domingo, 8 de agosto de 2021

SOBRE DUDAS E INTELECTUALES por Claudio Javier Castelli


Rober Musil

 “Porque sólo los locos, los desequilibrados y los maniáticos pueden resistir largo tiempo al fuego del entusiasmo; el hombre sano debe contentarse con declarar que, sin una chispa de ese misterioso fuego la vida no vale la pena vivirse”.

“El hombre sin atributos”.

Robert Musil



La duda metódica es un camino necesario de las ciencias filosóficas y sociales. El territorio del pensamiento es un universo de incertezas, “ilustres incertidumbres”, como Borges definiera a la metafísica.

Ante esas incertidumbres es común especular, meditar, analizar, y, a veces, optar, pero nunca se resuelve en una única opción, sino que son varias las formas de abordarlo al tema, e infinitas las interpretaciones. El asunto nunca queda zanjado.

Cuanto mayor sea la distancia entre el pensamiento y el mundo real menos rumbo alineado tiene aquel; y aún en dialéctica con la realidad y la enorme complejidad de esta hace que exista la duda en la forma de resolverla.

Es cierto que en el mundo de hoy quedan pocos de ese tipo de sujetos kantianos que deciden qué mundo habitar.  Los condicionamientos familiares, limitaciones económicas, las instituciones escolares, la formación de cada uno, y por supuesto, los medios de comunicación hicieron todo lo demás.

Los intelectuales -si podemos llamarlos así- hacen del pensamiento y la duda un ejercicio, y muchas veces se transforma en hábito. También puede devenir en rutina aun en terrenos que no esquivan las certezas.

En definitiva, toda opción encierra una certeza, aún más, la propia duda encierra una: la certeza sobre la duda misma. Hegel dice -en la introducción de la Fenomenología del espíritu, párrafo 2do.- que “ese temor a errar sea ya el error mismo”, y que el “temor a errar sea ya el temor a la verdad”.

Claro es que lo decía dentro del camino de la experiencia con el absoluto: “el saberse incondicionado es en cuanto la subjetividad del sujeto, la absolutez del absoluto”, al decir de Heidegger, y de la filosofía moderna. Continúa este último autor: “No pretende -Hegel- que la ciencia pueda ponerse a la tarea sin reparo alguno, desechando cualquier tipo de examen. El conocimiento absoluto es mucho más escrupuloso de lo que nunca podría serlo la actitud escrupulosa” (agregamos nosotros) de quienes Hegel estaba criticando allí -Descartes y Kant-.

Es que para Hegel el pensamiento no es un medio o instrumento para conocer lo absoluto, sino lo absoluto mismo.

Creemos que en todo intelectual yace un sentimiento de las limitaciones del pensamiento como medio o instrumento. Nosotros no lo tenemos, el pensamiento es el absoluto mismo, así como la realidad, y estando inmersos en el mundo formamos parte de él. No es algo que observamos desde fuera del mismo.

Como Hegel somos idealistas absolutos. Pero no hay que asustarse de esto, toda filosofía presupone idealismo pues no se conforma con la finito como “verdadero existente”. La tarea es ver en qué medida ese idealismo está efectivamente realizado. En Hegel un poco más.

Creemos que es una forma de interpretar el mundo mientras estamos en él.

 Existe una contienda primera a la Hegel-Marx, Hegel-Kierkegaard y otras por el estilo que sucedieron a la muerte del profesor alemán, pues hay una decisiva en su formación y en su obra que es el debate Kant-Hegel o Hegel-Kant.

Es seguro que Hegel estuvo dispuesto a reconocerle a Kant mucho menos de lo que lo había influido, pero son permanente en su obra las referencias al autor de las tres críticas.

Todo lo que dijimos en los párrafos anteriores forman parte de la contienda de Hegel con Kant. Es que Hegel refiriéndose a Kant dice -y siguiendo a Anselmo- que en la filosofía hay que “tirarse al agua del filosofar”, no es que uno está de aquí para allá para optar por el método elegido, y si el método es externo al objeto. Para Hegel “el método es la conciencia relativa a la forma del auto movimiento interior de su contenido”. Es decir, método y contenido, sujeto, objeto, forman parte de lo mismo del mismo contenido, del mismo sujeto que desde un prisma es sujeto y desde otro punto de vista es objeto.

Amelia Podetti, en su “Comentario a la Introducción a la Fenomenología del Espíritu” (ditorial Biblos, 2007, pág. 73 y 74) dice: “En cuanto a la filosofía crítica, que pese a la existencia efectiva de la ciencia teme caer en el error, Hegel se pregunta por qué ese temor  no paraliza también la actividad crítica, y muestra como la crítica admite acríticamente muchos presupuestos: presupone que el conocimiento es un instrumento o médium; presupone que nosotros somos diferentes de ese conocimiento, y sobre todo presupone que lo absoluto y el conocer están separados, y que, sin embargo, puede haber un conocimiento verdadero, aunque ningún conocimiento pueda conocer lo real”. Más adelante, sigue: “La filosofía crítica, que pretende ser miedo al error, es más bien miedo a la verdad, porque la verdad es siempre conocimiento de lo absoluto, del verdadero ser. El miedo al error sólo se justifica si verdad y conocimiento del ser no coinciden; el miedo al error se justifica si un conocer que no conoce el ser en sí pueda ser, pese a ello, verdadero, o si el conocer en general es igualmente verdadero aunque sea incapaz de conocer el ser verdadero. Si tal conocer en particular, o el conocer en general, por su naturaleza, no conoce lo efectivamente real, se requiere la cautela expresada por el miedo al error, pues falta la prueba que lo absoluto mismo, en cuanto por definición es verdadero, proporciona al conocimiento”.

Como dijimos, en Hegel: tanto método y contenido, así como verdad y ser, coinciden, así como verdad y absoluto. Y el absoluto es un proceso que se devela por matices diferentes que va adoptando en la historia del pensamiento y en la historia del mundo, por estados que se van sucediendo. Lo absoluto es el ser, la verdad, el espíritu. Que a la concepción hegeliana de autoconciencia, autorreferencia, autoobjetivación, historia, nosotros le agregamos el sentido Neo testamentario de “Neuma”, hálito finísimo, soplido. Es el de nuestra existencia como humanos en la tierra. Y es el hálito que nos une a todos los humanos, al planeta, al universo, y en el escriba también  a Dios.

Nuestra existencia es finita pero compartimos la infinitud al compartir con los demás, al integrarse a la vida del planeta, del universo, del espíritu cósmico, y de Dios que está en todos ellos pero va más allá. Como Hegel somos “paneteísta” no confundimos a Dios con el mundo, pero lo encontramos en él, y Dios se reserva un más allá que “sobre puja todo entendimiento humano”.

Creo que ha sido desmedida la influencia de Kojève –con toda la profundidad de sus textos-, quien le dio a Hegel una idea antropológica y atea,  es una leyenda  común en el mundo marxista, herencia de la Academia de Ciencias de la URSS, y posteriormente, la derivas posestructuralistas de la filosofía francesa. Raro, Marx dijo otra cosa y vio bien la corteza mística en Hegel.

Resulta demodé sostener hoy la distinción entre la izquierda y la derecha hegeliana. Con Hegel jamás se puede ser tan de izquierda, ni tan de derecha. Lo cierto es que son múltiples las interpretaciones posibles.

Hoy solo los filósofos alemanes contemporáneos quieren darle una interpretación objetiva. Fuera de allí todo es posible. Aquí en Latinoamérica, por supuesto. Lo que no es serio es basarse en esa vieja distinción de derecha e izquierda hegeliana para denostar a quienes lo interpretamos de manera política, mística, y poética. No sé bien en qué mundo están viviendo o qué película se hicieron.

En ese sentido es anacrónico pensar que la única deriva posible de alejarse algo de Marx, sea la interpretación de Giovanne Gentile que acompañó al fascismo italiano; solo en el previo al fascismo hay algo de Hegel en él. Herbert Marcuse en su conocido ensayo “Razón y revolución” hizo añicos la interpretación hegeliana de aquel. Aquí tengo entendido que existe el peronismo, y existió un personaje: Juan Perón. ¿De qué estamos hablando? ¿De qué tienen miedo? ¿De repetir qué? Un dislate. También está Cristina por las dudas y la experiencia histórica de su gobierno.

Hoy están Alberto y Cristina. La energía que está retomando Alberto previo a las elecciones, era la que le pedíamos en los blog desde el primero de mayo de este año. Si bien las interpretaciones de las posturas políticas de los sujetos son libres, y suelen estar muy sujetas a las intrínsecos espectros que lo rodean, así como a sus experiencias, y ya que nos gusta tanto la racionalidad política de Alberto Fernández, no es muy coherente alejarse de esa racionalidad para interpretar a los demás que están en mismo bando. Sobre todo cuando el peronismo, aun el histórico, se hizo siempre con socialistas, radicales, conservadores, comunistas, trotskistas, feministas, católicos, protestantes, hegelianos o marxistas, y por supuesto: peronistas.

Lo que puede ocurrir que siendo tan incómodo el mundo actual, tan peregrino, uno se aferre a lo que tiene –en patrimonio, en espíritu, y en gobierno- porque piense que nos lo van a quitar. En ese caso ya no se es tan progresista, y se transforma uno en un conservador.

El absoluto y sus matices son un proceso continuo y permanente.

 

 

2 comentarios:

  1. A lo dicho, agrego :Sin Hegel no es posible pensar el Psicoanálisis, Freud, analiza la autoconciencia, que es construirse con el otro , con los otros, ese movimiento autoconsciente, es nuestra humanidad y es nuestro conflicto, es el amor, en fin todo lo que acontece a lo humano. Es Hegel quien introduce en su Filosofía del Derecho, el concepto de Sociedad Civil. Y comparto con el autor de la nota, que es Hegel, el joven Hegel, que en 1807, mucho antes que Frederick Nietzsche, habla de la muerte de Dios y de las consecuencias para el Ser. Lejos del ateísmo, trata de dar una respuesta a esa desolación.

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  2. Otro si Digo: El Autor, habla del "Neuma "unión o "conectividad", entre la humanidad, otros seres y la tierra. Ilya Prigogine, Premio Nobel de Química habla en la Teoría del Caos, algo parecido al "Neuma" de Chuny. Prigogine dice que el aleteo de una mariposa puede generar una inundación en NY City, interconexión entre la tierra y los seres, y muy hegelianamente, habla que el Caos tiene en su interior, el orden , cualquier referencia al método de Hegel, de movimiento, es pura coincidencia .!!!

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