Un infinito a la intemperie
desde el ventanal de Mendoza,
la correntada de la montaña,
el remanso de las arboledas.
Altillo abrazado al humo del cigarrillo,
trenes paradisíacos,
la seis del sol en la calle.
Sábanas desorientadas en las cumbres,
imperceptibles tejas de violáceo riego.
Transeúntes duplicándose en los autos
recorren las acequias vecinales,
pájaros.
catedrales.
En los suburbios las casas
barrenan las heridas gramillas
y descubren las aguas dispersas
por el deshielo repentino
El oleaje de las rutas
abre los sepulcros bautismales;
el relámpago ofrecido
en bella desnudez
retorna al infinito.
Ese país
al alcance del espejo
en la habitación 706.
1993/2021
Muy bueno, Chuni! Una expresión surrealista e integral!! Me gustó!!
ResponderEliminarMuy buena descripción del paisaje mendocino. Carli
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