Escribíamos sobre las páginas vacías
del envés de una novela
que habías desechado.
Tus cumpleaños, raros acontecimientos
rebalsando de amigos, alcohol, palabras, cigarros
y una humareda enredada
que desvanecía los fantasmas
de la ternura de vivir.
Universo infinito de literatura
cuando leías un texto con voz raspada,
con énfasis en los pasajes
donde nos desprendíamos
de eso que llamamos mundo
para acceder a un delirio báquico
de palabras, comas, tres puntos,
y poesía.
Amabas la literatura norteamericana
y el barroco
vive este en tus novelas y poesía.
¿Qué tienen las palabras
cuando las dice un poeta?
se abren como se abren las puertas del cielo
en todas las religiones.
Tengo mucha nostalgia
de aquel taller de escritura de los ochenta
cuando todos eramos jóvenes.
¿Qué sabíamos nosotros
de la conjura que aguarda
en el humo de los cigarrillos?
¿Qué sabíamos nosotros
de lo que el país echó a andar?
Muchos descubrimos en tu taller
un laberinto sin hilo de Ariadna
para socorrernos del temblor de las palabras.
Pobres y torpes son las mías
van como exiguo homenaje
a todo lo que aprendimos.
Ahora le estarás recitando a Dios
un cuento de Carpentier,
y éste asombrado, como dice Aristóteles de la Metafísica:
"siente envidia de los humanos"
cuando descubren el resplandor de lo sublime
y el soplo de lo sagrado.
1° de Septiembre de 2020.
Hermoso poema. Dan fue a su taller, que bueno es tener en la vida a Maestros, esos seres sabios que transmiten más allá de las palabras. Es un poema realmente bellas musas estuvieron danzando por ahí. abrazo
ResponderEliminar¡Gracias, Analía!!!
EliminarNo conocí al occiso y por mor de tu sentido poema siento que me perdí algo importante.
ResponderEliminar¡Gracias, Juan!!
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