Cervantes

Había tenido su “querella

Entre las armas

Y las letras”.


Y Como Leopoldo Lugones

Hubiera podido escribir

“Olas grises”


Como Francisco Madariaga

Hubiera podido escribir

“Empalme de caminos” 

O “ La Guerra del Paraguay”,


 Y Como Edgard Bayley

Hubiera podido escribir 

“Nunca terminará

Es infinita esta riqueza abandonada”.


¡Qué sé yo!

Creemos  que ha muerto

Un hombre en la Nación Argentina

Y Latinoamericana.


“Horacio González ha muerto”


Y un susurro de grillos y chicharras

Un “lento atardecer de verano”

Nos acompaña



¿Hay, acaso,

 Final para la vida

De todo lo que existe

O no existió jamás?,


¿Hay, díganme,

Palabra que se tuerza 

En compañía,

Abismo innecesario

De un camino?


No sé. 

¡Quieran saber!

Pero no lo sé.


¿Habrá sido todo

este desaguisado

De tramas amorosas, 

De seducción comprometida

un intríngulis 


“Del que a la nada 

Ofrece con deleite

Su suerte entera 

En un juego de dados”?.


Los que nunca pudimos

ni quisimos 

Tener un arma 

En nuestramos manos

Y no elegimos

Las Letras;


 Y  cuando la época tiene un nosequé,

 Y Era más linda 

y esperanzadora 

Con Horacio González,


Tenemos “un dolor aquí”

y como Marina Delgado

desde su quiosco de flores

Señalamos el cielo de abril.



Claudio Javier Castelli

31 de Octubre de 2021 

(Día de la Reforma Protestante)

San Telmo


Se recomienda leer el texto con música de Ennio Morricone.


lunes, 25 de octubre de 2021

EL DESEO EN HEGEL (¿EN HEGEL?). Primer Fragmento por Claudio Javier Castelli




 A Daniel Rubinsztejn



En este país al final hay que hablar en serio: “ya basta de hacer bromas por dos años”.

Cuando mi hija mayor viene a la casa familiar con su perra son las tres de la madrugada y no deja de jugar con el perro hospitalario nuestro. Oportunidad para no dormir  y buscar la notebook.

Es tanta la alegría por la visita que no hay noche en los patios. 

Un psicoanalista amigo me pidió que escribiera un texto sobre el deseo en Hegel. No pude hacerlo en tiempo, estaba entretenido con mi propio deseo. Tampoco puedo hacerlo ahora porque si te lo pide un psicoanalista lo tengo que hacer con más seriedad, si es que la seriedad sirve para algo en la vida intelectual.

Hoy cruzaré una metáfora de mi deseo y el de Hegel sin consultar los textos: dejándome llevar, dejándome llevar.

Creo que el deseo es el leitmotiv de la obra hegeliana, la estructura de sus párrafos, las antinomias de sus conceptos, la espesura  e intensidad de cada idea, el brumoso sinsabor de cada arribo al final de una reflexión dialéctica.

La Idea del final de la lógica, la Idea con mayúscula retorna serpenteante al principio, porque en el principio está el todo completo que no podemos ver en un inicio. 

¿Quiénes no podemos ver?

Quienes estamos fuera de la vida misma que es un círculo con infinitos matices, y cada matiz puede desentrañarse en complejos conceptos que como aspas de un molino dispersa en rayos mil ideas.

El lector que está en el círculo hegeliano apenas puede captar una, dos o tres ideas y ya tiene demasiado para pensar en  su círculo vital. 

Y al retomar la obra (la Ciencia de la lógica o la Fenomenología del Espíritu, que son las dos más importantes para buscar deseo) Hegel sigue deseando y deseando hasta el infinito.


Digresión.

Zaffaroni (a quien respetamos mucho), en su Tratado de Derecho Penal, iniciado en 1980, al tratar la historia de las ideas y llegar a Hegel es muy duro con él, dijo esto de dialéctica del infinito y hasta el infinito. No puedo decir la inquietud que me dio su opinión y pensé en aquellos años escribir un texto para refutarlo. No lo hice pero lo sigo pensando. No digo las opiniones de Zaffaroni posteriores en el Tratado de 1995, aquí utiliza la crítica que no piensa en los negros, y otras por el estilo. Pero decimos la iniciada en 1980 nos parece más completa, pues la posterior parece acompañar la crítica que la posmodernidad hizo a Hegel.

No es que Hegel no tenga una dialéctica hacia el infinito y hasta el infinito. Es qué la crítica fundamental a esa posición es ¿Qué hay con eso? ¿Qué problema hay en eso?

Precisamente eso es criticar la masividad del deseo en Hegel. ¿Qué los asusta? ¿no es el mundo mismo capitalista la metáfora que surge, la voracidad capitalista y financiera? Precisamente ese carácter de la obra es lo que más me impulsaba a leerlo después de experimentar al capital financiero desde el Banco Central desde fines de “los ochenta” y los inicios de “los noventa”. Precisamente el deseo en Hegel es tan poderoso que es capaz de desafiar el capital financiero, porque es un poder a la altura de la locura de la financiarización del mundo.

Si queremos encontrar respuestas a este nuevo mundo iniciado en 1989 sino está en Hegel no la busquen en nadie más, porque no existe. 

Lo curioso es que Hegel no estaba loco, siguió siendo un profesor en Berlín en plena epidemia del cólera en 1831. Allí encontró la muerte por cólera –una enfermedad africana para él tan europeo-. Quizá este último accionar de Hegel de volver a Berlín a dar clases, su familia estaba en las cercanías de las ciudad por la epidemia, es la única autodestructiva que encuentro en su vida. ¿Pero qué le podemos reprochar? ¿Su temeridad? Pero era un profesor de la Universidad de Berlín, amaba la docencia más que nadie. Eso fue Hegel: un profesor alemán, mientras como recuerda Marx, los “genios” liberales  eran accionistas de compañías negreras. Al hijo fuera del matrimonio que tuvo lo llevo a vivir con su familia. Algo sumamente deshonroso para la época.

Si la contradicción dialéctica o la negatividad dialéctica es la base de su sistema, en esa negatividad o contradicción no entra, acaso, el negro, el judío, el disidente, el gay, el feminismo. Claro que sí. Se trata de ver sin temor. Hegel no es útil para los totalitarismos, la extrema racionalidad desde el inicio de su obra hace imposible congeniar con la irracionalidad porque esa base de negatividad en Hegel encuentra un “aufheben”, una idea dialéctica que no está nunca en paz, pero que asume la contienda sin sellar ningún mundo.

Aquí en este país, que tampoco está nunca en paz, tomemos del molino hegeliano, tomemos las ideas que lanzan las aspas para descansar un poco en justicia. Ningún tibio entenderá jamás a Hegel porque no entenderá nunca su mundo.

Es que para entender a Hegel es casi requisito entender el mundo que vivimos.


Digresión.

Sé que Heidegger en su libro sobre la Fenomenología del espíritu critica esta idea de molinete que algunos tienen (nosotros también) con Hegel, es que Heidegger quiso cancelar el movimiento en la quietud y serenidad del ser originario. Es posible que los marxistas hicieran abuso. Tanto abuso hicieron que Adorno escribió sobre la dialéctica negativa, dialéctica que nunca se asume en una "aufheben" mayor.

 Pero molinete no es lo mismo que un molino de finas aspas, pienso en los molinos harineros de nuestros gringos en los campos del litoral, molinos movidos armoniosamente por el viento, y al moverse empujaban la producción de materias primas para el consumo de alimentos para la familia. Nuestra idea del molino es cadenciosa. Ocurre que en el mundo que vivimos cualquier lector de Hegel y al  advertir el ritmo del concepto querrá rápidamente llegar al final, ver el desenlace, en qué se resuelve. Pero es inútil ese movimiento del lector. Es en el compás del proceso que está todo lo más importante, en la arquitectónica estructura moviéndose como montañas. No sé qué  idea teleológica capitalista le pusieron al lector en las Universidades argentinas. Pero no es por ahí.

Tampoco como lo resuelven Marcuse y Carlos Astrada en el sentido de lo que hay detrás  es trabajo humano en movimiento, lucha por la subsistencia o dialéctica amo-esclavo (Kojeve). Esta última de tanta influencia en el mundo psicoanalítico y marxista.

Todo eso está, pero sacarlo separadamente para dar un final de la obra es unilateral, incompleto. Es dejar de lado el “delirio báquico” de todo el andamiaje. Hay un transpirar del lector y del propio Hegel por dar respuestas al mundo que le tocó en suerte. Honneth avanzó algo con la lucha por el reconocimiento (que extrae de la dialéctica amo-esclavo). Pero si esa es la idea que buscaban ya pueden dejar la obra. Hay más respuestas, hay para todos y todas.

Carla Lonzi critica –en su conocido ensayo- implícitamente en el corazón del deseo de Hegel, su idea de superar el límite –ve como atributo masculino- y en el papel que reserva Hegel para la mujer en la Filosofía del Derecho, pues ve en el hombre el espíritu de la comunidad, y en la mujer en la espiritualidad familiar. Pero no ve que la mujer ingresa también en la base de su sistema en la negatividad, o la contradicción.

De un gran pensador no hay que llevarse por lo que propiamente digan en concreto sobre un tema cualquiera en una obra determinada, sino si en toda la obra no encuentra un lugar más apropiado para el mundo que vivimos. ¿Qué importancia tiene que Platón haya echado a los poetas de la República, si él también era un poeta y poética es la República?

“El infinito”, dice Hegel, “es el ser que se ha vuelto a reestablecer después de la limitación, el ser completamente afirmativo”.

¿Podemos en este mundo que vivimos someternos  a las bondades que nos imponen los límites que el sistema capitalista ha rigurosamente establecido para nosotros?. Un mundo lleno de limitaciones es un mundo burgués. Un hombre atribulado por los límites que el sistema capitalista le reserva para sí, no solo es un burgués sino que es un estúpido.

Es cierto que Hegel ve la necesidad de una comunidad realizada donde, entonces, la limitación es un borde que la racionalidad atribuye para el bienestar de la comunidad o bien común. Pero no estamos en ese mundo pensado por Hegel, tampoco lo estaba la Alemania de su época. Y nunca la humanidad ha estado alguna vez.


Digresión:

Otra noche. Cuando en mi cabeza nocturna se agolpan las ideas embriagadoras y voy hacia la notebook, Milo, el perro de casa, ladra al vacío. Presagio de deseo y goce. Pero no tengo nada que escribir. Si al otro día tengo que ir a la oficina, mejor. Toda filosofía tiene un principio de idealismo pues no se contenta con lo finito. En Hegel hay mucho más. Padece de la inconformidad del mundo tal como es. La inconformidad del mundo con lo finito. Si se conforman con las rutinas, las oficinas, los despachos, las empresas, las fábricas, los empleos, las profesiones, la inocencia del mundo; si se conforman con las filosofías que dicen la realidad es lo que ves, la realidad está en el pasado, en el ser, en el ser originario, en la serenidad, no lean a Hegel y pueden abandonar este texto. 

Ese superar el límite y volverse a reestablecer completamente afirmativo es el ser de Hegel. Un largo discurrir sobre el ser. Supuestamente las “historias del ser” lo habrían ubicado en su lugar, su lugar en el mundo. A los que se contentan con interpretar, con el fondo abismal de las palabras, con la podrida historia de esclavos en occidente. ¡Minga!


Digresión:

La palabra Minga no sé de donde viene. 

Acaso sé dónde va.


Continuación:

La interpretación de Andrea Bocelli de “Mujer si puedes tú con Dios hablar…”, que suena en la compu en castellano, tiene un tono  reconocible en cualquier parte del mundo: ¡Es un italiano!

Entonces, “los setenta”, “los ochenta”, y parte de “los noventa” se reconcilian con “Nos habíamos amado tanto”; “El Baile”; “La ciudad de las Mujeres” (y  algunas más). 

Y en ese final apoteótico de “Fellini” (1989), en: “La voz de la luna”: la trama del artista: el sueño que se vela: y el mundo de frivolidad seca que se aproxima. En ese baile clásico, cerca del final, donde todos van separándose para hacer una ronda alrededor de la pareja; no recuerdo qué músico clásico sonaba, creo que era un vals muy antiguo. ¡Qué puede decir el presente, ante ella, la señora historia!: migajas de maldad, putrefacción de los abismos, levitación del para qué, ramblar de la técnica.


 Y  nosotros: hombres, mujeres:  ¿A dónde vamos? 


Lo estoy viendo. 

No me subo. 

No voy. 

Renuncio. 


“He llegado hasta tu casa, yo no sé cómo he podido, si ya sé que volverás….qué silencio hay en tu puerta, al llegar hasta el umbral, un candado de dolor me detuvo el corazón. Nada nada queda en tu casa natal…todo es una cruz, nada más que tristeza y quietud….”.


El mundo que tuvo un cielo plagado de estrellas, el mundo de la ilusión compartida, el mundo de cara o cruz, no existe.  Se derrumbó como castillo de naipes: “le faltó piolín”. Piolín muchachos: se enterraba en la tierra, se estupidizó de  odio, de sinrazón; pero al menos: QUISO HACER OTRO MUNDO. No se conformó con lo finito, con la historia del ser. Pero ese final y ese otro final tan cercano nos dejaron varias estrellas, y varias estacas bien conocidas.


“En la antigüedad todas las respuestas terrenales encontraban sentido con el hilo de luz susurrante hasta el cielo. Ahora, el espíritu humanos se halla tan afincado a lo terrenal, que hace necesaria ¿la misma? (¿el mismo?) “¿Impulso?   (¿Fuerza?,  “para elevarla hasta el cielo”.

“El mundo parece suspirar tan sólo por una gota de agua en una rosa, por eso, por lo poco que el mundo necesita para confortarse, PUEDE MEDIRSE LA EXTENSIÓN DE LO QUE HA PERDIDO” (Hegel).


¡Ver, déjarse llevar, 

fluir, fluir, 

fluir, 

fluir como las madreselvas en flor! 


Déjate ir.

¡Qué nadie vendrá! 


Quedan algunas estrellas. No la conservemos en el interior infinito de la conciencia sino en lo finito de la existencia cotidiana,  laboral y profesoral. Entonces  la tierra susurrará hasta el cielo y en una de esas -no vas a creer- se cubre el cielo de estrellas y podemos alterar este destino.


Sos Vos el que está diciendo: 


No creo. 

Apagamos la luz. 


“No hay victoria. “

“No convenceréis”.


-No me subo. 


“-El mundo ha cambiado mucho”. 

“-Yo no”


-No me subo.

Es por otro lado.

No es por lo terrenal hundido en la tierra podrida de la mercancía.


Si ya dejaron de buscar. 

¿A dónde van ir?

¿A dónde nos quieren llevar?


Les aviso que yo no voy.

¿-A nadie le importa?

A mí sí.


Ni la autonomía moral kantiana les dice algo.

Ni la conciencia limpia les convence.


“Salta aquí, aquí está el Rodas, no allá en un  cielo lleno de huesos secos”.


Fluye, fluye, 

déjate llevar por un cielo de madreselvas, 

 el susurro de las chicharras y los grillos,

 y un “lento atardecer de verano”, 

que el río fluye, fluye orillando las islas

y va extinguiéndose en enredadera regadas por el mar.

entonces sí podemos cambiar nuestro destino.


Lo estoy viendo. 

No me gusta.


Es como una "naranja digital" de pesos y salarios

Como una obligación de las calandrias,

Como un casamiento católico,

Como música de supermercado,

Como dosis alta del Psiquiatra.

Como la soledad del hospicio.


No me subo. 

A ese mundo no voy.

Soy “Rey por inconveniencia” 

en el hospicio que me tocó en suerte.

Te regalo mi salario, 

mi casa, mi auto. 

Nada de eso tengo.

Te regalo la sube 

que es la única donde hay un peso.

Pero no voy.


Final:


Me pidieron que hablara del deseo en Hegel. 

No he podido. 

Teníamos que  separar, 

distinguir, clasificar 

y alongar.

¡Huesos secos!, 

¡Frío cálculo empresarial!


Es lo que podido,

Daniel, 

A lo mejor una mañana pueda escribir, con seriedad,  sobre el tema.

Abrazo.


Claudio Javier Castelli

24 y 25 de Octubre de 2021.











.







sábado, 23 de octubre de 2021

EL GOZANTE por Claudio Javier Castelli

 



He gozado como un hombre

He gozado como una mujer

Sé de la belleza de las mujeres

Sé de la belleza de los hombres

He bebido el licor de toda ausencia

He fumado la ilusión que no acobarda

Ni me han faltado abismos

Ni revientes

He buscado con desesperación un terapeuta

Han disuelto la magia los psiquiatras

He vuelto a trabajar todos los días

He tomado las pastillas cotidianas

He luchado contra el poderoso

Codo a codo con los desheredados

De la tierra

Noche tras noche de lectura y desarraigo

Hablo con Dios todos los días

Es más piadoso que todos los buenos 

Es más comprensivo que todos

los amigos

Sabe que uno apenas puede ser un hombre

He amado hasta el fin de todo amar

He animado a los que caen


Sé de la soledad y el infortunio

Sé de esa mujer que no vendrá

En toda música he descubierto 

La palabra

En toda palabra he descubierto

Toda música

He gozado con la nostalgia y el recuerdo

He gozado con ella cada tanto

Pero se vuelve a esfumar

En el crepúsculo

Y he vuelto a pensar en ella

Y todo es muro


Y he bebido otra vez el licor

De nuestra historia

He flotado en toda metafísica

He perseguido  con multitudes

Una estrella

Y en soledad la misma estrella

No he podido callarme

Cuando alguien llora

He perdido todo y más que todo

Me han humillado 

Como se humillan

Las palabras

He amado a una mujer

Por tantos años

Y el deseo me ha hecho perder

En un segundo

El horizonte


Bebe el licor, fuma y fuma

Habla con Dios todos los días

Y vuelve el deseo

Como una migaja que se pierde

En cada instante

Beban y beban, fumen y fumen

Gocen y gocen

La vida es corta

Más allá del miedo

Aguarda la esperanza

Y hay una estrella para todos

Y es compartida

Sufran y sufran

Alguien vendrá

Dios nos aguarda


Busquen las noches

No teman

La pasión es nuestra

 Y es  la Propia vida


Soy el gozante.


Claudio Javier Castelli

Octubre de 2021.-





sábado, 16 de octubre de 2021

AMANECER por Claudio Javier Castelli

 


Abruptamente la madruga

nos despierta de la vigilia nocturna,

entonces

nos acodamos al domingo

como imbuidos de ninguna parte.



La sal que tienen los libros

no la tienen

las palabras

repetidas en la memoria

como convicción

que se deshace.



El mate amargo

y el placer son frecuentes

en el alucinado titilar

de todas las cosas

separándose indefectiblemente

del íntimo tapiz

de las palabras.



Las luces prendidas

del patio esperan

que alguien las apague.

Nadie las apagará.



El perro ladra al abismo

de todo lo que existe.

Nadie lo silencia.



Y esos poetas raros

¡Qué tienen que ver!



Alguien

en una habitación contigua

cree fumar cigarrillos armados,

y ella,

intrusa,

como la madrugada,

retorna siempre

en despedida.



Todo es tantálico aquí,

Incluso la mañana

mujer madura

y despreocupada.



No muy lejos de San Telmo,

alguien se desangra

fusilado de “paco”

y de sal gruesa.



Y del lado de allá

naderías varias,

pócimas,

enjuagues,

maldiciones,

y paraguas.



El gato

Sale de la habitación

y viene hacia la mesa

queriendo

entablar conversación.



Un poeta reparte

la “porción de caos”

para que el mate amargo

no tenga solo

el sabor del tango: “Trenzas”.





El remolino

se transforma en haz.



Fumando espero”

que Marina Delgado

cierre el quiosco de flores

y abra la mañana.



Nadie se mueve aquí,

ni “leerá los diarios

como oración matutina”,

no hay dioses

en el Reino del Señor.



¿Por qué nos resistiremos tanto

a dormir?



Carla Lonzi dirá:

el afán de los hombres

por ir más allá de sus límites”.



Humo y hastío entonces

para todos y  todas.




Un hombre desde la frazada

mira una “mujer vistiéndose

para partir”.



Todos sabemos

que no volverá.





Claudio Javier Castelli

Octubre de 2021.