Rober Musil |
“Porque sólo los locos, los desequilibrados y los maniáticos pueden resistir largo tiempo al fuego del entusiasmo; el hombre sano debe contentarse con declarar que, sin una chispa de ese misterioso fuego la vida no vale la pena vivirse”.
“El hombre
sin atributos”.
Robert
Musil
La duda metódica es un camino necesario de las ciencias
filosóficas y sociales. El territorio del pensamiento es un universo de
incertezas, “ilustres incertidumbres”, como Borges definiera a la metafísica.
Ante esas incertidumbres es común especular, meditar,
analizar, y, a veces, optar, pero nunca se resuelve en una única opción, sino
que son varias las formas de abordarlo al tema, e infinitas las
interpretaciones. El asunto nunca queda zanjado.
Cuanto mayor sea la distancia entre el pensamiento y el
mundo real menos rumbo alineado tiene aquel; y aún en dialéctica con la
realidad y la enorme complejidad de esta hace que exista la duda en la forma de
resolverla.
Es cierto que en el mundo de hoy quedan pocos de ese tipo
de sujetos kantianos que deciden qué mundo habitar. Los condicionamientos familiares,
limitaciones económicas, las instituciones escolares, la formación de cada uno,
y por supuesto, los medios de comunicación hicieron todo lo demás.
Los intelectuales -si podemos llamarlos así- hacen del
pensamiento y la duda un ejercicio, y muchas veces se transforma en hábito.
También puede devenir en rutina aun en terrenos que no esquivan las certezas.
En definitiva, toda opción encierra una certeza, aún más,
la propia duda encierra una: la certeza sobre la duda misma. Hegel dice -en la
introducción de la Fenomenología del espíritu, párrafo 2do.- que “ese temor a
errar sea ya el error mismo”, y que el “temor a errar sea ya el temor a la
verdad”.
Claro es que lo decía dentro del camino de la experiencia
con el absoluto: “el saberse incondicionado es en cuanto la subjetividad del
sujeto, la absolutez del absoluto”, al decir de Heidegger, y de la filosofía
moderna. Continúa este último autor: “No pretende -Hegel- que la ciencia pueda
ponerse a la tarea sin reparo alguno, desechando cualquier tipo de examen. El
conocimiento absoluto es mucho más escrupuloso de lo que nunca podría serlo la
actitud escrupulosa” (agregamos nosotros) de quienes Hegel estaba criticando
allí -Descartes y Kant-.
Es que para Hegel el pensamiento no es un medio o
instrumento para conocer lo absoluto, sino lo absoluto mismo.
Creemos que en todo intelectual yace un sentimiento de
las limitaciones del pensamiento como medio o instrumento. Nosotros no lo
tenemos, el pensamiento es el absoluto mismo, así como la realidad, y estando
inmersos en el mundo formamos parte de él. No es algo que observamos desde
fuera del mismo.
Como Hegel somos idealistas absolutos. Pero no hay que
asustarse de esto, toda filosofía presupone idealismo pues no se conforma con
la finito como “verdadero existente”. La tarea es ver en qué medida ese
idealismo está efectivamente realizado. En Hegel un poco más.
Creemos que es una forma de interpretar el mundo mientras
estamos en él.
Existe una
contienda primera a la Hegel-Marx, Hegel-Kierkegaard y otras por el estilo que
sucedieron a la muerte del profesor alemán, pues hay una decisiva en su
formación y en su obra que es el debate Kant-Hegel o Hegel-Kant.
Es seguro que Hegel estuvo dispuesto a reconocerle a Kant
mucho menos de lo que lo había influido, pero son permanente en su obra las
referencias al autor de las tres críticas.
Todo lo que dijimos en los párrafos anteriores forman
parte de la contienda de Hegel con Kant. Es que Hegel refiriéndose a Kant dice
-y siguiendo a Anselmo- que en la filosofía hay que “tirarse al agua del
filosofar”, no es que uno está de aquí para allá para optar por el método
elegido, y si el método es externo al objeto. Para Hegel “el método es la
conciencia relativa a la forma del auto movimiento interior de su contenido”.
Es decir, método y contenido, sujeto, objeto, forman parte de lo mismo del
mismo contenido, del mismo sujeto que desde un prisma es sujeto y desde otro
punto de vista es objeto.
Amelia Podetti, en su “Comentario a la Introducción a la
Fenomenología del Espíritu” (ditorial Biblos, 2007, pág. 73 y 74) dice: “En
cuanto a la filosofía crítica, que pese a la existencia efectiva de la ciencia
teme caer en el error, Hegel se pregunta por qué ese temor no paraliza también la actividad crítica, y
muestra como la crítica admite acríticamente muchos presupuestos: presupone que
el conocimiento es un instrumento o médium; presupone que nosotros somos
diferentes de ese conocimiento, y sobre todo presupone que lo absoluto y el
conocer están separados, y que, sin embargo, puede haber un conocimiento
verdadero, aunque ningún conocimiento pueda conocer lo real”. Más adelante,
sigue: “La filosofía crítica, que pretende ser miedo al error, es más bien
miedo a la verdad, porque la verdad es siempre conocimiento de lo absoluto, del
verdadero ser. El miedo al error sólo se justifica si verdad y conocimiento del
ser no coinciden; el miedo al error se justifica si un conocer que no conoce el
ser en sí pueda ser, pese a ello, verdadero, o si el conocer en general es
igualmente verdadero aunque sea incapaz de conocer el ser verdadero. Si tal conocer
en particular, o el conocer en general, por su naturaleza, no conoce lo
efectivamente real, se requiere la cautela expresada por el miedo al error,
pues falta la prueba que lo absoluto mismo, en cuanto por definición es
verdadero, proporciona al conocimiento”.
Como dijimos, en Hegel: tanto método y contenido, así
como verdad y ser, coinciden, así como verdad y absoluto. Y el absoluto es un
proceso que se devela por matices diferentes que va adoptando en la historia
del pensamiento y en la historia del mundo, por estados que se van sucediendo.
Lo absoluto es el ser, la verdad, el espíritu. Que a la concepción hegeliana de
autoconciencia, autorreferencia, autoobjetivación, historia, nosotros le
agregamos el sentido Neo testamentario de “Neuma”, hálito finísimo, soplido. Es
el de nuestra existencia como humanos en la tierra. Y es el hálito que nos une
a todos los humanos, al planeta, al universo, y en el escriba también a Dios.
Nuestra existencia es finita pero compartimos la
infinitud al compartir con los demás, al integrarse a la vida del planeta, del
universo, del espíritu cósmico, y de Dios que está en todos ellos pero va más
allá. Como Hegel somos “paneteísta” no confundimos a Dios con el mundo, pero lo
encontramos en él, y Dios se reserva un más allá que “sobre puja todo entendimiento
humano”.
Creo que ha sido desmedida la influencia de Kojève –con toda
la profundidad de sus textos-, quien le dio a Hegel una idea antropológica y
atea, es una leyenda común en el mundo marxista, herencia de la
Academia de Ciencias de la URSS, y posteriormente, la derivas
posestructuralistas de la filosofía francesa. Raro, Marx dijo otra cosa y vio
bien la corteza mística en Hegel.
Resulta demodé sostener hoy la distinción entre la
izquierda y la derecha hegeliana. Con Hegel jamás se puede ser tan de
izquierda, ni tan de derecha. Lo cierto es que son múltiples las
interpretaciones posibles.
Hoy solo los filósofos alemanes contemporáneos quieren
darle una interpretación objetiva. Fuera de allí todo es posible. Aquí en
Latinoamérica, por supuesto. Lo que no es serio es basarse en esa vieja
distinción de derecha e izquierda hegeliana para denostar a quienes lo
interpretamos de manera política, mística, y poética. No sé bien en qué mundo
están viviendo o qué película se hicieron.
En ese sentido es anacrónico pensar que la única deriva
posible de alejarse algo de Marx, sea la interpretación de Giovanne Gentile que
acompañó al fascismo italiano; solo en el previo al fascismo hay algo de Hegel
en él. Herbert Marcuse en su conocido ensayo “Razón y revolución” hizo añicos
la interpretación hegeliana de aquel. Aquí tengo entendido que existe el
peronismo, y existió un personaje: Juan Perón. ¿De qué estamos hablando? ¿De
qué tienen miedo? ¿De repetir qué? Un dislate. También está Cristina por las
dudas y la experiencia histórica de su gobierno.
Hoy están Alberto y Cristina. La energía que está
retomando Alberto previo a las elecciones, era la que le pedíamos en los blog
desde el primero de mayo de este año. Si bien las interpretaciones de las
posturas políticas de los sujetos son libres, y suelen estar muy sujetas a las intrínsecos
espectros que lo rodean, así como a sus experiencias, y ya que nos gusta tanto
la racionalidad política de Alberto Fernández, no es muy coherente alejarse de
esa racionalidad para interpretar a los demás que están en mismo bando. Sobre
todo cuando el peronismo, aun el histórico, se hizo siempre con socialistas,
radicales, conservadores, comunistas, trotskistas, feministas, católicos,
protestantes, hegelianos o marxistas, y por supuesto: peronistas.
Lo que puede ocurrir que siendo tan incómodo el mundo
actual, tan peregrino, uno se aferre a lo que tiene –en patrimonio, en espíritu,
y en gobierno- porque piense que nos lo van a quitar. En ese caso ya no se es
tan progresista, y se transforma uno en un conservador.
El absoluto y sus matices son un proceso continuo y
permanente.
A lo dicho, agrego :Sin Hegel no es posible pensar el Psicoanálisis, Freud, analiza la autoconciencia, que es construirse con el otro , con los otros, ese movimiento autoconsciente, es nuestra humanidad y es nuestro conflicto, es el amor, en fin todo lo que acontece a lo humano. Es Hegel quien introduce en su Filosofía del Derecho, el concepto de Sociedad Civil. Y comparto con el autor de la nota, que es Hegel, el joven Hegel, que en 1807, mucho antes que Frederick Nietzsche, habla de la muerte de Dios y de las consecuencias para el Ser. Lejos del ateísmo, trata de dar una respuesta a esa desolación.
ResponderEliminarOtro si Digo: El Autor, habla del "Neuma "unión o "conectividad", entre la humanidad, otros seres y la tierra. Ilya Prigogine, Premio Nobel de Química habla en la Teoría del Caos, algo parecido al "Neuma" de Chuny. Prigogine dice que el aleteo de una mariposa puede generar una inundación en NY City, interconexión entre la tierra y los seres, y muy hegelianamente, habla que el Caos tiene en su interior, el orden , cualquier referencia al método de Hegel, de movimiento, es pura coincidencia .!!!
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