miércoles, 15 de agosto de 2018

¿UN CUENTO CHINO O ARGENTINO?, Por Roberto Sutil para Vagos y Derecho (Taller Literario)


Carlos se definía como un obrero. Eso que lo llenaba de orgullo y le inflaba el pecho. Sus años de gloria, de fuerza, de energía los había puesto al servicio de Astilleros. Cuando decía donde trabajaba lo manifestaba desde el lugar de pertenencia, no era un simple sitio era su significación de vida. Él nunca se sentía individuo, formaba parte de un equipo que su cristalización era ver recorrer en los mares los resultados de aquel esfuerzo colectivo. Carlos ingresó a la década de los 90 con muchos años de servicios, con tres niñas que alimentar y con la expectativa de un nuevo gobierno. Ese gobierno inició una política de privatizaciones que llegó a cada rincón del país, se aplicaban recetas que otorgaban señores extranjeros. Astilleros no pudo evadir ese contexto político pese a su lucha congruente del conjunto de trabajadores. La realidad le marcó que no le depositarían el salario por varios meses y tuvo que aceptar el soborno de un retiro voluntario, así le dieron una suma de dinero que significaba la mitad de una indemnización por despedido, pero tenía sus hijas que alimentar. Así deambuló sus años entre depresiones y miserias luego de haberse terminado la suma entregada como retiro. A sus 65 años y por sus más de 30 años de servicios pudo alcanzar una jubilación mínima para poder subsistir y empezó un largo recorrido judicial para que le reconozcieran su haber conforme a los años trabajados. En el 2015 logro sentencia definitiva por un reconocimiento del Estado de 800 mil pesos más intereses por ese reclamo justo que había iniciado. En ese 2015 empezaba un nuevo proceso político que lanzaba una reparación histórica para los jubilados. Carlos con sentencia en mano fue en busca de su reparación para poder disfrutar sus años, con 75 sobre su espalda, con lo que honestamente se ganó como obrero. Un hombre de saco y corbata le explico que la reparación consiste en hacerle una quita del 60 % o más de la sentencia, pero que le darán cerca 200 mil en efectivo. Hoy Carlos está mirándose al espejo recordando cuando tuvo que aceptar el retiro voluntario, porque le han dejado saber que si no acepta esta reparación quizás a la sentencia no la cobre nunca. ¿Puede Carlos ser dos veces maltratado tan sólo por ser un trabajador?. ¿Usted se va a quedar cómodamente en el sillón mientras todos los Carlos son apuñalados por políticas de un Estado insensible? Sí decide esto último sepa que esas políticas tienen un puñal para Usted.

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